❄Resiste❄

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Las flores de cerezo caían frente a mí, era una imagen tan preciosa que me podría quedar en este lugar para siempre.

Narumi. —alguien habló tras de mí.

Me giré y me encontré con una mujer preciosa, era alta, tenía un cuerpo muy hermoso y un largo cabello tan brillante como la plata, sus ojos blancos estaban apagados, pero mantenía una linda sonrisa en sus labios. ¿Quién es ella y por qué me resulta familiar?

—¿Quién eres?

Ella sonrió.

—Es normal que no te acuerdes de mí, pues pasó justo cuando tú estabas enferma y tu amnesia no te deja recordar lo sucedido hace años.

Sólo la miré.

—Pero está bien, no importa si no me recuerdas, fui una cobarde haberme suicidado y dejarte sola.

—¿Estoy... muerta?

—Sí. —respondió con tranquilidad.

Pasó por mi lado y se sentó en un banco que hace unos minutos, no estaba. Esa mujer no emanaba ningún olor, y cuando caminó, parecía como si estuviese flotando.

—Pero estás a tiempo de volver.

—¿Y cómo hago eso?

—Piensa, Narumi, piensa a quién estarías dejando solo y con dolor interminable por no haber sido capaz de protegerte. Piensa a quién estarías dejando solo con aquel anhelo de alcanzar tu mano y la de su hijo. Piénsalo, Narumi, has memoria.

Por más que lo hacía, solo tenía rostros borrosos.

Narumi, vuelve, todavía tienes que cumplir tus sueños y hacer feliz a Yoriichi.

Yoriichi... por alguna razón, ese nombre me causó una linda sensación en mi abdomen.

—No le causes más dolor en su vida. Él te ama, y tú a él, lucha por tu vida, cielo. Lucha para seguir viviendo.

Tomó mi mano y el escenario cambió, ya no estábamos en un lindo paisaje con árboles de cerezo, ahora nos encontrábamos en una habitación de hospital. Varias personas estaban alrededor de una camilla y gritaban cosas que no lograba escuchar.

Una señora se movió y pude descubrir mi cuerpo sin vida en la camilla.

—¿S-soy yo?

—Así es, Narumi, esa eres tú. Dos vidas están muriendo, así que por favor, vuelve.

La mujer de mi lado, tomó mi barbilla y la movió a dirección del hombre que estaba siendo sostenido por dos hombres más. Su cara de miedo, dolor y mucha tristeza fue lo suficiente para recordar quién era. Parecía no respirar, y sus ojos llenos de pánico me hicieron llorar.

—Tsugikuni Yoriichi, mi pareja. El padre de mi futuro hijo. El hombre que amo. Él... está sufriendo mucho ahora.

—Eso es, Narumi, recuerda.

—D-debo... debo volver. No puedo dejarlo así, é-él ya había perdido a una familia, yo no puedo quitarle la felicidad de nuevo. Yo hice una promesa, yo... iba a cumplir sus sueños.

La mujer a mi lado sonrió.

—Ya estás toda una mujer, estoy orgullosa en lo valiente que eres y en lo que te convertiste. Narumi, ya has recordado, puedes volver.

Tras de nosotras, se formó una luz muy fuerte y muy brillante, que cada vez se iba haciendo más grande.

—Tienes que seguir esa luz.

Agarré su mano con fuerza, sentí la necesidad de que ella me siguiera.

—Vamos, tú también puedes volver.

Ella me sonrió con ternura.

—Mi vida acabó hace años, Narumi, yo he cumplido mi trabajo con hacerte volver a la vida. Ahora ve, vuelve con él.

Soltó mi mano y me empujó. Entonces, recordé algo, pero cuando estaba apunto de gritarle, ella ya había desaparecido y yo... ya había cruzado la luz de la vida.

 ya había cruzado la luz de la vida

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Narumi abrió sus ojos.

—¡¿Despertó?!

—¡La chica ha despertado, esto es un milagro!

—¡¿Pero cómo?! ¡Hace veinte minutos la habíamos dado por muerta!

—¡¡Traigan más sangre, debemos estabilizarla!!

Yoriichi, quien había escuchado todo eso, se había soltado del agarre esos dos hombres y corrió hacia la camilla para ver a su amada. Las lágrimas de felicidad, confusión y amor no dejaban de recorrer sus mejillas como si de un río se tratase.

—¡Narumi...!

La mencionada buscó por toda la habitación al chico de sus sueños y al encontrarlo, sintió que pudo volver a respirar. Estiró su mano y Yoriichi la tomó con temor de hacerle daño.

—Perdóname, por favor.

Ella simplemente le sonrió a través de la máscara de oxígeno.

—¡¡Señor Tsugikuni, le ruego que se aleje de aquí!!

Él, a duras penas, lo hizo.

—¿Qué hay con el bebé? —preguntó con la voz ronca.

—Hay signos vitales, eso es una buena señal. Señor Tsugikuni, es usted un hombre muy afortunado.

Yoriichi se sentó en una silla con ayuda de una joven. Sentía que en cualquier momento iba a desmayarse, por lo que la joven, le dio un vaso con agua con azúcar y él se lo bebió de golpe.

—Le pondré un paño en su cabeza, tiene fiebre.

Él simplemente asintió agradecido. No sabía qué había ocurrido, pero se sentía agradecido y bendecido con aquel milagro.

—Hemos logrado estabilizarla, hasta el momento se encuentra fuera de riesgo vital.

—Gracias, muchas gracias.

Narumi, quien seguía con los ojos abiertos, no dejaba de llorar por la alegría de haber despertado, pero seguía teniendo la duda de quién era esa mujer, ¿acaso ella dio su posibilidad de renacer a Narumi y a su hijo? Porque si era así, Narumi iba a aprovechar esa nueva oportunidad de vida al máximo.

La Dama De Hielo || YoriichixTú (TERMINADA)Where stories live. Discover now