Capítulo 39: Necesito

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¿Y ahora?

¿Qué se hace con tanta información? Sólo fueron algunas palabras, pero anidan tanto sentimiento que es difícil manejar lo que viene para ambos a partir de ahora, en que los dos saben que significan para el otro.

Ella dijo primero:

"¡Yo estoy enamorada de vos! Después de conocerte y de sentirte... no quiero a nadie más... te quiero abrazar... acariciar, besar... ¡cuidarte de todo! y tratar de ser alguien para vos, por quien valga la pena dejar cualquier cosa que quieras dejar, por intentar estar conmigo"

Él contestó luego:

"Estoy loco de amor por vos Lali... no sé si se llama estar enamorado, pero sos la única razón por la que quiero y necesito salir de esto en lo que estoy metido... te pienso, te imagino y ¡te deseo con locura!...Pero necesito que sepas lo que siento, aunque sólo pueda ofrecerte incertidumbres..."

El sexo de esa noche se disfruta con otra intensidad, con otra entrega, y no porque antes no experimentaran un absoluto sentimiento de satisfacer al otro, sino porque ahora implícitamente hay otro tipo de acuerdo. El que mandan las palabras que se dijeron en la antesala de ese encuentro.

Los dos cargan con una pesada mochila. Él la de haberse autoimpuesto el terminar con esa vida, que se contrapone a Lali. Y ahora sabe cuánto puede ganar y perder si elige continuar sin poner fin.

Ella, necesita sincerarse y explicarle que mucho de lo que siente por él, no sólo radica en lo que le hace sentir en el presente, sino también por quien fué en su pasado.

Esa madrugada a los dos les cuesta dormirse después del sexo. Piensan en cabezas separadas las mismas situaciones. Y si sus pensamientos pudiesen exponerse en una gran pantalla, quizá tendrían la continuidad de una película. Porque a los dos los rondan las mismas intenciones.

Peter la abraza, y desliza su pulgar por su espalda desnuda de arriba hacia abajo una y otra vez, hasta que se queda dormido.

Pero la realidad supera al romanticismo porque nadie aguanta abrazado a alguien para dormir, y pronto ambos quedan cada uno por su lado, usando la cama para satisfacer el principal menester, para el que fue ideada. Dormir.

Son las 8:17 cuando Lilo irrumpe en la habitación, se sitúa en la puerta y desde allí maúlla con suavidad. Es un maullido insistente, quiere algo, y Lali levanta medio cuerpo y se sienta en la cama mientras se cubre con el acolchado. Pero lo espía con un solo ojo, porque el sueño la acorrala.

- ¿Qué pasa Lilo? – le susurra para no despertar a Peter que ya está despierto. – Ya me despertó... no te preocupes. ¿Cuánto tiempo suelen vivir los gatitos? – Lali lo empuja apenas y él se sonríe.

- Espero que él, muchos años... - le contesta con cara de culo y vuelve a mirar al gato - ¿Qué te pasa bebé?

Pero el minino sigue insistiendo, y la obliga a levantarse para atenderlo. Rebusca debajo de la almohada la remera larga de dormir que no usó esa noche, y se la calza con rapidez.

Peter la mira, y no entiende la devoción por ese animal del infierno, al punto de levantarse a ver qué le pasa y además teniendo ese otro gato hermoso desnudo en su cama.

Lali revisa su platito de agua y comida, y levanta la caca de la noche de su cajita. Y sabe que el problema no es ningún otro más que la presencia de Peter en casa. Lo acaricia y le explica... "es bueno, es chorro... pero es bueno" y vuelve a la cama corriendo y se mete con prisa pegándose al cuerpo calentito de Peter.

- ¿Cuál es su problema?

- Vos. ¡No le gustás, Peter!, en cambio Eugenia le cayó genial...

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