17. La amenaza.

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CAPÍTULO 17

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CAPÍTULO 17

LA AMENAZA.

ALEX

Antes de dirigirme a mi segunda clase del día, me detuve en mi casillero para tomar el libro de matemáticas, que era la asignatura que me tocaba ahora. Al sacarlo de la taquilla, un papelito cayó de la nada al suelo, desconcertándome. Me agaché y lo agarré dubitativo. Era una nota doblada por la mitad. Aún agachado en el suelo, la desdoblé y leí lo que contenía:

Deja de hacer el tonto y detente antes de que sea peor para ti. En primer lugar, aléjate de Victoria; si no, atento a las consecuencias.

MO

Me levanté de la sorpresa.

No tenía ni la más mínima idea quién podría ser tan posesivo como para hacer tal cosa. Mentira. Sí lo sabía. Había una persona que se me pasaba por la mente que pudo haberla escrito perfectamente. Vivian. Ella era la única que me quería lejos de Victoria. ¿Lejos? Mucho más que eso. Ella quería que hubiera una larga distancia entre los dos, donde un enorme muro de ladrillos me impidiera verla. Al darse cuenta de que su plan de intentar alejarla de mí fue un fracaso, seguro que tenía que darme una lección de otra forma. No le bastaba con meterle mierda sobre mí a su mejor amiga; ella quería ganar hiciera lo que tuviera que hacer. Al repararse de que no consiguió lo que quería, ella tenía que obtener otras medidas mucho más drásticas.

No obstante, me ponía dudoso las dos letras que había escritas al final, es decir, la firma del amenazador. Además, conocía bastante bien a mi hermanastra y sabía que nunca se escondería detrás de una simple nota. Ella era una chica muy directa y sin vergüenza alguna como para decirte directamente las amenazas a la cara, pues así se aseguraría de provocar más miedo para que la víctima le hiciera caso sin rechistar. Vivian con tan solo mirarte mal con sus ojos verdosos ya te estaba quemando la piel, como si de ellos desprendiera una fuerza maligna que le proporcionó Maléfica nada más salir del útero de su madre.

Sin darle importancia alguna, arrugué el papel y lo lancé, tirándolo en el interior de mi casillero. Alargué la mano para poder sacar la libreta, y otro papelito cayó de él. Volví a agacharme con el ceño fruncido y con un nudo formándose en mi garganta y me levanté con la nota en la mano. No sabía si era buena idea abrirla o era mejor pasar de ella. Opté por la primera opción, porque la intriga me estaba matando lentamente, y la desdoblé.

Como ya supuse, vas a ignorar la nota anterior, por lo que no me queda más remedio que actuar ya para darte una advertencia. ¿Qué tal si comenzamos con tu coche? Buena suerte, Brooks.

MO

La cara se me descompuso de una manera indescriptible. Nada más leer la palabra coche, el sudor comenzó a bajar por mi cabeza. Si lo que decía la nota era verdad y le habían hecho algo a mi coche, es cuando ya sí me iban a enfadar. Ese coche era muy importante para mí; tenía un significado muy especial.

Aguijón Verde [SUSAC#1]Where stories live. Discover now