Capítulo 30: Muñeca brava

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A pesar del asombro y el nerviosismo de Peter, por esa pregunta, logra salir rápido de la situación.

- ¡NO!, ¿que decís Lali? ¿Vos estás loca?... - y la quita de encima de su cuerpo despacio, pero como no queriéndola tener encima suyo.

- No te enojes por favor, fué una confusión y yo lo sé...Perdonáme por favor...

Lali trata de buscarlo y acariciarlo para revertir esa pregunta, pero Peter se cerró con una coraza y puso una distancia que a ella la asusta.

- ¡Perdón!... por favor volvamos a lo que estábamos.

Peter se quiere separar más, con cada centímetro que ella se acerca. El rechazo es visible para Lali, que se aterra y lo busca, como si ese gesto revirtiera la verdad, que lo quiere con ella, que no le importa y que necesita que se olvide de lo que dijo.

Él casi no la mira, el miedo porque ella sepa quién es realmente, lo hace poner distancia, sentir rechazo por la situación y rechazo por el mismo. Pero Lali sigue buscándolo como si ella fuera la que está en falta.

La mira de reojo con pena y hasta cree que a ella se le están escapando un par de lágrimas en esa necesidad de que perdone su pregunta.

Entonces la acerca a su cuerpo otra vez, le limpia las lágrimas que todavía no cayeron con los pulgares, le acaricia las mejillas y la abraza contra su cuerpo.

Los dos están en absoluto silencio. A los dos el corazón les bombea con fuerza, producto del nerviosismo. A Lali por haber preguntado algo inconveniente, y a él por sentirse descubierto.

Peter cierra los ojos mientras la abraza, y en una fracción de segundos se dá cuenta de cuanto le importa Lali.

Es contradictorio, una parte de su ser, pugna por olvidarla, alejarla, porque sabe, como bien le dijo Eugenia, que cuanto más avancen en sentimientos, más abrupta y dolorosa será la caída, cuando Lali sepa de sus actividades.

Pero por otra parte, es un bálsamo tan grande sentirla entre sus brazos. Y la contradicción surge de saber que si hay alguien en el mundo que lo puede salvar de su calvario, es ella.

El abrazo que Lali prometió y necesitó, llega esa madrugada para ambos. Él también lo necesita. Y así se duermen, habiendo jugado a develar algún secreto. Ella dijo su verdad: Peter fue parte de sus vidas pasadas.

Él no tuvo el coraje de desnudar sus miserias y apeló a seguir jugando con cartas falsas, que Lali ELIGE pensar que son verdaderas.

Ese fin de semana dejó muchas sensaciones para los dos.

Desde hacer las compras juntos, buscar música que les guste a ambos, mirar televisión abrazados, dormir la siesta tapados con la misma manta, tener sexo en la bañera o jugar al truco mano a mano.

Todas las situaciones que experimentaron ese fin de semana largo, los acercaron más de lo que estaban. Un poco más cerca, pero también un poco más lejos de que Peter sea sincero.

El sábado por la tarde los encuentra mirando una película en el cable. Poca atención le prestan, porque acaban de despertar de la siesta y el cuerpo pequeño de Lali todavía está sobre el suyo, recostado y somnoliento.

- ¿Preparo el mate?

- En un ratito... quiero quedarme un rato más así. - Aunque Peter sabe que es un arma de doble filo, vuelve a la pregunta de su secreto, ese que Lali le develó el jueves por la noche.

- ¿Cómo es eso que yo estuve en una vida pasada tuya?- Lali se asombra y el corazón se le acelera. Nunca imaginó que él volvería sobre ese tema.

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