14. La fiesta.

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CAPÍTULO 14

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CAPÍTULO 14

LA FIESTA

TORI

En cuanto Vivian y yo dimos el aviso de que la fiesta estaba confirmada, miles de personas comenzaron a llegar como cucarachas y a las once de la noche tenía mi casa completamente llena de forasteros. No se cabía ni en el interior, ni en el enorme jardín trasero con piscina, ni en el de la entrada principal.

Mi familia era de dinero y permitían que tuviera todas estas riquezas, incluyendo el enorme chalet con piscina en el barrio más rico de la ciudad, que era donde yo vivía. Todo ese dinero provenía de ser propietarios de su enorme empresa: Duncan's Refuge. Era una de las más famosas de todo el país y estaba repartida por todo él, incluso ha llegado a expandirse por otros países del mundo. Por eso mismo, los fines de semanas viajaban a esos lugares, cruzando las fronteras de Estados Unidos, para poder controlar todo su imperio.

El nombre de la empresa venía de generaciones. La creó mi bisabuelo, que se llamaba así, Duncan. Este nombre pasó a mi abuelo y luego a mi padre. En cambio, mi padre cortó el lazo de los nombres y no le llamó así a mi hermano. Eso no quería decir que no pretendiese que él fuera quien heredase la empresa cuando le llegara su turno. Me lo ofreció también a mí para que hubiera dos dueños (más control) y así no hubiera preferencia de hijo, pero la economía no era lo mío. Lo mío era más la ciencia, la medicina. Me encantaría ser médica y poder salvar a aquellas personas en peligro. Sería una satisfacción poder ver las sonrisas de esos pacientes cuando lograse curarlos. Lo que no me gustaba de esa profesión, y supongo que a nadie, era que fracasase en alguna de mis misiones. Ese remordimiento de no haberlo conseguido lo llevaría en mi cabeza toda la vida y no sabría cómo perdonármelo.

Desde pequeña siempre había estado al tanto de cómo tratar a una persona en malas condiciones, gracias a mi tía Grazy. Ella era doctora y era un ejemplo a seguir para mí. Era quien hizo que me gustara todo este mundo, guiándome en cada duda que tenía, y me encantaría convertirme en lo que hoy en día ella había logrado.

Esta vez mis padres no estaban seguros de si iban a viajar. Tenían el pensamiento de trabajar telemáticamente desde aquí porque tenían muchas tareas que realizar encomendadas por la sede de la empresa. Pero, sin previo aviso, le ocurrió un problema a la empresa de Alemania y tuvieron que irse rápidamente. Así que, tras marcharse sobre las nueve de la noche, pusimos un comunicado anunciando que la fiesta que fue cancelada volvía a abrir sus puertas.

Cuando llegué a la cocina todo era un desastre: vasos derramados en el suelo, soltando todo su contenido y manchando la moqueta; nachos mojados de cheddar también esparcidos por el suelo; un chico tumbado en la encimera durmiendo con un vaso lleno de alcohol casi a punto de caerse de sus manos. Me quedé un rato observando el panorama con cara de asco y vi cómo la baba del chico salía por su boca. Mi casa estaba en malas condiciones y apenas hace un cuarto de hora que habían dado las once. Sin duda, más gente iba a seguir viniendo durante la noche y no podía dejar que vieran esta pocilga y aún menos Bruno, quien hace un minuto me dijo que estaba viniendo para acá.

Aguijón Verde [SUSAC#1]Where stories live. Discover now