XIII - Luthor's

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–Hola madre–. Lena rozó sus labios contra la oreja de la mujer en un beso apenas allí. La familiaridad de su aroma, La Vie Est Belle, con sus toques de iris gourmand, llenó sus sentidos.

–Lena–. Los labios color ciruela de su madre se apretaron. Los claros ojos verdes miraron a Lena de arriba abajo. –Te ves mayor.

Bueno, supuso que eso era una mejora en su letanía habitual de los defectos de Lena. Al menos esta vez era su culpa.

–Como tú–, respondió ella. –Han pasado muchos años–. Permitió un ligero toque de acusación en su tono.

–Tu hermano me ha mantenido al tanto de tus movimientos. ¿De vuelta en DC otra vez? ¿Ya no te humillas escribiendo chismes? Supongo que es una mejora marginal. Tal vez esta vez puedas mantenerte fiel a la verdad en tus historias.

Confía en su madre para ir al grano. –¿Y cómo están las cosas?– Lena preguntó, ignorando la excavación.

–No ha cambiado mucho.

–¿Nada? ¿Papá sigue ...?– Hizo una pausa, sin saber exactamente qué estaba preguntando.

Su madre le dirigió una mirada aguda, como si acabara de preguntar si su marido todavía estaba pasando el tiempo con las secretarias de la compañía. Hubo un destello de microagresión que Lena conocía demasiado bien. El más leve apretón de labios. Entonces la máscara de su madre se cerró más fuerte que nunca. –Tu padre está impulsando a Ancllah alturas cada vez mayores. Ha estado en todos los documentos financieros. Seguramente te habrás dado cuenta, incluso mientras estás teniendo tu crisis de mediana edad.

–¿Mi qué?

–¿Cuántos años tiene ella de todos modos?

Oh. Por supuesto que lo vería así. –Treinta y dos.

–Asombroso. Cinco años–. Ella suspiró. –Sabes que eso es lo que la gente recordará: lo que parecen ser, no lo que es verdad. ¿Cómo puedes olvidar todas mis lecciones?¿No podrías haber comprado el llamativo auto deportivo como lo hacen los hombres?

Lena se encontró con su mirada sin decir palabra, aunque su corazón comenzó a latir con fuerza. Su madre siempre hacía esto. Algunas bromas bien colocadas y era como tener doce años de nuevo.

–Vi el vídeo de la propuesta indigna–, continuó su madre. –¿Frente al presidente, nada menos? Debe haber quedado horrorizado. ¿Y también airear tu ropa sucia ante los medios de comunicación de la nación?

¿Ropa sucia? ¿Su amor era ropa sucia ahora? La mandíbula de Lena se tensó.

–El único alivio es que nadie parece haberse dado cuenta de quiénes son tus padres–, terminó su madre, lanzando su mirada a su alrededor como para asegurarse de que eso no iba a cambiar.

–Bueno, te aseguraste de eso, ¿no? Tu abogado entusiasta siempre aparece y 'corrige' a cualquiera que pueda acercarse a establecer un vínculo entre nosotros.

Su madre agitó su mano. –Pensé que eso te haría feliz. Estar un paso más lejos de tus padres.

–Ex padres. Papá lo dejó muy claro. El día de Navidad, nada menos. Recuerdo que no te opusiste.

Su madre simplemente sonrió con su falsa sonrisa que indicaba que esta parte de la discusión había terminado. La mujer ajustó su collar de perlas a la perfección.

El gesto de desinterés arrojó a Lena atrás en el tiempo. Su garganta se apretó.

Lillian Luthor siempre había sido la mujer más elegante que había conocido. Al margen, hermosa, equilibrada. Lena recordó haber sido educada constantemente para lograr ese mismo nivel de perfección. Cada lección que su madre impartió había sido sobre borrar las partes de Lena que no eran perfectas. Collares bien puestos, mangas estiradas, espalda recta.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora