XXV - Arbol de los sueños

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El árbol de los sueños brillaba con cientos de luces doradas y los parpadeos de los frascos y frascos de luciérnagas. Se habían colocado dos secciones de sillas blancas frente al enorme árbol, con un pasillo cubierto de hierba entre ellas.

El olor a salsas picantes y el color de la parrilla flotaban desde el área del bar tiki detrás de ellos.

El padre de Kara la condujo por el pasillo cuando una melodía clásica comenzó a llorar.

–Papá–, siseó por lo bajo. –¿Por qué hay un gaitero? ¿Y por qué está tocando Amazing Grace en mi boda? Es la canción más triste de la historia. Además ... hola ... ¡gaitas!

–No sé, cariño–. Él le dirigió una mirada impotente. –Supuse que la habías pedido.

Kara dirigió su mirada hacia el musculoso y corpulento músico. Sus mejillas hinchadas y llenas de barba roja estaban redondas por sus esfuerzos. A lo lejos, desde donde estaban encerradas con seguridad en la sala de estar, Boomer y Daisy comenzaron un aullido para que coincidiera con el sonido se las gaitas.

Se escucharon risas entre la multitud. Los lamentos que rompían las orejas del gaitero se hicieron más fuertes, su codo bombeó el fuelle más fuerte.

Bien. Kara iba a matar a cualquier hermano que pensó que era una idea genial. Asumiendo que Meemaw no había alcanzado a Mark cuando ella corrió detrás de él antes, se parecía mucho a la esposa de un granjero persiguiendo un pollo con un hacha.

Pasaron junto a la amiga de Lena, Gayle, que había perdido su habitual mirada distante y se reía tan fuerte que un par de rastros de rímel corrían por sus ojos. Al otro lado del pasillo, Imra tenía los dedos metidos en las orejas y tenía una mirada de disculpa. Una mirada culpable de disculpa.

Kara entrecerró los ojos. Imra agachó la cabeza al verla.

La culpable identificada.

Sus hermanos estaban alineados en la parte delantera con trajes alquilados a juego. Kara se dio cuenta de que nunca habían llegado a acordar quien seria el padrino de boda. Caroline estaba del lado de Kara, por supuesto, como su madrina al igual que Alex como su dama de honor. Pero para sorpresa de Kara, se dio cuenta de que Lucas estaba de pie del lado de Lena.

Él captó su mirada y le dio una sonrisa vacilante.

–Se ofreció–, le susurró su padre al oído. –Algo sobre hacer lo correcto por ti.

Kara digirió eso, su bola de ira por las acciones de su hermano se aflojó un poco. Bien. Era un comienzo. Uno bueno.

Llegaron al frente, y Miguel la miró radiante desde el centro del grupo, donde permanecía resplandeciente con su chaqueta de esmoquin mostaza, una camisa color berenjena con un moño negro y elegantes pantalones negros. De alguna manera, logró que la apariencia funcionara. Él sonrió de oreja a oreja y luego señaló apresuradamente al gaitero.

El músico cambió a 'Here Comes the Bride'.

Bueno, mejor tarde que nunca. Desafortunadamente, en la gaita, sonó como el gemido desesperado de un canto fúnebre dedicado a diez mil escoceses muertos. Llegaron al frente, y Kara giró la cabeza para mirar de nuevo a Imra, quien hizo un gesto de disculpa.

De repente, a Kara no le importó. Porque allí, detrás de ella, estaba Lena. Retroiluminada por la puesta de sol, su fluido vestido color marfil estaba hecho del mismo material de seda y color que el de Kara.

El corazón de Kara latió dolorosamente, y se echó a llorar. Maravilloso.

Su mirada se dirigió a Tad, guiando a su tía por el pasillo, luciendo guapo y orgulloso con su esmoquin.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora