XIX - Un frasco lleno de luciérnagas

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Kara caminó junto a Lucas en silencio hacia su árbol. ¿A dónde más iría para sacudir el caos en su cabeza? Alguien en el fondo había subido la música mientras la fiesta arrancaba, todavía en pleno apogeo.

–Kara...

–No–. Su voz era dura y baja. Ella levantó la vista. Era otra noche sin nubes, con las estrellas creando un lienzo brillante. Era tan tranquilo y hermoso, pero su estomago estaba agitado. Llegaron al árbol, y Kara se volvió hacia él. –Esa fue la cosa más grosera que hayas hecho.

–Lo escuchaste fuera de contexto.

–No hay un buen contexto para explicar eso. La vi ofrecerte la mano para estrecharla antes de que le digas eso.

Lucas guardó silencio.

–Es lo que pensaba. ¿Cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? ¿La has estado cabreando desde que llegamos aquí? ¿Atacarla cada vez que no estoy cerca?

–¿Qué demonios ves en ella?– Lucas explotó. –Ella es fría, mala y perra. Necesitas a alguien que ...

–¡No! No puedes decirme qué es lo adecuado para mí–. Kara apuñaló el pecho de Lucas con el dedo. –No ahora. Jamas. Mira, ¿podemos cortar la basura y ponerla a la intemperie?

Eso claramente lo bloqueó. Él la miró fijamente. –¿Qué quieres decir?

–No se trata de Lena en absoluto. Se trata de mamá.
 
–De ninguna manera. Mira, sé que casi me criaste cuando murió, pero eso ahora me hace más protector contigo. Yo solo..

–No te molestes–. Lo fulminó con la mirada. –Con quién elijo pasar mi vida no tiene nada que ver contigo. Nada.

–No estoy tratando de lastimarte, lo juro–. Su tono era suplicante. –Simplemente nadie más puede verlo. No quiero que salgas lastimada, pero Luthor no es buena, amable o decente. Dios, no se parece en nada a la mujer con la que pensé que terminarías.

–La mujer con la que terminarás, quieres decir–. Kara lo miró atentamente. –En otras palabras, ella no es una versión idealizada de mamá. Sé que no puedes verlo, pero Lena también es decente, buena y amable, incluso si no usa su lado más suave en la manga. Pero eso es irrelevante en este momento. Tu actitud apesta. No quiero que entres, actuando como si me estuvieras salvando de mí misma. No eres el héroe en este escenario. Te lo prometo, Lucas, no me hagas elegir entre ustedes dos. Terminaría mal.

Su cara se arrugó en estado de shock.

–Vamos, tenías que saber eso. Te amo, pero Lena es mi vida–. El rostro de Kara se volvió sombrío. –Y no pienses por un momento que estoy lista para perdonarte tratando de arruinar eso por mí. Has cruzado una gran línea esta noche.

Lucas contempló el área de césped en la oscuridad.

Kara miró junto con él. Siguió a una luciérnaga bailando al borde del césped.

–¿Recuerdas cuando éramos niños y solía coleccionarlas?– Murmuró Lucas. –¿Ponerlas en frascos, colgarlas de los árboles? Bueno, solo cuando me estaba disculpando por algo estúpido que había hecho. Le pegaba una nota de perdón. Iba y me escondía hasta que lo vieras y me perdonaras.

–Y siempre lo hice–. Kara recordaba aquellos días. Tiempos más simples. Lo peor que había hecho alguna vez fue escabullirse con su vieja bicicleta y luego, accidentalmente, llevarla lejos de casa. Intentar arruinar su relación era mucho más difícil de perdonar. –Pero ya no somos niños.

Lucas se volvió hacia ella. –A veces desearía que lo fuéramos–. Extendió las manos. –Todos juntos como antes. Extraño eso. Eran buenos tiempos.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora