Capítulo 26

27.7K 2.2K 319
                                    

Noan

Estoy saliendo de la mansión y en el momento que estoy a punto de subir a mi deportivo un mensaje interrumpe en mi celular, abro el chat y veo que se trata del Italiano.

¿quieres hacerte cargo personalmente?

Era lo que decía su mensaje, segundos después llegan dos fotografías, eran del hombre de ayer, el cabrón hijo de puta que intentó aprovecharse de Aline, una sonrisa ladeada se pinta en mi rostro, ese idiota estaba atado de manos y pies al igual que se encontraba completamente golpeado.

Mándame tu ubicación.

Respondo y después de unos segundos estaba dirigiéndome hacia ese punto, no tarde mucho en llegar, si algo caracterizaba a los Morelli era que siempre querían tener privacidad al momento de hacer sus tratos sucios y sus almacenes siempre estaban ocultos y en donde no llamaban la atención, llego, estaciono mi auto y comienzo a caminar para adentrarme a este.

Encuentro a Raffael ahí, está solo mirando algunas cosas en su teléfono mientras que su otra mano está metida en su bolsillo, miro hacia otro lado y ahí está el cabrón de ayer, solo mira todo asustado.

-vaya- hablo llamando la atención del italiano- ahora si que ha dejado de creerse muy machito.

-es lo que los idiotas como él acostumbran a hacer- responde el ojiazul guardando su celular- ¿lo torturarás o solo lo matarás?- pregunta mientras se cruza de brazos y llega a mi lado para mirar a aquel imbécil también.

-¿qué haría Agapios en nuestro lugar?- pregunto.

-que no haría Agapios- responde él- odia a los hijos de puta como este cabrón, y Agapios haría de todo porque no se saliera con la suya.

Sí, el griego tomaba muy en serio el papel de hacer pagar a cabrones como este.

-mi especialidad es el fuego- comienzo mientras me acerco a aquel hombre- te metiste con la mujer equivocada- hablo mientras tomo su cabello con rudeza y lo obligo a mirarme fijamente.

Lo suelto con dureza haciendo que pegue contra la pared mientras quito mi saco y comienzo a arremangar las mangas de mi camisa.

Las imágenes de ayer regresan a mi cabeza, él intentando tocar a Aline, intentando aprovecharse de ella y mi sangre hierve de nuevo, cualquiera que se metiera con esa mujer se metía también conmigo.

Comienzo a golpearlo una tras otra vez, estaba bastante molesto, solo quería que él se arrepintiera de lo que hizo y yo me encargaría de eso.

Me detengo lentamente y lo veo, está en el piso sangrando, su rostro ha quedado casi irreconocible de lo hinchado y lleno de sangre que está, pero aún así no me sentía satisfecho.

-¿algo que quieras hacer?- le pregunto a Raffael quien sólo se encontraba a la distancia.

Niega.

-se ha metido con tu mujer- responde- eres tú quien debe de hacerse cargo.

-cierto- respondo irónico- olvidaba que Raffael Morelli no tiene mujer.

-estás en lo correcto, Salvatore- responde con aquel típico porte de siempre, ruedo los ojos y solo miro a aquel hombre de nuevo.

-¿tienes gasolina?- pregunto al líder de los italianos y sonríe.

-sabía que dirías eso- responde mientras toma una garrafa y se acerca, era momento de terminar con esto.

Llego al club después de terminar con aquel imbécil, había ido a casa a limpiarme y finalmente había venido aquí.

Estaba bastante concentrado en los documentos que tenía abiertos en la computadora frente a mi que no me percaté del momento en que alguien entró a mi oficina.

Irina está aquí mientras camina para sentarse sobre mis piernas.

-Irina- advierto mientras comienza a besar mi cuello, a la pelinegra no le interesa y continúa con su trabajo.

-¿qué pasó, jefe?- pregunta mientras se pone de pie para después acomodarse hasta que queda a horcajadas de mí- solo quiero divertirme- habla sobre mis labios mientras comienza a frotarse sobre mí.

Termino correspondiendo mientras tomo su nuca y la acerco para besar sus labios con rudeza, ella continúa moviéndose sobre mí creando una fricción entre nuestros cuerpos y algunos leves jadeos salen de su boca.

Comienza a desabrochar mi pantalón liberando mi miembro ya erecto, sus manos comienzan a acariciarme.

Mis ojos se cierran por instinto mientras me recargo completamente en el respaldo de mi silla y solo me concentro en la manera en que sus manos se mueven sobre mí, de un momento a otro me recompongo y abro mis ojos pero la pelinegra ha desaparecido y en su lugar está una mujer de cabellera rojiza.

Ella se mueve de aquella manera que me hace enloquecer por completo mientras que sus labios están entreabiertos liberando así algunos gemidos que me hacen poner más duro, ella está sobre mí, sonríe.

-¿Aline?- pregunto y de un momento a otro todo se detiene y vuelve la realidad, Irina me mira con su ceño fruncido para después ponerse de pie de golpe.

-¿Aline?- pregunta, su voz está totalmente llena de enojo y molestia- ¿quién mierdas es Aline?- prosigue de la misma manera- no me digas, es la mujer, a ella pertenece el nombre en tu pecho- suelta una risa sarcástica- joder, me has llamado como esa idiota.

-basta, Irina- respondo poniéndome de pie y arreglando mi ropa- lárgate.

-¡apuesto a que soy mejor que esa idiota y aún así me has llamado por su nombre!- le importa una mierda lo que he dicho y solo continúa.

-¿qué mierdas te importa?- pregunto con voz dura haciendo que guarde silencio- tú y yo no tenemos nada que ver- prosigo- no tengo porque darte ninguna puta explicación, solo tenemos sexo- resalto- y eso cambia a partir de hoy- me mira- a partir de hoy esto termina, lo único que habrá entre nosotros es una relación jefe empleada- abre sus ojos y boca sorprendida.

-tienes que estar bromeando.

-no lo hago- respondo- largo.

Se queda de pie aquí.

-vete ahora sino quieres quedarte sin trabajo- hablo entre dientes y finalmente termina saliendo de aquí cerrando la puerta detrás de si con dureza.

Posiblemente había sido un hijo de puta pero la imagen de Aline continúa reproduciendose en mi cabeza una tras otra vez, ella sobre mí, gimiendo, enloqueciendome de esa forma. Mierda, odio esto, ¿por qué tenía que regresar justo cuando decido continuar con mi vida?¿Por qué tenía que volver de nuevo cuando me había prometido que la olvidaría?¿Por qué tenía que regresar más hermosa que antes?¿Por qué seguía volviéndome loco con solo una mirada?

Salgo de mi oficina y después de llegar a mi auto arranco, necesito hacer cualquier otra cosa que me mantenga ocupado.

Llego a una de mis cafeterías favoritas en el centro, pongo la alarma a mi auto y me adentro a este lugar.

Mierda.

Yo estoy entrando justo en el momento que alguien está saliendo.

Y como si el destino estuviera empeñandose en ponerla frente a mi a cada jodido segundo ahí está ella.

Aline.

-al menos está vez no manchaste mi camisa- bromeo con una sonrisa ladeada.

Ella levanta poco a poco su cabeza y mi sonrisa se convierte en una mueca de confusión.

-¿qué te ha pasado?- pregunto al ver su labio con una herida en este, una herida que esta mañana no estaba.

Tu nombre en mi pielWhere stories live. Discover now