VI - Répondez s'il vous plaît

1.1K 167 12
                                    

Miguel sonrió a Kara a través de la pantalla del iPad y movió los dedos para saludar. –Bueno, si no es mi antigua vecina favorita–, dijo. –¿Nuevo corte de pelo? Y es elegante. ¿Te está contagiando la Reina Cáustica? Y quiero decir que mucho menos sexualmente de lo que pensaba–. Dio una risa traviesa.

Kara puso los ojos en blanco. –Si ayuda, sigo manteniendo mi estilo de siempre.

–Sí–, dijo, dándole una mirada compasiva. –Puedo ver eso. Pero no todos podemos ser bendecidos con cerebro y buen gusto.

–Sabes que en realidad no acepté esta llamada solo para ser insultada.

–Bah. Tomalo como un bonus–. Él sonrió. –Déjame mostrarte algo–. Se apartó y luego levantó un bolso azul y blanco con estampado de cebra. –De mi próxima línea. Yo lo llamo Bi-curvy Zebra–. Él rió. –¿Recuerdas? ¿Cuándo mi gaydar encontró a Tad por primera vez?

–Lo hago–, dijo Kara. –¿Y cómo está tu sufriente novio?

–Todavía tiene abdominales para morirse y excelente gusto en novios–. Miró detrás de él. –Tad está en la otra habitación. Quiere hablar con su tía Lena en un minuto, pero primero–, la expresión de Miguel cayó:– Tengo algo que decirte–. Respiró hondo y luego dijo apresuradamente: –No puedo evitar lanzar la Colección Miguel Barragán y estar en tu boda–. Se mordió el labio. –Lo siento mucho, Kara, pero había reservado los medios, el programa, todo para fines de noviembre mucho antes de que hubieras elegido el mes de tu boda. Y estaré completamente como una ardilla en la Ruta 101 tratando de tener todo listo en las semanas previas.

El corazón de Kara se hundió. –Oh. Siento escuchar eso.

–Lamento decirlo. Especialmente porque es un honor tan fabuloso que me diste–. Él la miró seriamente. –Nunca he sido un padrino–. Dio un pequeño resoplido dramático. –Mira, siempre soy el tipo divertido que hace los discursos tontos y termina a un lado solo mirando. Pero esto, siendo frontal y central, ni siquiera puedo decirte ... Es un gran honor. Y estoy devastado por no poder decir que sí.

Kara esperaba no llorar. Nunca había imaginado su boda sin que Miguel fuera parte de ella. La había sacado de más de un apuro cuando aterrizó por primera vez en Los Ángeles.

–Si fuera cualquier otro mes, lo juro por Cher, movería el cielo y la tierra para estar allí.

–Te creo–. Ella trató de poner una sonrisa. –Aprecio que me lo cuentes cara a cara, por así decirlo.

Él asintió y vaciló. –Espero que no estés demasiado enojada conmigo.

–¿Cómo puedo estar enojada? Has estado planeando tu colección de bolsos desde que te conozco. No es como si me dijeras que no solo para poder ir al cine.

–Bueno–, dijo con seriedad, –si fuera una película biográfica de Judy...– Sacudió la cabeza con una sonrisa. –Incluso entonces, no, por supuesto que no–. Se inclinó hacia delante y agregó en tono conspirador: –Todavía no puedo creer que tú y Lena estén cerrando el trato.

Kara sonrió. Había días en que tampoco podía creerlo. –Lo sé.

–Entonces...– continuó, con los ojos brillantes de entusiasmo, –¿cómo está nuestra Diosa de lengua cruel? ¿Sabes que ella es como la líder suprema de cualquier chico queer fashion? Gay, elegante y perra. ¿Qué no se podría amar?

–Ahora está mucho menos perra. Creo que soy una influencia civilizadora.

–Solo sigue diciéndote eso.

Kara se rió. –De acuerdo, cierto. Supongo que ella probablemente piensa en sus retornos cáusticos habituales todo el tiempo, pero ahora no los dice con tanta frecuencia. Es sorprendente el nivel de disciplina que tiene.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora