VIII - Bases llenas

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–¡Vamos, Kara!

Un golpe en la puerta despertó a Lena de su sueño ligero, y se dio la vuelta a ciegas para empujar a Kara en las costillas. Incapaz de resistir, su mano continuó y se deslizó debajo de la camisa de Kara para acunar su pecho. La sensación fue deliciosa.

–Tu hermana te está llamando–, murmuró, abriendo los ojos. –Probablemente deberías responder antes de que ella irrumpa y te encuentre en una posición comprometedora–. Le dio un apretón provocativo al pecho de Kara.

Kara inhaló bruscamente. Parpadeó un par de veces antes de que su mirada cayera sobre los hombros desnudos de Lena. –No soy yo quien parece pensar que las camisas son opcionales.

Lena hizo un estiramiento lánguido, dejando que un seno sobresaliera por encima de la sábana. La expresión conflictiva de Kara la hizo reír.

La puerta volvió a golpear. –¡Kara! ¡Vamos! Hemos limpiado el diamante. ¡Es domingo de softból! Los demás del equipo están aquí y Meemaw ha vuelto de la iglesia. ¡Todos te estamos esperando!

–¿Domingo de softból?– Kara se movió en un instante, su torso de repente vertical, llevándose la sábana con ella. Miró hacia la puerta.

Lena ahora estaba completamente desnuda hasta el estómago. –Vaya–, arrastró las palabras. –Eso es lo que llama tu atención.

El pomo de la puerta emitió un sonido de advertencia.

Los ojos de Kara se agrandaron antes de que su mirada se disparara al estado de desnudez de Lena. –¡Alex! ¡No abras esa puerta!– Arrastró la sábana sobre Lena, cubriéndole la cabeza también.

–¡Pfff!– La carcajada detrás de la puerta era demasiado sugerente. –Podría crearme traumas de por vida.

Sacando la sábana de su rostro, Lena rodó los ojos. –Si solo estuviéramos haciendo algo digno de traumas de por vida.

–De todos modos, Kara, baja tu trasero lo antes posible. ¡Si puedes arrancarlo de tu mujer!– Hubo una risa aún más estridente seguida de pasos que retrocedieron.

–Cristo–. Siseó Kara. –Alex cree que somos como conejos–. Sus mejillas estaban rojas, lo que solo aumentó la diversión de Lena. –Y no estás ayudando.

–¿No? ¿Qué hice? Solo estaba acostada aquí.

–Topless. Estabas acostada aquí en topless. Me recuerda a la noche anterior. Y lo que me falta mucho–. Kara estudió el torso desnudo de Lena con inmenso pesar. –Pero es softból–, susurró. –¿Sabes cuánto tiempo ha pasado?– Su voz se elevó a un gemido. –Ha sido mucho.

–Veo–. Lena arrastró la sábana hasta su pecho. –Softból.

Kara contuvo el aliento. –Quiero decir, solía ser mi vida, ¿sabes?

Lena empujó la sábana hacia abajo, revelando su pálido estómago. Luego, un poco más lejos, insinuando el hecho de que estaba completamente desnuda. –Entiendo completamente. Por todos los medios. Ve ... juega ... softból–. Ella bajó la sábana hasta sus muslos, revelando todo.

Las pupilas de Kara se volvieron anchas y oscuras. Entonces ella sacudió la cabeza. –Juro que te fuiste a la cama con la ropa puesta.

–¿Lo hice?– De hecho, Lena se había despojado de su ropa de dormir después de un descanso en el baño hace unas horas, con la esperanza de un poco de intimidad antes del amanecer mientras la casa estaba dormida. No había contado con quedarse dormida antes de poder despertar a Kara.

–Eres muy hermosa–, agregó Kara en un tono reverente. Ella le sonrió y se puso de pie de un salto. –¡Pero también el softból! Necesito una ducha.

Uɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ Sᴘᴀʀᴋs?  /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora