❄¿Un sueño?❄

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Narumi sostenía una espada de bambú. Yoriichi le había enseñado la posición correcta, pero se había distraído mirando la espada, por lo que el chico, con mucha paciencia, se acercó a la chica y tomó su mano para obligarle a poner una postura correcta.

—Por favor, no pierda la concentración.

—Ah, lo siento.

Volvió a ponerse en la postura correcta y Yoriichi se puso enfrente de ella. Narumi esperó el ataque, pero se quejó cuando sintió un pequeño golpe en su pierna izquierda. ¿En qué momento?

—Tiene que defenderse.

—Está bien.

Volvió a posicionarse delante de Narumi y se lanzó hacia ella. La chica puso la espada de bambú delante de ella provocando que el ataque de Yoriichi fuese detenido. Yoriichi, quitó la espada y dio una vuelta con la intención de atacarla de nuevo, pero Narumi fue más rápida y cambió de lado provocando que le diera un golpe seco en la espalda a su maestro.

Le dolió un poco, pues Narumi no tenía medición con su fuerza, pero no le dio importancia, estaba satisfecho del aprendizaje rápido de la chica.

—Vamos a practicar defensa y ataque durante dos semanas. La tercera te enseñaré la respiración de enfoque total y finalmente, nos enfocaremos en enseñarte algún aliento. ¿Tiene alguna idea de lo que quisiera aprender?

Narumi lo pensó y miró las glicinas.

—Me gustaría un aliento relacionado con las flores.

—Entiendo.

Narumi y Yoriichi entrenaron un poco más y luego se dedicaron a comer para recuperar las energías. Fue una tarde agradable, y Narumi, por primera vez, sintió una calidez en su corazón.

 Fue una tarde agradable, y Narumi, por primera vez, sintió una calidez en su corazón

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Ya era de noche cuando Narumi decidió irse. Había tenido una conversación con Haganezuka-san, un herrero joven que se encargaba de forjar las espadas de lo cazadores. Yoriichi le comentó que ese no era su herrero, pero Narumi se sentía satisfecha hablando con aquel hombre que tenía una gran pasión y amor por lo que hacía.

Las espadas iban a estar lista en dos meses, así que era tiempo suficiente para que su gente siguiera entrenando y ella también.

—¡Narumi-san, ¿ya se va?!

Narumi se dio la vuelta mirando a Rengoku.

—Sí, es tarde y prometí a mi Clan volver antes del anochecer. —se avergonzó.

Había roto una promesa.

—¡Me ofrezco para llevarla a su pueblo!

—No se preocupe, Rengoku-san, Yoriichi-san me guiará.

—¡Ya veo, entonces que le vaya bien! ¡He notado que tiene mucha pasión en su corazón! ¡Solo tiene que encender esas llamas que están apagadas!

Narumi le miró estupefacta, pero luego esbozó una pequeña sonrisa.

—Lo tendré en cuenta. Gracias, Rengoku-san.

Yoriichi se acercó a ella.

—¿Vamos?

—Sí.

Se despidió de los demás cazadores y subió a su caballo, quien nuevamente bufó cuando Yoriichi tuvo la intención de acercarse a acariciarlo.

—Todavía no le agrada.

—¿Debería hacer algo?

—No lo sé, Yuki es algo mañoso.

Yoriichi subió a su caballo y comenzó a andar, Narumi le siguió de cerca. Sus ojos se comenzaban a cerrar por el sueño, pero se lograba mantener despierta gracias a que su caballo se daba cuenta y levantaba levemente sus patas traseras.

De repente, ambos caballos comenzaron a volverse locos, y Narumi se asustó. El caballo había tomado otro camino, lejos de Yoriichi.

—¡Yuki, amigo, cálmate! —gritó mientras sostenía con fuerzas las sogas intentando que cambiase de dirección o al menos se quedara quieto, pero Yuki lanzó lejos a Narumi y el caballo corrió adentrándose al bosque.

Narumi cayó en una roca y se hizo daño en su brazo, se quejó y comenzó a buscar a Yoriichi por todas partes, pero se encontraba sola. Yuki había arrancado y no había rastro de él, ni siquiera podía olerlo.

Se puso de pie con algo de dificultad y sintió algo en su cabeza. Llevó su mano y luego miró, había sangre; también se había hecho daño en su nuca.

Olió el aire, pero no había ninguna señal humana, solo olor a tierra mojada y a cerezos.

Comenzó a caminar ignorando el dolor de su brazo y cabeza, y comenzó a andar en dirección contraria. Quizás así podía encontrar a Yoriichi. Sentía un par de ojos observarla, por eso comenzó a andar más rápido, pero de pronto, una chica se puso delante de ella.

—Divina.

Narumi la miró con enfado y se alejó un poco. Sacó la daga de su faja y la sujetó con fuerzas.

—Con esa mierda no podrás vencerme.

—No me interesa. Te mataré.

—Qué fría, pero siento decirte que la que va a morir eres tú.

—Bien, entonces inténtalo.

Ese día tuvo la suerte de que su enemiga era especialista en combate de cuerpo a cuerpo. Por lo que pudo esquivar varios ataques de ella con solo lo aprendido hace unas horas. Narumi logró tomar las manos de la demonio y con la otra enterró su daga en la cabeza, pero la demonio pateó su abdomen y Narumi cayó contra el suelo.

—Eres débil.

Narumi lo sabía, no tenían por qué decírselo. Sabía que estaba recién aprendiendo a defenderse, por lo que no iba a tener una fuerza inhumana en el primer día de entrenamiento.

—Ya lo sé, ya lo sé. —la miró y esbozó una sonrisa molesta.

La demonio se acercó a ella y un tentáculo salió de su espalda. Se enterró en el abdomen de Narumi y ella se quejó, pero esa sonrisa molesta no abandonaba su rostro.

—Tú... debes ser del Clan Hayashi.

Narumi rápidamente sintió su sangre hervir.

—¿C-cómo lo sabes? —sentía su cuerpo entero tiritar a causa del dolor.

—Venía de pasada por el bosque cuando me topé con un lindo pueblo, me entretuvieron un buen rato hasta que decidí pelear en serio. —lamió sus labios—. Esos niños... gritaban el nombre de una tal Narumi que iba a salvarlos, pero me terminé aburriendo por lo que los devoré.

—N-no, debe ser una broma.

Narumi pensaba que había sido un sueño, que el golpe en la cabeza la había sumido en un sueño en el que se imaginaba cualquier cosa terrible por el remordimiento de haber roto su promesa de no llegar antes del amanecer.

Pero lamentablemente, el dolor en su cuerpo, era la única cosa que le decía que eso no era un sueño, sino una dura realidad.

La Dama De Hielo || YoriichixTú (TERMINADA)Where stories live. Discover now