│Epilogo│

1.6K 59 4
                                    


Odio levantarme por las mañanas y acordarme de mi pasado, quisiera borrarlo de un tirón. Es tan raro pensar que ya ha pasado un año desde que deje New York y no hay día en el que no me sienta triste, triste de haber dejado la vida que tenía, de dejar a mis amigos y sobre todo de dejar al amor de mi vida, pero ya no hay marcha atrás, ahora estoy en un nuevo departamento, con un nuevo trabajo y una nueva vida.

Y vaya que es nueva, ya tengo a mi pequeño bebe, es un hermoso varón fuerte y grande, y sobre todo se parece tanto a su padre, siempre que miro su rostro veo a Marcus, no puedo negar que aún lo extraño como una loca, pero no me arrepiento de haber tomado esta decisión de alejarme de él. Mi hijo aún es muy pequeño, pero tiene una gran fuerza, cuando agarra mi dedo entre sus manitas, lo compruebo.

Nunca pensé que tener un hijo te llenara de amor el corazón, es la persona preferida, a esa que amas más que a tu propia vida, por la cual darías tu corazón por verlo feliz, el solo pensar que podría perderlo me hace trizas el alma, jamás quiero separarme de él, es la luz que ilumina mi vida, el oxígeno que necesito para respirar todos los días. Es la sensación más hermosa del planeta, es una personita que ocupa tu mente en todo el día, siempre quieres saber cómo está, que está haciendo, si ya comió, si durmió bien, pero esa preocupación es agradable.

Cuando salgo de mi trabajo casi corro para llegar a verlo, porque lo hecho mucho de menos en todo el día, solo cuando lo tengo entre mis brazos puedo respirar de nuevo, puedo volver a vivir y mi corazón vuelve a latir.

Valeri ha venido varias veces desde que nació hace tres meses, mi madre solo una vez y no quiero ni recordar cuando les dije que estaba embarazada, me dijeron muchas cosas hirientes pero, ya los perdone, porque no quiero tener rencor en mi corazón y ellos igual se disculparon un sinfín de veces. Así que no es necesario remover el pasado.

Mi trabajo va muy bien, trabajo en un precinto como abogada designada por el gobierno, no puedo quejarme tengo buenos casos, el derecho penal siempre fue mi fuerte.

-Leanne- su voz me saca de mis pensamientos divagantes, me giro a verlo y le sonrió

-¿Qué pasa Andrew?- me esboza la típica sonrisa, esa que según ellos conquista, pero para mí ya no funcionan esas cosas.

-Solo quería saber si quieres que te lleve a tu casa- se rasca nervioso la nuca y yo solo asiento con mi cabeza.

La verdad me vendría muy bien un aventón a casa, no puedo seguir gastando en taxis, si no me quedare sin dinero a final del mes y no podré pagarle a la niñera. Y no quiero que se vuelva a repetir, esa vez quede muy avergonzada.

Termino de acomodar unos documentos en mi pequeña oficina y salgo, cierro muy bien con seguro y camino hacia el elevador, no me queda de otra en este edificio no hay escaleras, pero creo que ahora lo tolero, me tuve que acostumbrar.

Al salir a la calle veo el carro de Andrew, me acerco y me abre la puerta del copiloto, entro y me siento. Espero que no sea solo una trampa para hablar conmigo de sus sentimientos, hace tiempo que le deje en claro que no quería una relación con él, más que la de ser amigos.

El camino a casa es lento y aburrido, sumergidos en un silencio espantoso, parece que pensar en esa situación puso el ambiente un poco tenso, bueno decir poco se queda corto. Es un ambiente muy, muy tenso.

-Gracias por traerme, te debo una- le digo tratando de abrir el carro, pero tiene el seguro puesto.

-Solo quiero decirte algo antes de que te vayas Leanne- ok, yo puedo escucharlo, solo tengo que inhalar y exhalar –tú me gustas Leanne, ¿porque no me aceptas? Te he visto batallar con todo, necesitas un hombre que te ayude, te proteja y este para ti, déjame ser tu pilar por favor- va de nuevo a lo mismo.

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora