15. El bate de béisbol.

146 25 56
                                    

CAPÍTULO 15

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

CAPÍTULO 15

EL BATE DE BÉISBOL

ALEX

No me podía creer que esas palabras hubieran salido de la mismísima boca de Victoria Watson. Me había quedado totalmente perplejo, en estado de shock. Esas palabras me habían llegado del mismo modo que si me hubiera apuntado con una pistola y me hubiera pegado un tiro en el corazón.

En primer lugar, no sabía por qué diablos estaba en esta estúpida fiesta mientras que podía estar tranquilamente en mi casa sin que nadie me molestase y sin ningún ruido fastidioso como el que había resonando por todo el solar. Cuando estaba decaído lo que quería era estar solo y con serenidad en mi ambiente. Pero no, tuve que venir aquí por Dexter y no es que se lo estuviera recriminando, ya que si mi amigo me pedí un favor se lo haría encantado todas las veces que me necesite. Sin embargo, el día de hoy será proclamado como "La mala suerte de Alex", pues Victoria, de repente, se acercó a mí para molestarme después de ignorarme durante toda la semana. Quería saber por qué me había traído hasta el invernadero que había nada más salir de su jardín, en un extremo de la parcela de su casa. ¿A qué? Al principio, cuando me empujó contra el árbol, pensé que sería para acabar lo que ocurrió la noche del martes —algo que no iba a permitir porque no iba a ser ningún juguete suyo como todos—, pero luego, al ver cómo me miraba con cara de enfado, me dejó en dudas. No tenía ningún sentido.

De mi boca no salía la pregunta que llevaba rato en mi cabeza rondando: «¿Qué quieres de mí, Victoria Watson?». Mas ella ya se me adelantó cuando me acusó de la desaparición de Zada.

No me podía estar pasando esto. Tan solo llevaba aquí media hora y nada más llegar perdí a Dexter totalmente de vista entre la multitud. Esto parecía un plan de Victoria para encarcelarme en este sitio y para reprocharme cosas que nunca en mi vida podría llegar a hacer. Yo no sería capaz de hacerle daño a una persona, ni mucho menos a Zada. Esa chica era miembro de nuestro grupo de amistad y... era mi novia. Sí, yo tenía novia. Empecé con ella a principios de año, pero todo terminó cuando ella desapareció.

Pensamiento tras pensamiento vi por el rabillo del ojo cómo Victoria se iba a la fiesta, huyendo de mí o, más bien, del supuesto secuestrador.

No podía dejar que pensara que yo sería capaz de hacer eso. Me negaba a aceptar que me tuviera miedo. ¿Será por ese mismo motivo por el que llevaba toda la semana evitándome? Y lo que más me tiene en dudas, ¿cómo había podido relacionarme con Zada para acusarme de su desaparición si decía que no me conocía de nada?

Corrí hasta ella y la detuve antes de que pisara el jardín de su casa, donde estaría a la vista de todo el mundo. La sostuve un buen rato del brazo y ella dirigió su mirada hacia mis manos. No sabía si con actitud temerosa o con ganas de fusilarme el brazo con rayos X a causa de la rabia. Ella echaba el aire fuertemente por la nariz con la respiración descontrolada. Se notaba que tenía miedo, pero hacía lo imposible para ocultarlo.

Aguijón Verde [SUSAC#1]Where stories live. Discover now