6 - Cambio de cabeza

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Kara se despertó con un ruido sordo, una garganta reseca y una sensación de desorientación. ¿Qué pasaba con los hoteles insistiendo en cerrar las ventanas con cerrojo y bombear aire viciado a través de los aires acondicionados?

¿Y qué demonios la había despertado? Retiró las sábanas y se dirigió hacia la puerta, la abrió y miró hacia afuera. El corredor estaba vacío.

La cerró y miró a su alrededor.

Otro golpe. Más agudo esta vez.

Espera, ¿el sonido venía de su armario?

Bostezó y tropezó con su bolsa de lona en el camino para abrir la puerta. En lugar de bastidores o perchas, encontró una vista mucho más irritante.

–Ya era hora, Danvers–, dijo Luthor. –Estaba empezando a pensar que ibas a dormir todo el día. Vamos, tenemos trabajo que hacer.

Kara miró a Luthor. Estaba impecablemente vestida con un par de jeans nuevos y una camisa azul claro y desabrochada sobre una camiseta blanca de diseñador.

Ella parpadeó hacia su compañera, todavía medio dormida y desorientada. –¿Habitaciones contiguas?

¿Cuándo se había decidido eso?

–Claramente, nuestro pequeño amigo en la recepción cree que estamos suprimiendo nuestros deseos secretos o ocultándolos del mundo–, las palabras fueron arrastradas. –¿Ahora crees que puedes deshacerte de la ropa de ayer, tomar una ducha y unirte a mí para desayunar en algún momento hoy? Nos organicé una reunión esta mañana.

–¿Reunión?

–Ducha primero–. Hubo una larga pausa mientras miraba por encima del hombro de Kara y examinaba las sábanas arrugadas en una pila sobre su cama.

Kara frunció el ceño y se pasó los dedos por el pelo. Entonces ella tenía el sueño desordenado. ¿Y qué? Como si fuera a ser juzgada antes del desayuno por no despertarse en una cama perfectamente hecha. Se rascó deliberadamente el trasero.

Luthor sacudió la cabeza, dio un paso atrás y cerró la puerta contigua entre ellas con un golpe decisivo. –En mi habitación, quince minutos–, dijo a través de la puerta. Kara miró a la puerta y le ofreció un dedo medio. La puerta se volvió a abrir de repente. Kara se congeló, con los ojos muy abiertos, mientras Luthor agregaba: –Y Danvers, hoy nos reuniremos con alguien, así que trata de vestirte como corresponde.

El enfoque de Luthor se movió hacia el dedo de Kara, que Kara tímidamente apretó en un puño.

–Correcto–, dijo y se aclaró la garganta.

Catorce minutos y una ducha después, entró en la otra habitación y se echó el pelo hacia atrás con la mano. Luthor levantó la vista del Nevada Appeal y dejó el periódico local a un lado. –Me tomé la libertad–, dijo agitando su mano en un plato de frutas, croissants, panqueques y cupcakes. –No sabía lo que te gustaba, así que pedí cualquier cosa que tuviera azúcar y grasa. La ensalada de frutas es para mí–, añadió secamente y apuñaló una uva con su tenedor.

–No sé de dónde sacas la idea de que solo como basura–. Kara tomó un croissant y un poco de mantequilla.

–Es un misterio–, murmuró Luthor y le dio un codazo a la pila de panqueques que rezumaban jarabe de arce.

–Entonces–, Kara miró la edición de la mañana, –¿sucede algo emocionante en estas partes?

–Me gustaría decir lo usual, pero no hay nada usual en Nevada. La página diez dice que los planes se han estancado para mover la cámara de ejecución del estado de Carson City más cerca de Ely y sus condenados a muerte. Aparentemente, las salas de exterminio sancionadas por el estado son tan mundanas que ni siquiera llegan al frente.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora