Capítulo 22

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Noan

Sus ojos azules vuelven a conectar con los míos y siento como todo a mi alrededor se pierde, joder, la mujer que amo está frente a mí después de cinco putos años y ninguna puta palabra más que su nombre puede salir de mi boca.

Ambos nos miramos, sus ojos siguen conectados con los míos, Aline Vial está frente a mí y está tan hermosa como el día en que se fue.

-tú estás aquí- mi voz es baja y eso parece traerla de nuevo a la realidad, veo como pasa sus manos sobre sus muslos, siempre hacia eso cuando estaba nerviosa.

-sí- responde después de unos segundos, joder, su voz estaba causándome un puto éxtasis- vine a visitar a mi abuelo.

Y nos volvemos a quedar en silencio mientras nuestras miradas conectan de nuevo, estoy a punto de hablar de nuevo pero Leilani llega.

-hola- la castaña habla mientras mira alternadamente entre Aline y yo haciendo que la pelirroja se aleje unos pasos.

-hola- responde Aline.

-¿todo bien?- pregunta Ani de nuevo.

-¿ese es mi helado?- antes de que alguno de los dos pueda responder un pequeño pelirrojo viene corriendo mientras mira los conos con helado de chocolate que ahora están derritiéndose en el piso.

-no- responde de inmediato Aline mirando al niño que la analiza con sus ojos azules, tal como los de ella- apenas los compraré, cariño.

Miro al pelirrojo, era idéntico a ella, ojos azules, cabello rojo, ¿era su hijo?

-tía, estás mintiendo, te vimos- y las mejillas de Aline se tiñen de rojo mientras mira mi camisa que tiene dos enormes manchas de chocolate- mi mami dice que las mentiras son malas.

¿era hijo de Alissa?

-Noan- la voz ronca del señor Vial se escucha detrás de mí, volteando encontrando a Bastien Vial en su típica silla de ruedas, sonríe mientras hago lo mismo- que placer verte de nuevo, ¿verdad, Aline?

No miro a la pelirroja pero apuesto a que está fulminando a su abuelo con la mirada.

-un placer verlo de nuevo, señor Vial- respondo mientras estrecho mi mano con la suya.

-dejate de formalidades, puedes llamarme, Bastien- sonrío asintiendo- veo que mi Aline te ha dejado un buen saludo- hace referencia a las mismas manchas en mi camisa.

-ha sido un accidente- respondo- creo- bromeo.

-lo fue- de inmediato la pelirroja responde, esta vez sí volteo viéndola de nuevo, ella me mira también por algunos segundos pero aleja su mirada apenada.

-¿quién es esta señorita?- el abuelo de Aline pregunta mirando a Leilani quien está de pie junto a mí, sonríe mirando a aquel hombre.

-Leilani Petrova- responde la castaña extendiendo su mano amablemente hacia aquel hombre quien la acepta de la misma manera.

-Bastien Vial- responde.

-ella es Aline Vial- hablo yo señalando a la pelirroja quien también extiende su mano con una sonrisa tímida hacia Leilani quien la acepta de la misma manera.

-él es Eric- la pelirroja presenta al niño que mira todo curioso- mi sobrino.

-soy Eric René Fournier Vial- saluda aquel niño haciendo que Aline ría.

-oye señor formalidad no tienes que dar tu nombre completo cada que conoces a una nueva persona- la pelirroja suelta y aquel niño solo niega diciendo que sus padres le han enseñado a ser educado, ¿cuántos años tenía este pequeño?

Mi vista va de nuevo a Leilani quien llama mi atención.

-debo de irme- susurra cerca de mí oído y solo asiento- han venido por mí- miro hacia donde sus ojos se enfocan y un hombre está ahí, esperando por ella, al parecer.

-¿quién es?- pregunto.

-Luka Korovin- responde- mi estúpido guardaespaldas.

Asiento de nuevo.

Ella se despide amablemente y con una sonrisa de todos aquí quienes responden de la misma manera y una vez que se aleja aquel tipo la carga sobre su hombro para llevársela de aquí, sólo escucho como ella comienza a lanzar un montón de maldiciones en ruso.

-¿cómo va todo contigo, Noan?- Bastien llama mi atención- hace mucho que no sabía de ti.

-no puedo quejarme- respondo mirándolo- todo está bien- miento.

-¿vienes con nosotros?- pregunta mientras lo veo mirar a Aline y después a mí- debemos de ponernos al tanto.

-yo- comienzo sin saber que decir, se supone que debía de irme y no estar más aquí- supongo que puedo acompañarlos un rato.

Aquel hombre sonríe y camino hasta tomar los mangos de su silla de ruedas y comenzar a impulsarlo mientras habla de algunas cosas, nos acercamos al señor de los helados de nuevo, la pelirroja se acerca a hacer la orden de nuevo, una vez que su abuelo y el pequeño pelirrojo tienen sus helados su mirada recae sobre mí.

-¿tú...- comienza y puedo escuchar como su voz tiembla un poco- quieres uno?

-estoy bien así, gracias- asiente y paga lo que ya ha pedido.

No puedo dejar de mirarla, ¿por qué debía de lucir tan jodidamente hermosa y debía alterarme de nuevo? Voltea y me atrapa mirándola, solo alejo mi mirada a cualquier otro punto.

Su abuelo y su sobrino se han alejado un poco mirando uno de los juegos.

-en verdad lamento lo de tu camisa- habla y solo le resto importancia- estaba despistada y no me di cuenta de que había alguien frente a mí.

Niego.

-no te preocupes- respondo y sonríe un poco- entonces- comienzo de nuevo, estoy nervioso- ¿estarás aquí por unos días?

-Sí- responde- solo algunos días.

Asiento.

-¿y tú?- pregunta ahora ella- ¿cómo ha ido todo?- quiero decirle que todo ha ido de la mierda sin ella pero me las arreglo para que algo decente salga de mi boca.

-bien- respondo- todo está bien, el trabajo me consume- invento.

-¿eso es bueno?- pregunta y no puedo evitar sonreír.

-los clubes están creciendo mucho- respondo- así que sí es bueno.

Sonríe también.

-me alegro mucho por ti, Noan- mi nombre en su boca me trae tantos recuerdos.

-¿y tú?- pregunto y la veo hacer una mueca aunque ha intentado disimular he podido captarla- ¿cómo va todo?

Se mantiene en silencio por algunos segundos hasta que finalmente habla.

-no hay mucho que decir- responde- el trabajo también me consume.

Asiento y solo nos mantenemos en silencio.

No había necesidad de decir nada, era suficiente el solo hecho de que estuviera a mi lado, solo su presencia me traía paz de nuevo, una parte dentro de mí se debatía entre decirle toda la mierda que he sido sin ella estos años pero la otra parte de mí insistía en que respetará la decisión que ella tomó hace años.

-¿puedo abrazarte?- pregunta trayendome a la realidad de nuevo, su pregunta ha sido cautelosa y tímida, sé que teme por la que sea mi respuesta.

Sonrío y asiento hasta que poco a poco ambos estamos fundidos el uno en el otro, sus brazos se abrazan a mi torso mientras su rostro se oculta en mi pecho y mis manos solo la aferran más a mí.

Quería decirle que la había extrañado, que la extraño, quería decirle que a pesar de todo este tiempo sigo amándola, que nunca he dejado de amarla o de pensar en ella y sin embargo me mantengo en silencio solo disfrutando este abrazo que sé en cualquier segundo se va a esfumar.

Tu nombre en mi pielWhere stories live. Discover now