VII - Cottonwood Steakhouse

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Con el ceño fruncido, Lena, notó que les había llevado más de tres horas llegar a Cottonwood Steakhouse en el condado de San Juan, Utah.

Kara había tomado prestado uno de los vehículos de su padre para conducirlas, un proyecto de rescate en un patio de demolición que tenía una suspensión limitada.

La clásica Chevy azul se veía exactamente igual a La Bestia roja como tanque de Kara en DC, lo que probablemente explicaba su cariñoso suspiro y la forma en que acariciaba su tablero, llamándola "Kitten" cuando subió por primera vez.

El establecimiento de comida se alzaba frente a ellas, un monumento a madera. Paredes de madera. Al frente a los costados de la puerta principal había bancos de madera. Y las bigas que sostenían el porche delantero eran de madera. Algunos autos y motocicletas descansaban afuera, claramente de la clientela que ya estaba disfrutando de su comida.

Lena supuso que podría estar de mejor humor, pero su llamada de Skype con Tad antes le había dejado un sabor agrio en la boca. Ella reprimió su primera impresión del el edificio. Luego la segunda.

–La comida y el postre son increíbles, lo prometo–. El tono de Kara era alegre cuando estacionó. –Y me arrastraría sobre vidrios rotos por sus costillas envueltas en tocino.

–Me voy a casar con una Picapiedra–, dijo Lena con una mueca. Ella se deslizó fuera del vehículo.

Riendo, Kara se acercó a su lado de la camioneta y pasó su brazo por el de Lena. –Aprecio tu noble sacrificio. Iremos a todos tus restaurantes favoritos durante un mes cuando regresemos a DC para compensarlo.

Dentro de Cottonwood Steakhouse la madera también dominaba, las paredes estaban adornadas con botas, sobreros, lazos y armas que parecían tener su propia historia.

–Entonces, podemos quedarnos dentro o ir afuera. Tienen mesas y el ambiente continua allí–. Kara sonrió de oreja a oreja como si fuera la cosa más increíble de la historia humana.

–Veo–. Lena lanzó una mirada hacia una puerta lateral que dejaba a la vista lo que Kara había mencionado.

–¿Cuál será?

Lena no dijo nada, mirando a los que estaban a su alrededor formando parte del viaje en el tiempo hacia el viejo oeste que el lugar transmitía. La comida olía bien aunque aún su estómago aún no se había recuperado por completo del almuerzo. Ella suponía que podía entrar en el espíritu de las cosas. –Fuera. ¿Cuál es la cosa más pequeña que tienen?– preguntó esperanzada.

* *

–Oye–. Kara la empujó mientras comían afuera en una mesa estilo picnic. –Tierra a Lena.

–¿Hm?– Lena levantó la vista. –Lo siento. ¿Qué?

–¿Quieres decirme qué te molesta? Has estado en tu propio mundo desde que llegamos aquí.

–¿Qué te hace pensar que estoy molesta?

–La pequeña línea de tu frente está surcada. Eso generalmente indica que alguien está a punto de encontrar un final difícil.

Al exhalar, Lena dijo: –Hablé con Tad–. No debería doler tanto. Realmente no debería. Cogió su copa de vino.

–¿Y qué dijo tu sobrino? ¿Finalmente ha confirmado su asistencia a nuestra boda?

–Sí, en realidad.

El rostro de Kara se iluminó.

–Confirmó que no vendrá. Quiere apoyar el gran lanzamiento de noviembre de su novio. Y Miguel no puede cambiar la fecha, un hecho que Tad sintió la necesidad de repetir una docena de veces. Entonces, necesitas un nuevo padrino. Y mi sobrino no asistirá.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora