19. La banda callejera.

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CAPÍTULO 19

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CAPÍTULO 19

LA BANDA CALLEJERA

ALEX

Por mucho que Victoria me lo negara, estaba seguro de que fue Vivian quien me destrozó el motor del coche. Mi mente no conseguía alejar las imágenes de ella haciéndolo a la vez que me maldecía en voz baja.

Acompañé al gruista hasta el taller. Pero fue para nada. Tenía el motor roto, por lo que tenía que comprar otro y no podía gastarme ese dineral. Sin embargo, no iba a abandonar ese coche ni aunque me dieran un pastón por él. Me traía muchos recuerdos de mi madre. Me puse muy nervioso cuando me comentó el mecánico que no había ninguna solución si no compraba otro motor. Este, al verme tan preocupado, me propuso que trabajara para él para reunir el dinero y así poder comprarlo y pagar algunos arreglos, ya que había algunos fallos que nunca me di cuenta.

Victoria y yo estuvimos alrededor de una hora y media debatiendo quien pudo haberme amenazado. Ella aún negaba que pudiera haber sido su querida mejor amiga. Después de que no nos pusiéramos de acuerdo, nos pusimos manos a la obra con la investigación.

Victoria me explicó que mientras me estaba esperando, antes de tumbarse desesperada en su cama, se puso a investigar un poco sobre el caso por su cuenta para no perder el tiempo.

Encendió su portátil para enseñarme lo que había encontrado.

—Tardé un buen rato en encontrarlo, ya que casi todas las páginas me decían lo mismo, que pudo haberse escapado, y eso fue justo lo que me dijiste, que se escapasteis juntos —me comunicó, buscando una página secreta que había rastreado desde el ordenador de su primo policía y donde encontró la información que me quería aclarar—. Por cierto, ¿se lo comentaste a la policía?

—No, solo pasamos una noche afuera, por lo que preferí no nombrar ese tema para no meterme en más líos —revelé, tomando el puff blanco que tenía Victoria en su habitación y poniéndolo al lado suya para sentarme y ayudarla.

Se la veía bien atenta a la pantalla del ordenador, ya que no me respondió a lo que le conté. Sólo tenía la mirada fija, sin pestañear.

—¡Joder! ¡¿Pero qué mierda pasó?! —gritó, histérica, dándole golpes al teclado del portátil.

—Eh, eh, eh, para —me levanté un poco del puff y detuve sus golpes tomándola de los brazos—. ¿Qué pasó? —le pregunté, centrándome en lo que estaba buscando en el portátil y soltándola con esperanzas de que no volviera a agredir al aparato. Volví a acomodarme en mi asiento.

—No encuentro por ningún lado la página —replicó y tuvo intenciones de darle otro golpe al teclado pero, en un acto reflejo, se lo impedí sujetándole el brazo.

—¿Has mirado en el historial? —le pregunté, colocando cuidadosamente su brazo a un lado suyo y girando la silla giratoria en la que estaba sentada para quedar cara a cara con ella.

Aguijón Verde [SUSAC#1]Where stories live. Discover now