Capítulo 36: Conjugar en futuro

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El fin de semana deja para todos distintas sensaciones. Si cada uno de nuestros personajes pudiese poner una palabra que defina al suyo serian:

Lali: Superación

Peter: Aburrimiento

Eugenia: Amor

Agustín: Trampa

Candela: Menstruación

Chino: Desilusión

Jimena: Hartazgo

Valeria: Vacaciones

Y cada uno carga con su palabra a cuestas ese lunes que los encuentra a todos en distintos lugares.

Lali hace el camino de regreso de Mar del Plata, y la sonrisa no deja de marcársele en la cara. Ni siquiera se la borra las dos horas que quedaron varados en Maipú con el tren, (un clásico, sólo para entendidos) Ella sigue rememorando la frescura del agua en sus pies. Es probable que vuelva y se resfríe, porque desde el domingo a la mañana, cuando pisó por primera vez la playa, no la abandonó hasta esa misma mañana.

Su postal es la de una chica con las calzas hasta la rodilla, termo y mate en mano, adentrada en el mar, mirando el horizonte, mientras las olas golpean una y otra vez sus piernas, salpicándola.

Vió el atardecer de domingo desde la playa, sentada con sus rodillas al pecho, soltando un par de lágrimas de emoción por la tarea superada. Esa es la postal que se lleva a Buenos Aires. Sacó más fotos del mar, que en todo un año junto de otras cosas. Desde todos los ángulos y lugares de la playa, y maldijo no haber sacado el pasaje para el martes o miércoles, para poder ir a conocer la ciudad, o incluso disfrutar más tiempo haciendo lo que hizo, sólo contemplar la inmensidad del mar.

Todos los que ese domingo recibieron sus fotos, casi que lloraron de emoción con ella, la primera su mamá, su prima Candela, sus tíos, Eugenia, Rocío y sin dudas el Chino.

Todos celebraron la superación de un trauma. Y Lali volvió a Buenos Aires salvando de algún modo a esa Dolores que alguna vez fué, y que no pudo con ese mar inmenso que la llevó consigo.

Peter pasó una parte pequeña del fin de semana con Agustín y Eugenia. Sólo esos ratos en que ellos no estaban abrojados como el velcro. Otro tanto con Valeria tratando de buscar una actividad para que disfrute su primer fin de semana de vacaciones y otro poco tratando de arreglar un caño de agua de su casa que les inundó todo, con el consiguiente desastre que eso significó en la precariedad del hogar.

El sábado después de llevar a Valeria a andar en patines a un skatepark de San Justo, tomó mates con la pareja del momento y aunque ellos lo invitaron a salir por la noche a cenar, prefirió que fueran solos y disfruten de esos pocos momentos de felicidad que tienen para estar juntos, mientras Agustín vive de trampa.

- ¡Dale bolú! Vení con nosotros... vamos a cenar y tomar algo...

- No, no... vayan ustedes...

- ¿Tenés plan? – Peter tuerce la boca mostrando desgano.

- Voy de Andrea un rato – Pero la que sale de atrás de las cortinas de tiritas de la cocina es Eugenia, con una cara como si le hubiesen dicho que Argentina no emite más ficción turca.

- ¿Por qué? – Peter y Agustín la miran al mismo tiempo y esperan que se explaye en la pregunta...

- Por qué... ¿Qué?

- ¿Porque vas a ver a Andrea?... ¿tanta falta te hace mojar la chaucha? – Agustín escupe el mate y Peter la mira sin entender.

- Disculpá... ¿Qué?

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