10 - Gorilas en medio

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Kara observó las rayas de las luces de la calle acercándose a ella y suprimió un bostezo. Era casi medianoche; el viaje había tomado una hora extra debido a un par de paradas de descanso y una rueda pinchada cerca de Water Spout Gulch.

Extrañamente, Luthor no había ofrecido comentarios mordaces sobre ese incidente a pesar de que el pinchazo había sido completamente culpa de Kara. Había perdido la concentración y el auto se había desviado hacia el borde de la carretera y se había estrellado contra una roca irregular.

Miró a la mujer dormida a su lado, con la cara parcialmente iluminada. Kara se sorprendió nuevamente por lo pacífica que parecía Lena en reposo. No había nada suave en Luthor durante el día, más allá de la pendiente de su cuello liso y esos labios malvados.

Y ahí radica la contradicción. Era inútil incluso tratar de entender el empuje que Kara sentía hacia Luthor. Ella era todo y nada, lo que Kara pensó que deseaba.

La crueldad casual generalmente la rechazaba. Sin embargo, en Luthor encontró adictiva esa lengua mordaz y la mente aguda. Sin embargo, era inquietante darse cuenta de que gran parte del atractivo de Luthor estaba en sus punzadas.

Exhaló pesadamente al darse cuenta de lo que eso significaba, lo que quería.

A quien ella quería.

* *

Eran las 12:13 am cuando Kara vio los letreros de Ventura Freeway y supo que se estaban acercando al desvío de Luthor. Ella suavemente dijo: –Hey, despierta.

Los ojos de Luthor se abrieron. –¿Ya cerca?– Su voz era ronca.

–No lejos. ¿Puedes darme indicaciones para llegar a tu casa?

Luthor se sentó para orientarse. –Estoy en Oakshire Drive. Tienes que salir de la 101 a las ...

Una tono de llamada la interrumpió, y Kara parpadeó sorprendida dada la hora. Encendió su receptor Bluetooth y atendió la llamada.

–Danvers–, dijo.

–¡Kara!

–¿Miguel? ¿Está todo bien?

–Espero que estés sentada.

–Estoy conduciendo.

–Entonces detente. No quiero que golpees a alguien por la retaguardia.

–Está bien–, respondió Kara, inquieta. Tomó la siguiente salida de Hollywood Freeway y, como no le gustaba el área inmediata, condujo un poco más lejos, buscando un área bien iluminada. Ella vio gente apiñándose afuera de un edificio en cuclillas al otro lado de la carretera y se detuvo. –Detenida ahora–, le dijo. –¿Qué es?

–¿Dónde estás de todos modos?– él preguntó. –Pensé que estarías escondida en un hotel cómodo a esta hora de la noche.

–Uhhm–, Kara miró una señal de la calle sobre el camino. –Studio City, creo. En Ventura Freeway.

Oyó un ruido chisporroteante. –¡Oh Dios mío! ¿Estás en ese viejo club gay? Bueno, supongo que los jueves son de un poco de amor con las damas ...

–¡Miguel! ¡Vamos, estoy con Lena! Y estás hablando por altavoz–. Él hizo un ruido estrangulado, y Kara se sonrojó por lo mal que sonó. –¿Qué es tan importante?

–Oh, claro–, dijo. Su voz cambió a ansiosa. –Bueno, alguien ha entrado en tu lugar. Como, hace poco más de media hora. Los vi irse cuando llegaba a casa. Uno de ellos era grande como una especie de mariscal de campo sin cuello. El otro era mediano pero igual de aterrador, incluso el más aterrador. Me escapé de la vista y te conseguí una foto. Está un poco borrosa, pero me temblaba la mano por estar aterrorizado de que me vieran y me usaran como un palillo de dientes.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora