XVI - Reinado de terror

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El reinado del terror, como lo denominó Kara, comenzó exactamente veinticuatro horas después de que Lionel Luthor prometiera fastidiar a Kara.

Bueno, él había prometido que solo tomaría un día.

En un momento habían estado debatiendo celebrantes; Al siguiente, el teléfono de Kara comenzó a encenderse con un correo electrónico tras otro. Primero llegaron recordatorios de facturas impagas que ella sabía que había pagado. Luego, recibió un correo electrónico de su banco sobre su tarjeta de crédito 'robada', informándole que había sido cancelada. Entonces las cosas aumentaron otra muesca.

–Pensé que habías dicho que tu padre no se molestaría en perseguirme–, se quejó Kara mientras trabajaba su teléfono furiosamente, lanzando correos electrónicos para corregir la avalancha de travesuras. –Pero estoy segura de que se divierte.

–No sabemos que sea él.

–¿De verdad? ¿Has visto mi página de Facebook últimamente? Esto es realmente personal.

Lena miró su pantalla, se detuvo y se inclinó más cerca. –Espera, ¿tuviste tres arrestos por conducir alcoholizada en edad universitaria, entre vender droga y ser una escort de clase alta para pagar tus cuotas universitarias ¿Qué es todo esto?

Kara sacudió la cabeza aturdida ante la página que había sido hackeada hace unos cuarenta minutos. –También me interesa el sexo casual con extraños. Sé esto porque lo dice en esa publicación fijada. Incluso tiene mi número de celular–. Ella frunció el ceño. –Nadie podría acusar a tu padre de ser sutil.

Sonó su teléfono y lo miró. Numero desconocido. La llamada número treinta y dos que había recibido desde que ese anuncio se había subido a su cuenta de facebook. –Mientras tanto, dos de los amigos de papá y uno de Meemaw han publicado comentarios, aparentemente sorprendidos de que 'hiciera algo tan terrible'–, agregó Kara, su furia en aumento. –¡Como si algo de esto se pareciera a mí! Ah, y no me hablemos de todos estos idiotas llenando mi muro con imágenes basura.

–¿No puedes borrar esa publicación?– Lena señaló. Su mirada bajó la pantalla. –Y esa ... bueno, ¿todas ellas?

–Me han bloqueado. Me he quejado con Facebook, pero todavía estoy esperando una respuesta.

Su teléfono volvió a sonar.

–No respondas a eso…– La objeción de Kara murió en sus labios.

Lena ya lo había recogido y respondido. Su rostro rápidamente cambió varios tonos diferentes. –¿Oh en serio? Bueno, escúchame, pervertido, pústula supurante, soy reportera con contactos en el FBI. Te reto a que llames de nuevo y veas qué tan bien te funciona–. Terminó la llamada y arrojó el teléfono sobre la cama junto a Kara.

* *

En la segunda hora, aparecieron veinte pizzas en la casa, todas cargadas en la tarjeta de crédito de Kara, la misma que le habían dicho que había sido cancelada. Todas las pizzas solo tenían anchoas, ajo doble y piña. Hubiera sido divertido si no le hubiera costado cuatrocientos dólares. El imbécil que las había ordenado había pedido las de tamaño familiar. Los hermanos Danvers se encogieron de hombros, cargaron sus platos, haciendo un trabajo corto de la mitad de la pila, mientras Lena criticó al dueño de la pizzería por no verificar un pedido tan sospechoso.

–Él es un inútil–, dijo Lena con resignación, arrojando su teléfono. –Dijo que no tenía idea de que la orden no era legítima. ¿Ninguna idea? ¿Veinte pizzas, todas con ingredientes idénticamente extraños? Me rindo. La gente solía ser más inteligente. Estoy segura de eso.

–La era de Internet ha dejado boquiabiertos a todos–, acordó Kara, quitando la anchoa y la piña de su pizza, y luego mordisqueando tentativamente.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora