33. Los guardias.

81 9 6
                                    

CAPÍTULO 33

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 33

LOS GUARDIAS

TORI

Todo el temor, la desesperación y el estrago de mi corazón habían requerido menos tiempo del que me esperaba. No todo había terminado. Aún no estábamos a salvo. El peligro seguía todavía detrás de nosotros y eso me tenía bastante despavorida. Las alarmas del almacén saltaron nada más salir Alex de la rejilla. Levanté la mirada al cielo para identificar de dónde provenía ese abrumador ruido. Mientras observaba los alrededores del almacén, mi respiración no podía tornarse normal, al contrario, esta jadeaba azarada, sin autocontrol.

Alex se encontraba tirado en el suelo sobre mis muslos. Su pierna se estaba ensangrentando. No paraba de salir sangre de ella, manchando la fría hierba del descampado. Le habían disparado en la parte superior del muslo y apenas podía moverlo. Notaba en la expresión de su cara el dolor que irradiaba su cuerpo.

Habíamos logrado escapar de ahí vivos (aunque no sanos). Pensé que esa sería la parte complicada cuando vi que nos habíamos adentrado en una habitación sin escapatoria, pero me equivoqué. Aun estando ya afuera del almacén, todavía estábamos en peligro. Si antes era difícil escapar de esas personas, ahora con Alex herido se nos iba a complicar aún más. En nada, esos hombres se presentarían delante de nuestras narices para acabar con nosotros. Ahora nos tocaba llegar a nuestras casas sin que nos atraparan y eso era algo muy complejo. No podíamos dejar que descubrieran donde vivíamos. Si ellos conseguían saberlo, estábamos totalmente perdidos.

Necesitábamos idealizar un plan para poder huir sin que esos hombres vieran por dónde íbamos. Teníamos que planear cómo perderlos de vista lo antes posible. Sin embargo, teníamos el problema de que Alex estaba herido y no podía andar, ni mucho menos correr. Nos encontrábamos a kilómetros de nuestras casas, o al menos de la mía, ya que no sabía dónde vivía él. Teníamos que ponernos a salvo cuanto antes, pero si él no podía correr, ¿quién iba a conducir hasta la ciudad? Yo no tenía carnet. Tampoco tenía el móvil para pedir ayuda.

Los gritos de esos hombres me alarmaron aún más. Miré hacia los lados para averiguar de dónde venían. Nos estaban buscando y si no nos movíamos ya, nos iban a encontrar.

Esas personas estaban llamando a sus otros socios para que vinieran a ayudar, es decir, estaban pidiendo refuerzos y eso significaría tropecientos guardias contra nosotros dos. Aunque más bien sería contra mí, ya que al estar Alex herido, no podría contar con que me protegiera de cualquier amenaza, sino al revés, yo tenía que protegerlo a él.

Dirigí mis ojos acongojados hacia Alex. La pierna seguía soltando sangre sin parar y él no estaba en condiciones para escapar. Se le veía bastante dolorido. Tenía sus manos presionando la herida para que parara de sangrar y la cara la tenía engurruñada al aguantar ese dolor tan intolerable que seguramente debería de estar pasando.

Aguijón Verde [SUSAC#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora