Capítulo 7: Atraco

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Al día siguiente de su primera sesión de regresión con Leonardo, Lali se levanta casi a la hora de siempre, le hace mimos a su gato y le acondiciona su bandeja de piedritas, la comida y el agua, y desayuna con un poco de música tranquila.

Mientras hinca los dientes en la tostada, se acuerda de los recuerdos del día anterior en la sesión, y a pesar de que se esfuerza por sacar algo más de ellos, no logra recordar que sigue a esos instantes. Como si esas vivencias estuviesen guardadas en una parte de su cerebro al que sólo se puede acceder estando en el estado al que la lleva Leonardo.

Mientras desayuna, rebusca en algunas fotos viejas que scaneó y que tiene en su computadora, y se centra en las de su niñez.

Hay una que es reveladora para ella, y que corrobora eso que el día anterior vivió. Están en un parque Candela y ella y son muy pequeñitas.

Lali logra reconocer que es la pileta enorme que está en la plaza Rubén Darío, frente a la escultura de la "Floralis genérica", y frente al canal de televisión de la TV pública, en la Avenida Figueroa Alcorta y Austria.

Muchos sábados por la mañana, de más grandes, su padre y su tío Héctor, el papá de Candela, las llevaban a pasear allí, y a poner sus lanchas a motor en el estanque, ellas se divertían un montón.

Pero esa foto es muy anterior al momento de llevar las lanchas que ella recuerda, y en la foto, su papá agarra a Candela por un lado y a ella por otro, los tres sonríen, y Cande tiene puesto ese vestidito rojo con florcitas azules, con el que ella la visualizó en su sesión, el día en que falleció el abuelo Ernesto.

Inmediatamente se queda asombrada. Es como si a partir de ahora, su cabeza pudiera empezar a reconstruir momentos de su vida, que habían estado aletargados, ocultos, absolutamente dormidos en sus recuerdos.

Se maravilla, se sonríe, y siente que quisiera estar buceando en su memoria una y otra vez, para recordar todo aquello que aparentemente vamos dejando de lado para crear recuerdos nuevos.

Lali ordena su casa, repasa algunos temas que necesitan ver los niñitos de apoyo escolar. Chatea con Jimena, con su mamá, con su prima, se ríe de las fotos que le manda Chino desde la excursión, y almuerza un risotto que a su gusto, le salió increíble.

Sólo tuvo que poner manteca y agua en una ollita y tirar el contenido del paquete que ya viene con todo, pero para ella es un manjar. Luego se acuesta en el sofá a ver la tele y se queda dormida.

A las 16:30 se vá a dar un baño, y una hora más tarde, pide un remis para ir hasta el club. Sólo está a unas cuadras, pero con la bota de yeso, le es incómodo caminar por las veredas hechas pelota de Villa Sarmiento.

Cuando está recogiendo sus cosas, y cerrando la puerta de calle, le suena su teléfono, es un número desconocido.

Duda entre responderlo y no, porque siempre son llamados para desconfiar. Pero lo atiende, y la voz de su prima al otro lado, llorando la hace estremecerse.

- ¿Cande que te pasaaa?

- Lala, estoy bien, pero me asaltaron, se llevaron el auto, estoy acá en el Acceso Oeste, me prestaron un celular para llamarte ¡hijos de puta, Lali!

- ¡La puta madre! ¡Estoy arriba de un remis, voy a buscarte!... tranquilízate que no tardo nada... ¿por dónde estás?

- Frente al shopping... no quise llamar a mis viejos para no preocuparlos.

- Tranquila que en 10 minutos estoy ahí... ¡ya estoy saliendo!

Lali corta la comunicación y llama inmediatamente a Jimena, a ver si ella puede cubrirla esa tarde con las clases de apoyo escolar.

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