XI - Poco a poco

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Se detuvieron en el camino y Kara prácticamente se cayó. Estaba emocionalmente agotada, más allá de su línea plana física habitual después de un día caminando por una feria bajo el sol ardiente. Solo podía imaginar lo aniquilada que se sentía Lena. Todos sus hermanos bajaron y entraron.

Lena salió lentamente y se apoyó contra la camioneta. Ella no hizo ningún movimiento hacia la casa. Simplemente la miró fijamente.

–Vamos–, dijo Kara. –Parece que necesitas algo de espacio lejos de la chusma. Vamos a sentarnos debajo del árbol hasta la cena.

Lena asintió y comenzó a caminar en esa dirección. Levantando una manta doblada de la parte trasera de la camioneta sobre su hombro, Kara la alcanzó.

Después de algunos pasos, Lena la miró. –¿Tus hermanos realmente hubieran usado a Stephanie ... Andrea ... como una piñata si lo hubieras pedido?

–Bueno, no literalmente, pero claro, la habrían sacudido un poco. Y lo harían si tú también lo pidieras. Tienes algunos derechos con ellos.

Lena no dijo nada más y siguieron caminando en silencio.

Deslizando un brazo alrededor de su cintura, Kara dijo, después de unos minutos, –¿Quieres hablar de eso?

–No.

–Bueno.

Después de un momento, Lena explotó de repente. –¿Qué se puede decir? Ella era mi peor escenario después de todo. Yo fui un peón. Dios, debería haberlo sabido mejor. Soy reportera y confié en mi fuente porque yo...– Ella dejó de hablar.

–¿La amabas?– Kara no estaba muy segura de querer saber la respuesta.

–Yo ... No. Bueno, podría haberse convertido en eso. Se había convertido en lo que había determinado que era mi pareja perfecta. ¡Infierno! ¿Qué tan fácil debe haber sido manipularme? ¿Qué tan fácil hubiera sido hacerme amarla?

–¿Crees que ella era tu pareja perfecta?– Kara trató de empujar hacia abajo el tenue y rizado zarcillo de los celos.

–Ella ciertamente intentó serlo. Sin embargo, no quiero pensar en que me guste en este momento. O lo que significa. No quiero pensar en nada de esto.

–Muy bien, el tema cambiará–. Kara le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

Llegaron al árbol, pero en lugar de detenerse, Kara tomó la mano de Lena y la atrajo hacia el final de la propiedad. Ella señaló un lugar favorito de hierba. –Si te sientas aquí y miras entre esos dos árboles, obtienes una vista espectacular del atardecer.

Extendió la manta. Después de caer al suelo, Kara dio unas palmaditas en un lugar a su lado. Lena se instaló a su lado.

–Esta noche va a ser hermosa. Puedo decirlo–. Kara deslizó su mano nuevamente en la de Lena.

Se sentaron en silencio y observaron cómo el cielo cambiaba de azul intenso a rojo y luego rosado. Los colores surcaron el horizonte como el pincel de un artista impresionista, audaz y apasionado.

Apoyada contra su prometida, Kara quería que sintiera la calidez y el amor que sentía por ella.

El atardecer se convirtió en noche. Las estrellas del crepúsculo acababan de salir. Kara sabía que probablemente deberían entrar, pero no quería moverse cuando Lena parecía tan perdida en sus pensamientos. Tenía mucho que desenredar, y Kara se quedaría a su lado todo el tiempo que fuera necesario.

Lena finalmente se movió y dijo algo suave y débil.

–Lo siento, no pude escuchar–. Kara se giró hacia ella.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora