❄Decepción❄

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—Hija, el Clan Hayashi ha sido especial por el color de los ojos y porque ha sido bendecido por buenas personas y buenas tierras.

Entiendo,  padre.

—Sabes que no me queda mucho de vida, y tú vas a tener que asumir el cargo tarde o temprano. Recuerda siempre cumplir tus promesas y mostrar confianza a la gente, de esa manera, todos ellos te seguirán.

Las palabras de sus padre se repetían en su cabeza una y otra vez. La demonio veía con diversión como una joven moribunda se arrastraba por el suelo para llegar al lugar en donde estaba su Clan. Mientras que un joven de cabello rojizo mataba a todos los demonios a su paso para encontrar a la muchacha que había desaparecido hace unos minutos. Estaba preocupado, y se notaba en cada ataque desesperado que lanzaba.

Logró librarse de los demonios y corrió en dirección al olor a sangre. Su pecho se sentía apretado de imaginar el peor escenario posible. Pues desde que conoció a Narumi, sintió aquella necesidad de pasar a su lado siempre y protegerla de todo.

—Eres de verdad una vergüenza.

El demonio puso su pie de forma brusca en la espalda de la joven. Narumi lanzó un grito de dolor. La lluvia había comenzado a caer.

—¡Muere luego, escoria!

Yoriichi vio enfurecido cómo el demonio le pegaba una y otra vez a la joven que no dejaba de gritar del dolor.

Aliento solar. Primera postura: Vals.
 
Y con una sola técnica y un solo corte horizontal, logró cortarle la cabeza al demonio que estaba tan embobado disfrutando del sufrimiento ajeno, que no sintió la presencia de Yoriichi, pero era algo natural de él, la presencia de aquel chico pasaba desapercibido para todos.

Narumi no dejaba de llorar, no por el dolor, sino por la decepción de haber roto una promesa y no haber sido capaz de defender a su Clan. Yoriichi, rápidamente se sacó su haori y lo enrolló alrededor del abdomen para detener el sangrado. Narumi soltó un quejido y miró a Yoriichi, él se quedó quieto ante la mirada sólida y el opaco de sus ojos.

—Debemos ir a la sede.

—No... llévame... llévame a mi casa. —las lágrimas caían, pero se mezclaban gracias a la lluvia—. M-mi gente, ellos están muertos.

—He mandado a mi cuervo a tu pueblo.

Narumi cerró sus ojos con fuerza.

—Maldición...

Yoriichi comenzó a caminar despacio pero no lento, para que llegara a tiempo a la sede, porque si otra persona que le importaba moría en sus brazos, no lo iba a soportar por segunda vez.

Yoriichi comenzó a caminar despacio pero no lento, para que llegara a tiempo a la sede, porque si otra persona que le importaba moría en sus brazos, no lo iba a soportar por segunda vez

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Michikatsu al enterarse del ataque del Clan Hayashi, corrió sin importar los llamados de su gente. Sí, el Clan de Narumi y el de Michikatsu eran rivales, pero eso no quitaba el hecho de que se preocupaba por la Líder del Clan.

Corrió y corrió, su cabello ya estaba mojado a causa de la lluvia, pero tampoco le importaba. Se topó con más cazadores en el camino, todos con el mismo objetivo.

Cuando llegaron al pueblo, la escena delante de sus ojos era horrible. El olor era nauseabundo y las aves carroñeras, a pesar de la lluvia, ya estaban comiendo los trozos de carne humana que había en el suelo.

Hombres, mujeres, abuelos, niños, bebés, el demonio no había tenido compasión. Decidió eliminar a todos y cada uno de ellos por hambre. Michikatsu mandó a un grupo a revisar la zona y que no hubiera ningún demonio acechando. El samurái buscó alguna señal, ropa, accesorio, lo que fuese de ella, pero el miedo lo inundó cuando no encontró nada de Narumi.

—Michikatsu-san, no hay nada por aquí.

—Por allá tampoco. El pueblo ha sido devorado completamente.

—¡La señorita Narumi iba a regresar con Yoriichi-san! —exclamó Rengoku—. Quizás algo sucedió en el camino.

Michikatsu ordenó que todos volvieran a la sede, si algo había sucedido, de seguro irían a la sede de cazadores para tratar algunas heridas. El joven corrió sujetando con fuerza su espada y con la mirada fija al frente. Parecía tranquilo por fuera, pero por dentro estaba muerto de preocupación.

Llegaron a la sede, que estaba más movible que de costumbre. Habían algunas cazadoras que llevaban baldes de agua, trapos y había otras que regresaban con sus ropas y manos llenas de sangre.

—¿Dónde está Narumi? —preguntó Michikatsu a una cazadora que tenía sus ojos llenos de lágrimas.

—En una de las habitaciones de la finca mariposa. Las hermanas están cuidando de ella. Narumi-san está bastante grave, tiene una herida profunda en su abdomen, además... la pérdida de su Clan entero tampoco está siendo de mucho apoyo.

Michikatsu asintió y entró a la finca mariposa con sus manos temblando. Entró a una habitación y observó cómo muchas mujeres estaban desesperadas para salvar la hemorragia tanto externa como interna.

Miró a Yoriichi quien estaba en una esquina de la habitación con su rostro completamente pálido y la mirada perdida.

—Maldición...

Yoriichi miró a su hermano gemelo y se sintió más relajado al verlo ahí. Sin embargo, no podía dejar de temblar al ver que los primeros auxilios no ayudaban en nada.

—La pérdida de sangre está siendo muy grave. Necesitamos una transfusión.

Enseguida, los gemelos se ofrecieron como voluntarios. Kaori, la encargada de la finca mariposa, miró a los gemelos y asintió. Tenían la misma sangre que Narumi, entonces no iba a ser problema. Le pidió a una colega que le sacara sangre a Yoriichi mientras ella le sacaba a Michikatsu.

Cuando tuvo todo listo, se encargó de realizar la transfusión y la máquina que estaba tomando las pulsaciones de su corazón, se estabilizó y pudieron respirar tranquilos. Lograron parar la hemorragia y coser las heridas, limpiaron todo nuevamente y la taparon con unas sábanas.

—Gracias, Karoi-san. —agradeció Yoriichi haciendo una reverencia.

Michikatsu le imitó.

—Está bien, no agradezcan. Yoriichi-san, todo es gracias a ti, la trajiste a tiempo.

Yoriichi se relajó y asintió.

—Será mejor que la dejen descansar. No despertará dentro de unos días, tiene mucho que asimilar cuando despierte, así que sean cuidadosos con sus palabras. Apoyo. —dijo levantando su dedo índice, como si estuviera acusando a los gemelos—. Denle apoyo.

Cho Kaori, dueña de la finca mariposa, era una mujer de diecisiete años que perdió a su familia en un ataque de demonios. Ella fundó la finca con el fin de dar primeros auxilios, ya que jamás pudo realizar un aliento. Además era la única que regañaba a los gemelos Tsugikuni directamente sin miedo a las miradas serias de ellos.

—Entendido, Kaori-san.

Kaori echó de la finca mariposa a los gemelos, y se dedicó a vigilar de cerca a Narumi, quien estaba teniendo un sueño para nada agradable.

La Dama De Hielo || YoriichixTú (TERMINADA)Where stories live. Discover now