La Dama De Hielo || YoriichixTú (TERMINADA)

❄Primer Amor❄ (Final)

~Narumi~

Estaba dándole pecho a mi hija mientras leía un libro de padres primerizos. Me lo regaló Yumeko, pero lo estoy leyendo por mera curiosidad, quiero ir aprendiendo cosas por mí cuenta.

Akira dejó mi pezón y le limpié su rosada boquita con un pañuelo de algodón que mi abuela me regaló. Ella abrió sus ojos y sonreí al verlos, eran de un rojo muy claro.

—Qué bella eres, Akira. —besé su cabecita.

Ella comenzó a llorar.

—¿Por qué lloras? —le pregunté poniéndome de pie mientras la movía suavemente para cesar sus llantos—. ¿Extrañas a papá? Él fue al pueblo a comprar comida para nosotros.

Ella frunció el ceño.

—¿Por qué te enojas? Tú no puedes comer de eso todavía.

Talló sus ojos y bostezó. La apoyé en mi pecho para acariciar su espalda y hacerla eructar. A lo mejor esa era la causa de su llanto. Estuve así unos minutos hasta que eructó.

—Hey, de verdad emites sonidos muy fuertes a pesar de tener días y ser muy pequeña, cielo.

Suspiré y dejé a Akira al lado de su hermano. Sí, hace diez días creímos que Akira era la única, pero sorpresa fue cuando Yumeko nos dijo que había otro en camino.

Yoriichi casi se desmaya, y pues, yo también.

Estaba cansada con darle a luz a Akira, pero sabía que tenía que hacerlo con Seiji, porque sino, podríamos morir ambos.

Jamás me imaginé que iba a tener mellizos, y cuidar de dos es en verdad muy complicado. Seiji se parecía más a Yoriichi, tenía el cabello negro con reflejos rojos, pero sus ojos eran blancos, como los míos.

Le reproché a Yoriichi por darme más amor de lo merecido, a lo que él se sonrojó y deseó que lo tragase la tierra.

Tomé a Seiji y lo alimenté.

—¿Quién es el hijo de mami?

Seiji era mucho más tranquilo que Akira. Akira lloraba más y hacía más escándalo, en cambio Seiji, se la pasaba durmiendo y no lloraba nunca. Lloró sólo cuando nació.

Le di un pequeño beso en su frente y terminé de alimentarlo justo cuando sentí a Yoriichi.

—Regresé.

—Bienvenido. —le sonreí.

Yoriichi fue a lavarse las manos y luego volvió a mí para darme un beso. Luego le dio un beso a la frente a Seiji y finalmente se acercó a la cuna para tomar a Akira en brazos.

—Te extrañaba, ¿sabes? Creo que eres su favorito.

Él esbozó una sonrisa.

—¿Puedo sacarla?

—Sí, pero cúbrela con una manta, hace un poco de frío afuera.

Él asintió y con sumo cuidado la envolvió en una mantita amarilla. La acomodó entre sus brazos y luego me miró con sus ojos llenos de amor.

—Te amo.

—Te amo, Yoriichi. —le di un largo beso y luego ambos salimos de la cabaña para sentarnos en el banco bajo los árboles de cerezo casi sin hojas.

Seiji estaba dormido en mis brazos.

—Mellizos, quién lo diría.

—Fue una agradable sorpresa, la verdad.

Lo acusé con la mirada.

—No quiero tener más hijos por lo menos en diez años más.

Él soltó una carcajada.