11 - Los archivos rojos

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Para ser unos genios malvados, Duppy y Snakepit se parecían notablemente a un par de jóvenes de dieciséis años que habían estado hibernando en el sótano de sus padres.

Kara miró a uno, luego al otro, tratando de averiguar quién había tenido su primera cita bajo la tutela de Miguel. Se dio por vencida. Ambos parecían demasiado abrasivos para poder conversar con las mujeres. Aunque Duppy no tuvo ningún problema en pasar los ojos por el culo vestido de mezclilla de Luthor, para molestia de Kara. Ella apretó los dientes y le lanzó una mirada de advertencia. El la ignoró.

Luthor se sentó con gracia en el sofá de rayas en el apartamento Miguel y lució notablemente bien adaptada a la decoración artística, que estalló con muestras de materiales coloridos de cada textura, bocetos de los diseños de bolsos de Miguel y portadas de revistas icónicas enmarcadas. Ella movió uno de sus cojines más eclécticos, repleto de borlas doradas, y cruzó las piernas con elegancia.

Kara se sentó enfrente en un sillón pintado a mano que parecía que un estudiante de arte loco había creado su diseño abstracto en un desafío. Admiró las curvas de Luthor en jeans desgastados y lino blanco almidonado y recordaba muy bien cómo ese cuerpo se había sentido presionado contra el de ella.

El desayuno anterior había sido un asunto extraño, que involucraba granola, fruta, café, y música clásica que era demasiado ruidosa para sostener una conversación cómodamente. En cambio, se conformaron con una gran cantidad de masticadas silenciosas y miradas furtivas y ardientes que terminaban en el momento en que la mirada de la otra fue atrapada.

Durante el viaje en el Saab, con más clásicos de alto decibelio que mataban la conversación, Kara se preguntó quién más sabía el secreto de Lena. ¿Quién había sido permitido en el santuario interior? ¿Tad? ¿Sus padres?

* *

–Primero, nos gustaría que irrumpan en esta computadora portátil así podemos ver lo que tiene en el disco–, comenzó Luthor, inclinándose hacia adelante para señalar la computadora portátil My Little Pony entre ellos en la mesa baja. –Siguiente...– Hizo una pausa cuando los dos jóvenes resoplaron y se empujaron el uno al otro. –¿Que es tan gracioso?– preguntó mientras Duppy tomaba un clip y jugaba con él. –Sé que parece ridículo, pero aun así puede contener ...

–No, no es eso. Mi hermana pequeña tiene una de estas cosas de Little Pony, y puedo decir por el peso que esta tiene mucho más que sus especificaciones originales a bordo. Pero, señorita, no necesita que 'irrumpamos' nada para entrar en una unidad de CD.

Se inclinó sobre el dispositivo rosa, señaló un pequeño agujero debajo de la bahía de la unidad y luego empujó el clip de papel ahora enderezado.

–¿Alguien quiere un trago?– Miguel regresó de la cocina. Miró a los rostros expectantes enfocados en la pequeña puerta del CD que se había abierto. –Ooh, ¿qué me perdí?

Duppy sacó algo pequeño y plano de la bandeja expulsada y lo miró de reojo. –Huh. ¿Qué demonios es esta cosa?

–Oh–, murmuró Kara. –Uh, Lena, ¿es eso lo que creo que es?

–Un dongle SmartPay. Sí–. Ella se inclinó hacia delante.

–¿Qué?– Preguntó Snakepit; lo sacó de los dedos de su amigo y lo inspeccionó de cerca. –¿Y por qué algún tipo al azar lo escondió en su disco?

–Acabas de declarar tu misión–, dijo Luthor. –Descubran por qué es importante y qué más hay en la computadora.

–Hey, espera–, dijo Duppy, sintiendo los dedos alrededor. Volteó la computadora portátil y vieron un pequeño círculo de plástico pegado en la parte inferior de la bandeja del CD. Se lo quitó.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora