Capítulo 2: Ojos brujos

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Tiene los brazos fuertes, Lali parece una niña en ellos. Se siente protegida, a pesar del miedo, los nervios y el dolor.

Las piernas le cuelgan apenas, una de ellas descolocada por demás frente a la rigidez de la otra, y él la carga como si fuera un bebé. Ella solloza, por el dolor, pero también por el pánico de intuir sus huesos rotos y una inminente radiografía. Tiembla y está pálida, como si un rápido desmayo la estuviese por alcanzar.

Recostó en su pecho su cabeza, y le pasó la mano por el cuello. Huele su perfume, que no es más que el desodorante masculino sin complementos. Se queda mirándole la espesa barba que le cubre media cara. Él, en cambio, la huele íntegra y reconoce el perfume de su pelo castaño oscuro, sedoso y húmedo por la llovizna, y también el olor de su ropa a suavizante, de ese que nunca se usó en su casa.

- ¡Me duele la pierna! Por favor...- Lali se queja en un susurro de dolor casi al borde del llanto, mientras él la acomoda en el asiento trasero del auto. Grita con los ojos cerrados y aprieta los dientes conteniendo el miedo.

- ¡Vas a estar bien!... voy a buscar tus cosas.

La gente que vió la escena desde el principio, discute con él acerca de que sería mejor llamar a una ambulancia, pero él ni siquiera los oye y una vez que la acomodó como pudo, le acercó el bolso a su lado y puso primera saliendo como un rayo hacia el hospital.

Ese hospital que ambos conocen a la perfección, los dos por circunstancias distintas. "El Posadas".

- ¿Tenés teléfono?... ¿podés llamar a alguien por favor?

Lali está confundida por el golpe y el susto, y casi no puede articular palabra por el dolor en su pierna - ¿podrias llamar vos?, me duele mucho la pierna y no puedo ni rebuscar el teléfono en el bolso... ¡por favor te lo pido!

Pedro bufa contrariado y dá un golpe al volante - ¡Mierda, mierda! – y maldice mientras marca un número en su móvil. Al instante tiene una conversación escueta en la que Lali apenas repara, a causa de su dolor.

- Indio... ¡escuchame...tuve un quilombo y no voy a llegar!... hacete cargo vos. Son 50 lucas y la blanca... Te espera en la Estación de servicio de San Justo, en cuanto lo tengas me avisas.

Lali en el asiento trasero se queja de su dolor, pero está más consternada por la velocidad a la que vá ese sujeto que por lo que pueda tener producto de su accidente.

- Decime un número al que querés que llame - y se dá vuelta para mirarla desatendiendo su mirada hacia el frente.

- 11 2226 1478, Ricardo...

- ¿No tenés una chica a la que pueda llamar?- Lali se queja de dolor, pero también se sorprende por el pedido. No quiere avisar a Beatriz, sería preocuparla demasiado.

- ¡No!, por favor llámalo a él, es mi novio.

- Okey – Marca con resignación y mucho nerviosismo, con una sola mano, mientras la otra continúa en el volante y le pide que le repita los últimos 4 números.

- 1478, ¡decile que no se asuste!

Para cuando Chino atiende, ya están subiendo la explanada de ingreso a la guardia del hospital.

Con una brevísima conversación Pedro le indica que su novia sufrió un accidente, que está en la guardia del "Posadas" y que vaya lo antes posible... de atrás se oye gritar a Lali con insistencia a pesar del desgarro de dolor... -¡Estoy bien amor!... quédate tranquilo- pero Ricardo se descoloca tanto que tira el teléfono y sale corriendo.

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