│Capítulo 15│

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Otro día sintiéndome fatal del alma, de mi corazón, no sé cómo podré seguir así, mi estado de ánimo no puede depender de una persona a la cual no le importo más que sexualmente. Necesito rodearme de personas que me quieran, que se preocupen por mí. Necesito a esa persona especial que vea por mí de manera sentimental, que le importe como pase mi noche, como va mí día, que me diga que me quiere muchas veces en el día, pero lamentablemente no la tengo y no sé si algún día la encuentre.

Estoy perdida entre los brazos de mi jefe, ese hombre que me hace sentir amada sola unas horas y luego se va dejándome olvidada, sé que está mal, que debería de alejarme, pero simplemente no quiero, soy una maldita masoquista porque lo quiero, lo necesito cerca de mí.

Si Valerie se enterara de mis pensamientos y sentimientos estaría muy enojada conmigo, es que, no sé cómo explicar esto que estoy sintiendo por Marcus, antes de que aceptara ser su amante, ya me tenía atrapada por el encanto de su cuerpo, de su cara y de su maldita actitud tan encantadora, tan caballero, ¡tan malditamente atractiva actitud! todo poderoso, por su seductora seguridad que me hacían desearlo más que un sediento al agua.

Y lo peor es que ahora que ya sé que sus besos son la mejor medicina para el mal humor no puedo alejarme, no sabiendo sus caricias curan mi soledad y que sus abrazos calman mi ansiedad y no olvidar de que su sola presencia ahuyenta todos los malos pensamientos e instala los buenos, los pensamientos de deseo, de ¿amor?

Sacudo mi cabeza para ya no pensar en amor por alguien que solo corresponde mi deseo carnal, es que lo hace tan jodidamente bien, que es imposible no sentirse atrapada, sentir esa necesidad de estar jodiendo todo el maldito día. Creo que necesito un baño.

¿Qué será bueno para el desayuno? Creo que me preparare un batido de plátano con fresa y dos panes tostados con mantequilla, que delicioso.

Miro la hora en el celular y tengo un mensaje de Marcus, espero que no sean malas noticias.

>Tienes cita a las 11:00 con la ginecóloga Pena, 40 Worth St Suite 402. No faltes. Marcus.

Ya decidió por mí, muy bien, no importa, no tiene por qué ponerme mal, se agradece que cuide que no salga embarazada, no quiero sorpresas, menos en esta relación que no tiene ningún futuro por su parte, bueno creo que no tiene futuro por ambas partes, una relación no puede ser de una sola persona, yo no puedo llevar en los hombros la relación.

Qué bueno que me mando el mensaje así me hizo acordarme de que no he tomado la pastilla. Voy por mi bolso y rebusco en el hasta que doy con la cajita, me dirijo a la cocina, con lo que quedo de mi batido me tomo la pastilla.

***

Ya estoy aquí esperando mi turno para entrar con la ginecóloga, solo espero que sea amable y no me haga preguntas que me hagan pasar vergüenza.

¿Cómo mi jefe pudo contactar tan rápido con la ginecóloga? Será que a lo mejor aquí trae a todas sus amantes para conseguir un método anticonceptivo. Si es así que vergüenza, espero que no haya hecho la cita diciendo su nombre, pero conociéndole, lo dudo que no haya querido hacerse notar.

―Leanne Callen― subo mi cabeza y veo a una mujer muy guapa con una bata blanca, parece ser que es la ginecóloga.

― Em sí, soy yo.

―Pasa ya es tu turno.

Me levanto de la silla y camino hacia su dirección. Al entrar me recibe un consultorio grande, por fuera no parece que fuera tan amplio, tiene las paredes blancas y algunos retratos del aparato reproductor femenino y otros de bebes en el útero, la veo sentarse en su silla de cuero negra y enfrente de ella un escritorio de cristal, muy lindo. Tomo asiento para platicar con mi ginecóloga. Qué raro se oye.

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Where stories live. Discover now