IV - Hogar, dulce hogar

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Un grito de –¡Kara!– reverberó a través del área de llegadas mientras sacaban su bolsa de la cinta transportadora. Envió un escalofrío por la columna de Lena.

–¡Alex!– Kara gritó.

Lena se volvió y miró a una pelirroja. Alexandra, lo sabía por las muchas historias de Kara, era la hermana mayor de Kara a los treinta y cinco años. Llevaba una gorra roja hecha jirones con un logotipo de cerveza y una amplia sonrisa que se sumaba a su aspecto atractivo. El brazo de la mujer envolvió a su hermana en un abrazo que la levantó del suelo.

Se giró hacia Lena. –Entonces, ¿es la indicada?– le preguntó a Kara, guiñándole un ojo a Lena.

–Lo soy–, Lena respondió con una pequeña sonrisa.

–Bien entonces–. Alex también la abrazó, pero misericordiosamente mantuvo sus pies en el suelo. –Bienvenida a la tierra de los Danvers, Lee. Soy Alex.

Ella asintió. –Es bueno conocerte. Y es Lena–, dijo inyectando una sonrisa. Había prometido ser amable, después de todo.

–Seguro. Los muchachos esperan afuera–. Su cabello pelirrojo rebotó vigorosamente antes de volverse hacia Kara. –Matthew no se presenta porque ha conocido a una chica nueva. Papá sigue trabajando pero no puede esperar para verte. Meemaw prepara algo de almuerzo y dice que no podemos quedarnos por aquí o que los sándwiches de lomo de cerdo se enfriarán–. Alex le sonrió a Lena. –Estás de suerte. Meemaw cocina lo mejor. El cerdo está desmenuzado y frito. Ella ganó premios en la feria estatal.

Lena sonrió con fuerza hasta que le dolió. –No puedo esperar.

Kara, que había estado sujeta varias veces a los puntos de vista de Lena en un almuerzo bañado en aceite, le lanzó una larga mirada.

Después de agarrar las maletas de Lena sin siquiera pedir permiso, Alex se dio la vuelta y comenzó a sacar a sus Louis Vuitton del aeropuerto. –Síganme antes de que los chicos se aburran y empiecen a volcar autos–. Salió a un ritmo feroz, sin duda alimentada por el atractivo poder del cerdo de Meemaw.

Lena se volvió hacia Kara. –¿Está bromeando?– preguntó ella, mirando detrás de Alex. –¿Sobre volcar autos?

–Probablemente–. Kara le dirigió una mirada nerviosa. –Última oportunidad de retroceder.

Lena se preguntó distraídamente lo malo que sería si ella sugiriera quedarse en un hotel. –Todavía estoy tratando de averiguar cómo cuatro de tus hermanos, más nosotras dos, vamos a caber en un vehículo.

–Bueno, estoy seguro de que trajeron a la Bestia Mayor. Esa es la Chevy Silverado 1500 de Alex–. Hubo una pequeña pausa cuando Kara recordó claramente traducir. –Es una camioneta–. Ella le dio a Lena el ligero marco una vez más. –Aunque la distribución de la carga podría ser un problema–. Kara se rió. –Vamos.

Se dirigieron hacia las puertas de salida y miraron a su alrededor. Alex había desaparecido. Lena se colocó sus gafas de sol contra la dura luz del día y examinó el estacionamiento. ¿Dónde demonios había ido la mujer? –Parece que tu hermana tiene muchas habilidades.

–No me preguntes a dónde llegó. Tiene piernas rapidas–. Kara se cruzó de brazos y entrecerró los ojos.

Un destello rojo llamó la atención de Lena, y una Chevy giró en una esquina, luego rugió y se detuvo enfrente de ellas. Dos hombres en la parte trasera comenzaron a gritar en el momento en que vieron a Kara.

Un estremecimiento atravesó a Lena. Era como una convención de John Wayne.

–¡Kara!– gritó un Danvers. Golpeó el costado de la camioneta. El hermano se arrojó fácilmente por el costado de la camioneta y le dio a Kara su segundo abrazo aplastante del día.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora