Capítulo 40: Juntos

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Las razones de Lali porque Peter sepa sobre su pasado tienen varias raíces.

Quizá es una necesidad intrínseca de que la conozca hasta los huesos, de no tener secretos para él, de ser transparente y de hacerlo partícipe de eso que compartieron en el pasado.

Además siente que quizá, él mismo tiene determinadas situaciones que aprender y sanar. Si ella lo encontró en cada una de sus vidas pasadas, sabe que él también tiene un karma del que aprender. Algo que resolver que le quedó inconcluso en esas vidas añejas. O quizá, el sólo hecho de ayudarla a ella a transitar sus temores, sea la razón por la que quiere que Peter sea parte de sus regresiones.

Lo desea también, para que él mismo supere algunos de sus traumas. Hasta el momento ella no sabe de ninguno que él le haya contado, pero no necesariamente tienen que ser traumas como los suyos, con el fuego o el mar... tal vez algunas inseguridades, algún temor oculto a derribar con el que no se sienta cómodo o incapaz de afrontar.

No necesariamente nuestras inseguridades son manifiestas como en el caso de Lali. Muchos tenemos miedos solapados, que no nos permiten avanzar en determinado aspecto, o que hacen que no nos sintamos capaces de lograr alguna meta que anhelamos.

Y Lali cree que si él aprende sobre qué cosas lo marcaron en su pasado, podrá entender mejor su presente y afrontarlo, o desligarse de esa situación de violencia en la que está inmerso.

Acaba de enterarse hace horas nada más de la situación de su padre, y de los vínculos que tuvo en el pasado con su familia en sí.

No quiso ahondar demasiado en esa parte que le contó muy por encima sobre que Susana lo dejó al cuidado de su padre, y ella rehízo su vida con el papá de Valeria. Alguien que claramente tampoco es parte de sus vidas actuales.

La vida de Peter no ha sido fácil. Y Lali que pensaba que ella era la única loquita con mambos.

Peter no le contesta con decisión a esa propuesta que ella le hace, allí, los dos envueltos en un mar enfurecido, muertos de frio y con la ropa semi mojada, porque el fondo es como un pantano de arenas movedizas, en el que si te quedas quieto... te hundís.

Pero Lali está aprendiendo a conocerlo y decodificarlo. Peter no contesta cuando vos querés que conteste. Lo hace cuando está seguro de lo que quiere decir, y cuando se siente cómodo con el entorno que propicia su respuesta.

Entonces ella no se apena con su silencio. Sólo esperará a ver cuando él le saque el tema.

- Salgamos... tomemos unos mates calentitos, porque nos vamos a enfermar.- Peter la abraza y la apachucha con sus manos grandes en la espalda por encima de la campera.

Se sientan en la baranda de piedra que actúa de muro de contención entre la rambla y la playa, y allí se quitan la arena y se limpian con la toalla que Lali llevó en su mochila.

- ¿Y si guardamos el mate para después y ahora vamos a "Manolo" a comer churros con chocolate? – La expresión de Lali es como la de una nena de 5 años. Es la primera vez en su vida que vá a ir a ese lugar tan emblemático, allí en Mar del Plata.

- ¡Ayyy sii! – Y se le cuelga del cuello dando un saltito de la emoción.

- Bueno, nos invita Eugenia... me dio plata para que te regale algo que te guste, y para que disfrutemos... porque según ella, nos lo debe de otra vida.

Lali se emociona. Recuerda inmediatamente a Camila, y de todo lo que Manuela Rosas... hizo por ellos, para cubrirlos, aunque infructuosamente no pudo interceder ante su padre para que no los asesinaran a ella y al cura Uladislao, del que se enamoró.

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