❄Calidez❄

3.7K 402 79
                                    

El agua caliente provocó que su cuerpo entero se estremeciera. Se dejó caer en el agua dejando solo su cabeza a la vista y miró el techo de madera. Sabía más que nunca que tenía que preparar a su gente para ataques de demonios, ya que el peligro era cuando se quedaban trabajando hasta tarde y no tenían cómo defenderse.

Narumi nunca antes había tomado un arma, la primera vez fue la daga de ayer, pero sus padres siempre la habían mantenido al margen de guerras, pero jamás ocultaron lo que sucedía en ellas, porque sabían que tarde o temprano, Narumi iba a tomar el puesto de líder.

La joven, antes de que su padre falleciera, había leído todos los libros que sus antepasados habían dejado, y tenía un escaso recuerdo de haber escuchado esas historias antes. Y eso era porque su madre, se las leía todas las noches cuando Narumi podía dormir bien sin tener una tos que la atacara sin dejarle respirar.

Admiraba a sus antepasados y todo lo que habían hecho por el Clan, así que Narumi estaba dispuesta a dar su vida por su gente en el caso de cualquier cosa.

—¡¡Narumi-sama!! —gritó Kiko cuando vio que la joven se hundió por completo.

La sacó de un solo tirón y su cuerpo enseguida comenzó a enfriarse.

—¡Narumi-sama, no me asuste de esa manera! ¡La estaba llamando desde hace un rato pero no me respondía!

—Lo siento...

Kiko bufó.

—He traído sus kimonos, ¿cuál se pondrá hoy?

Narumi la ignoró y se puso una bata para luego entrar a su habitación.

—¡Narumi-sama, no me ignore!

Narumi tomó el kimono rosado cereza del antebrazo de su asistente y Kiko asintió convencida.

—Esa es una buena elección, Narumi-sama.

—¿Lo crees?

—¡Claro! Combina a la perfección con su cabello blanco.

—Si así lo dices...

Se colocó el kimono con ayuda de Kiko y ella asintió satisfecha de lo que veían sus ojos. Narumi era increíblemente bella, además tenía una figura alta y con buenas curvas a pesar de tener solo veintidós años. Kiko pensaba que era una lástima que todavía no apareciera un muchacho que le hiciera sonreír o reír. Ató la faja y se puso un haori largo de seda, del mismo tono que su kimono y ató su cabello en una coleta alta.

—Narumi-sama... no lo quise preguntar antes pero, ¿está segura de la decisión que está tomando? Digo, es buena idea que nos sepamos defender ante esas criaturas pero ¿está segura que nos mezclemos con un Tsugikuni?

Era cierto, Yoriichi también era un Tsugikuni, pero Narumi sabía que ese chico no era ni similar a Michikatsu en cuanto personalidad. Bastaba con estar cerca de él y sentir la amabilidad ser expulsada por todos los poros de ese muchacho.

—Confío en él. Estoy segura de que será un buen maestro.

—¿Y usted también será su Tsuguko?

Narumi se congeló.

—Yo... tengo otras cosas que hacer, ¿si? Luego buscaré yo la forma de protegerme, pero antes de mí, están ustedes.

Narumi abandonó la habitación y dejó a Kiko con lágrimas en los ojos.

Narumi abandonó la habitación y dejó a Kiko con lágrimas en los ojos

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

Narumi se acercó al grupo en donde Yoriichi estaba. Al parecer les estaba mostrando su espada nichirinto. La joven se acercó y observó el color: era negra.

—Las espadas nichirinto pueden cambiar de color dependiendo el usuario. Por ejemplo, yo uso el aliento solar, y es de color negro, pero un compañero usa la respiración del agua y es azul.

—¿Tantas respiraciones existen? —preguntó Sumiko, una niña de siete años que estaba entusiasmada con aprender.

—Sí —le respondió a la pequeña—, son variaciones. Ninguno de los que he enseñado ha logrado ejecutar la respiración del sol a mi nivel, por eso comencé a enseñarles variaciones. —se puso de cuclillas y posó una mano en la cabeza de la niña—. Tú, todavía estás muy pequeña para comenzar con estas prácticas, pero confío en que cuando crezcas, serás una cazadora muy talentosa. Puedo verlo en tu corazón.

La pequeña se sonrojó y asintió.

—¡Sí, maestro! ¡Yo quiero que usted sea mi maestro y aprenderé a usar el aliento solar aunque me cueste!

Al parecer Yoriichi ya se había ganado la confianza del Clan, por lo que no fue problema alguno la falta de comunicación. Tenía una paciencia increíble y un respeto enorme cuando tenía que enseñarle a las chicas. Nunca hubo malas intenciones de por medio, y eso era algo que a Narumi le agradaba.

—Yoriichi-neesan, ¿podría enseñarnos las posturas de la respiración del sol?

Yoriichi asintió y se puso de pie para comenzar a ejecutar todas y cada una de las posturas del aliento solar. Narumi miraba encantada la escena frente a ella, los movimientos de Yoriichi eran tan inefables y sin ningún error que provocó que sus ojos se llenaran de lágrimas.

Era como una danza, una danza del Dios del fuego.

—¡Es increíble!

—¡Otra vez!

Narumi decidió interrumpir.

—Niños, dejen descansar a Yoriichi-san, es hora de que ustedes vayan a dormir, ¿bueno? Otro día podrán verlo de nuevo.

Los niños obedecieron a Narumi y se alejaron de ella corriendo.

—Lo siento por eso, los niños se entusiasman muy rápido.

Yoriichi no dijo nada.

—Esa respiración es muy fuerte, ¿no? Se puede ver a leguas.

—Sí.

Narumi apretó sus labios.

—¿Tiene hambre?

—No. Tengo que irme ahora, tengo una misión, pero volveré cuando tenga tiempo.

—Claro, pero antes, ¿sabe en dónde puedo conseguir el material de las nichirinto? Creo que necesito cambiar las hojas de las lanzas y dagas por ese material para que sea efectivo cuando nos encontremos con demonios.

—Es una buena idea. Le preguntaré a Oyakata-sama.

—¿Oyakata-sama?

—El líder de la institución. —respondió.

—Oh... ya veo. Bien, entonces no le hago perder más el tiempo y que le vaya bien en su misión.

Yoriichi hizo una pequeña reverencia.

—Gracias por la comida y todo.

—No agradezca. Tome, mire. —sacó un paquetito de su haori—. Nunca sabe cuándo le dará hambre. —le miró.

Yoriichi simplemente asintió y dejó el lugar con un sentimiento de calidez que no sentía desde que su familia falleció a causa de un demonio. Miró una última vez atrás y se encontró con los ojos blancos de Narumi mirándolo tranquilamente.

Ella levantó su mano y desapareció del campo visual de Yoriichi. La luna y ellos habían sido testigos de sus corazones acelerarse luego de esas miradas tan puras y amables. 

❄❄❄❄❄

(Referencia del kimono).

(Referencia del kimono)

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.
La Dama De Hielo || YoriichixTú (TERMINADA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant