❄Hogar❄

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~Narumi~

Otro mes se había cumplido. Ahora estaba más rellenita y me costaba caminar. A pesar de tener casi cuatro meses, este bebé quería crecer y crecer.

—Te daremos de alta hoy.

Mi cuerpo se relajó. ¡Por fin iba a dejar este hospital e iba a volver a mi hogar! Yoriichi estaba feliz, así que me besó ahí sin importar las miradas de las enfermeras.

Sentí algunos suspiros y miradas de envidia. Sabía que muchas enfermeras habían intentado coquetear con mi pareja, pero él las rechazaba de manera cortés.

—Lo siento. —murmuró con las mejillas sonrojadas.

Acaricié su mejilla.

—Te he comprado un kimono para que puedas cambiarte.

—Gracias.

Comencé a vestirme ahí mismo y las enfermeras lanzaron un grito.

—¿Qué?

—¡¡Cómo se desviste delante de un hombre!!

Les dirigí una mirada fría.

—¿Y cómo creen que quedé embarazada?

Ellas se quedaron calladas y sus rostros se pusieron rojos.

—Lo sentimos, Narumi-san.

Yoriichi me dirigió una mirada de desaprobación.

—Gracias por todo lo que hicieron por Narumi.

Miré de reojo cómo se sonrojaban. «Malditas...».

—¡No agradezca, Yoriichi-san!

—Es nuestro deber.

Ignorando estos celos enfermizos, hice una reverencia.

—Gracias, de verdad.

Ellas asintieron. Me despedí y salimos del hospital con un sentimiento de plenitud. Sentir la suave brisa mañanera bañar mi rostro me encantaba.

—Estoy tan feliz por volver a nuestro hogar.

—Yo también.

Sonreí y tomé su mano.

Caminamos en silencio disfrutando la compañía del otro y cuando llegamos a casa, me sorprendí.

—¡¡Hay muchos árboles de cerezos!! ¿En qué momento? —me volteé mirando a Yoriichi con mi boca abierta.

—Le pedí a Kaori-chan que las plantara.

—¡¡Waaa, muchísimas gracias!! Eso se ve hermoso.

Me giré nuevamente, pero cuando sentí el olor de los nervios emanar del cuerpo de Yoriichi, lo miré y mi rostro se calentó al verlo de rodillas frente a mí. Tenía la mirada avergonzada y sus mejillas de un fuerte rojo mientras tendía una pequeña cajita roja con un anillo de compromiso descansando en él.

Sentí mi corazón latir muy rápido.

—Yoriichi...

Él me miró y sus ojos eran de amor y nerviosismo puro.

—Narumi, desde el primer momento en que te vi, supe que tú eras mi luz y mi hogar, sabía que tenía ese derecho de cuidarte y protegerte y perdóname si alguna vez no cumplí con esas promesas. —susurró con voz temblorosa—. Pero quiero que sepas que te amo mucho, eres lo más valioso que tengo junto a nuestro hijo que viene en camino, por lo que pasar mi vida al lado de ustedes, es el pago y la pequeña felicidad que sé que merezco. Por eso Narumi..., ¿quieres ser mi esposa?

La Dama De Hielo || YoriichixTú (TERMINADA)Where stories live. Discover now