Capítulo 26: Confiar

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Querides lectores!

Me siento súper culpable por no contestar a sus comentarios...pero estoy literalmente desbordada de mil cosas. Prometo de corazón, hacerme un buen rato ¡para responder como se merecen! 

De cualquier manera, lo único que quiero darles es mi gratitud, por ser tan hermosas en sus comentarios, por leer, por votar y por compartir de cualquier modo la historia.

Agradecida por todo el amor que le dan, y ME dan... sólo les deseo que toda esa buena energía, que usteden me envían a diario, y que yo siento sinceramente... les vuelva infinita!!!

GRACIAS!

Les quieroo!

Maru

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La estación Sáenz Peña del subte A, a esa hora de la tarde, está llena. Todos esperan detrás de la línea amarilla a subir al tren, y Lali está parada allí mismo, mirando hacia las vías.

En oleadas de recuerdos vuelve al día en que vió a Peter en el tren con sentido opuesto al suyo, y el estómago se le volcó de emoción, porque ese, era el primer encuentro que tenían después de que la dejara en la guardia del hospital.

Pero la mayoría de los pensamientos la empujan hacia su regresión, y a la crueldad con la que le dieron fin a ella, a su amor y al hijo que llevaba en su vientre.

El subte llega y casi nadie baja, es hora pico y todos van en sentido hacia Miserere, para tomar el tren Sarmiento. La gente a su alrededor la atropella, desesperada por subir, para no demorar el regreso a casa. Y ella se queda impávida en medio de un enjambre de gente que se agolpa para entrar antes de que las puertas se cierren.

Lali deja pasar ese tren, y sigue mirando la nada misma. No puede quitarse de la cabeza esa imagen de ellos yendo hacia el paredón en donde los ejecutaron, ni las palabras de su enamorado.

"Camila mía: Acabo de saber que mueres conmigo. Ya que no hemos podido vivir en la tierra unidos, nos uniremos en el cielo ante Dios. Te perdona y te abraza tu Gutiérrez"

Sacude la cabeza como tratando de ahuyentar el pensamiento y sólo consigue apartarlo instantáneamente. Volverá en bucle una y otra vez aunque ella lo quiera evitar.

Cuando llega a casa, todo es silencio, ya oscureció y no hay una sola luz que ilumine, más que la que se enciende con célula fotoeléctrica y está en el jardín.

Lilo la recibe feliz, dejarlo tanto tiempo solito a Lali le parte el alma, y lo mima por demás, para compensar la soledad. Se prepara el mate, y se sienta en la banqueta de la barra desayunadora, se ceba los primeros, pero entre uno y otro se queda colgada de sus pensamientos. Hasta que se rompe en llanto. Llora desconsoladamente mientras abraza con sus manos el mate, en la soledad de su casa. Piensa en todos los cambios que experimentó en los últimos dos meses, desde que Peter irrumpió en su vida.

Piensa en cuanto de azar habrá a partir de ahora en ella. Cuanto está escrito, y quienes entrarán y saldrán de escena , quienes serán pasajeros y quienes se quedarán para marcar un momento digno de hacer una regresión.

Piensa en que si en alguna próxima vida, ella misma tuviese que volver sobre esta, que está viviendo, un punto de quiebre será sin dudas, el día en que Peter la atropelló. Ese día se empezó a escribir el destino para ellos dos.

¿Qué pasaría si él no siente lo mismo que está empezando a sentir ella? ¿De qué habrá servido conocerlo en el pasado, si en el presente no van a estar juntos?

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