1. La clase de Francés

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CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1

LA CLASE DE FRANCÉS

ALEX

Nota de aclaración: Las palabras que tengan * detrás significa que al final del capítulo está su explicación.

La sangre empapaba por completo las palmas de mis manos y mi respiración se tornaba bastante intranquila. Ellos llevaban tiempo avisándome de que cualquier día no iba a poder controlarme y me iba a desatar. Más nunca les hice caso, hasta que llegó el día de la catástrofe.

Todo se volvió negro a mi alrededor y la sed de sangre de mí se apoderó. Sin embargo, cuando vi en el suelo su apagado cuerpo delante de mí y las palmas de mis manos tintadas de rojo, a causa del corazón que palpitaba entre mis manos, el pánico y la confusión reemplazaron esas ansias de aniquilar.

Quería huir de ahí y no volver más. Por tanto, mis piernas empezaron a correr, hasta que me tropecé con algo. Mis manos tocaron el suelo para evitar que mi cara se estampara contra la tierra y empecé a toser debido a la polvorea que se levantó. Elevé y giré la cabeza para identificar qué era aquello que me impidió seguir escapando y mis ojos se abrieron bien grandes al presenciar su cadáver yaciendo sobre las hierbas.

Observé, asustado, mi alrededor y el río Tanesis se reprodujo en mis ojos. Volví a contemplar su cuerpo frío y desangrado y a lo lejos vi unos ojos verdes brillantes, los cuales se encontraban escondidos entre los árboles del bosque que rodeaban el río. Entonces, sentí la necesidad de salir corriendo de nuevo para huir de esa bestia.

Justo en ese mismo instante, algo me tocó el brazo, agarrándome fuertemente con sus dedos y clavándome incluso sus uñas en mi piel. Giré rápidamente mi cabeza para contemplar de nuevo su cuerpo frío y sin luz. Ella abrió sus ojos marrones, de repente, y elevó su tronco.

Del mismo modo y en ese mismo instante, mi torso se alzó sobre el duro colchón de mi cama. La habitación se encontraba oscura, puesto que no existían ventanas hacia el exterior y las luces estaban apagadas. La sala podría resumirla como el pequeño calabozo sin vida que me preparó mi padre, Ryan, cuando se enteró de que iba a tener que volver a cuidar de mí.

Intentaba calmar mi respiración tras tener esa odiosa pesadilla, la cual me perseguía desde verano, desde la desaparición de Zada Blake. Sin embargo, el ruido de la alarma contribuyó a que mi sistema nervioso se alocara aún más.

Refunfuñé y le di un manotazo al reloj para que dejara de sonar. Seguidamente, encendí la luz de mi habitación y, con aspecto y actitud de zombi, decidí levantarme de la cama para arreglarme para el primer día de instituto. De esa forma, me puse mi atuendo típico, la sudadera. Podrían llamarme básico, pero de ese modo podía esconderme debajo de esa capucha y sentirme invisible ante los demás.

Aguijón Verde [SUSAC#1]Where stories live. Discover now