│Capítulo 34│

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> ¿Ya llegaste a tu trabajo?

<Ya casi y tu ¿ya estás en el hospital?

>Sí, te mando mensaje más tarde para irte a recoger, hoy no acepto un no por respuesta para ir a comer. Éxito hermosa.

Bloqueo mi celular y lo guardo en mi bolso. Tengo una semana mensajeando con el doctor Montenegro. Al principio no quería, pero Valerie es una terca y siempre consigue lo que quiere. Ahora estoy en un problema, no quiero ir a comer con él. Aún no estoy lista para salir con un hombre, pero eso Val no lo entiende. Ella tiene la idea de que un clavo saca otro clavo, y claro que no es cierto, si fuera verdad ella se hubiera olvidado de Jack hace tiempo.

Bufo.

-¿Que tienes?- pregunta Val. La volteo a ver con los ojos entrecerrados

-Si tú no te hubieras aparecido aquel día en el hospital, no tuviera que estar poniéndole escusas al doctor Montenegro para no salir con él- me cruzo de brazos

-Leanne debes de dejar el pasado, ya empieza de nuevo tu vida, Marcus ni siquiera te ha vuelto a buscar. Aparte tú dijiste que ya se había terminado todo con él. Así que date una oportunidad- blanqueo mis ojos ante sus palabras.

-Esto no se trata de esperar a Marcus, Valeri. Se trata de que mi corazón y mi mente no están listos para aguantar a otro hombre. ¿Me comprendes?- la escucho bufar.

Todo el trayecto a la firma fue en silencio, en recepción nos despedimos y cada quien fue a su área laboral. Y yo como hace tiempo no tengo nada que hacer más que capturar los malditos casos en la base de datos, me puedo dar el lujo de ir por un café y caminar muy lento. No puedo creer que Marcus aún no de su brazo a torcer. Ya me estoy cansando, lo bueno es que ya solo faltan 3 meses para irme de aquí y conseguir un buen trabajo.

La hora de la comida ya llego y todos mis compañeros ya se estar retirando, y yo aquí esperando el mensaje del Dr. Montenegro, solo espero que no se le haya ocurrido dejarme plantada porque por él tuve que cancelarle a Drake, quien no se lo tomo muy bien.

Mi celular suena anunciando un mensaje.

>Leanne estoy afuera de la firma, te espero. No tardes.

Gracias a Dios. Muero de hambre.

Guardo los documentos y tomo mi bolso. Al llegar a la puerta veo un carro de color negro, baja la ventanilla del copiloto y puedo ver que es Carlos, me hace señas con la mano y yo sacudo la mía saludándolo.

-Veo que tiene compañía- dicen en mi espalda. Tiemblo completa, esa voz la podría distinguir de entre muchas.

Me quedo en silencio, no quiero contestarle y tampoco pienso voltearme para verlo, voy a dar un paso cuando su mano me detiene.

-Por favor Leanne, solo dame una oportunidad- susurra

Maldición. ¿Por qué tiene que ser justamente hoy? Y ¿Por qué dejo pasar tanto tiempo? O sea no quiere decir que lo iba aceptar tiempo atrás, solo que, ahora me confunde. Bueno siempre me confunde.

Tengo que fajarme bien la falda y seguir con lo que me prometí hace tiempo; decirle que no y salir huyendo. Porque no confió en mi cuerpo.

-Si es todo, ya me voy- me zafo de su agarre y camino al auto de Carlos.

-¿todo bien?- asiento con mi cabeza.

Marcus es un maldito huracán, viene y acaba con todo lo que construí. Me vuelve loca. No sé qué será de mí, ya no confió ni en mi propia sombra, mis piernas tiemblan en su presencia, mi puto corazón late a mil por minuto y ni que decir de mis sentimientos, ellos quieren salir como vomito. Estoy perdida. Y lo peor de todo es que aún lo amo, soy una tonta.

Todo el camino al restaurant es en completo silencio y lo agradezco enormemente, no quisiera que me preguntara sobre él. O sea que le voy a decir; es mi jefe y también mi ex amante. No quiero estar en esa posición.

-Espero que no te moleste el restaurante- rasca su nuca

-Claro que no- le aseguro riendo

Es un restaurante chico, pero muy acogedor, con varias mesas pegadas a la ventana ya que está en la esquina de la calle. El menú esta empotrado en la pared, así es más fácil, pides y pagas al mismo tiempo, es tipo como un McDonald's. Yo como siempre con mi comida engordadora pido una hamburguesa y el pide unas alitas de pollo.

Tomamos nuestro asiento en una mesa del fondo. Al tiempo llegan nuestras órdenes y comemos en completa armonía. Ninguno se ha atrevido a abrir la boca para hablar. La hamburguesa estaba riquísima y el refresco ya no me cabe, quede súper llena. Suspiro sonoramente y me dejo caer en el respaldo del sillón acolchonado.

-Leanne- me llama Carlos y pongo mi atención en su rostro –ese hombre es ¿algo tuyo?- lo que no quería que llegará se hizo presente.

-Él es mi jefe- titubeo un poco. Espero que se la crea. Aunque no tiene por qué desconfiar. ¿Por qué malditamente me estoy preocupando?

Al diablo.

-Qué alivio- suspira –pensé que era tu novio o algo parecido- suelta una risita, mientras mis ojos se quieren salir de orbita.

-Quisiera que salieras conmigo Leanne, eres muy linda y agradable y...- antes de que empiece a decirme más halagos tengo que dejarle las cosas claras.

-Carlos no quiero ser mala persona pero, no puedo corresponderte de otra manera que no sea como amiga- su semblante se pone serio –yo hace poco termine una relación y no estoy lista- le sonrío

Eres una mentirosa. Ya pasaron meses de tu rompimiento con Marcus. Date una maldita oportunidad.

No y no. No estoy lista.

Se aclara su garganta –Si yo te entiendo Leanne, entonces como buenos amigos será- y estas ves su sonrisa no la siento sincera

***

Termino de ponerme mi ropa interior cuando la puerta es tocada.

-¿Quién será? No espero a nadie, apenas que Val haya decidido a última hora pasar la noche conmigo- hablo conmigo misma

Me envuelvo en una bata y camino hacia la puerta. Quito el pestillo y me encuentro con un rostro muy familiar, de hecho demasiado familiar.

-Marcus por favor vete, no quiero pelear- empuja la puerta y me puedo percatar que en su mano derecha trae consigo un enorme ramo de rosas rojas.

Me esboza su típica y hermosa sonrisa, como idiota se la devuelvo sin pensar, pero al instante la quito, no puedo dejarme llevar por las emociones, la razón puede más que el corazón. Sin ser invitado entra totalmente a mi departamento.

-Bien- digo mirando el techo y cierro la puerta detrás de mí.

-Este ramo de rosas es uno de los muchos que te voy a regalar para que me perdones- lo tomo entre mis manos y no puedo evitar que en mi estómago de nuevo se esté haciendo presente la manada de elefantes.

-Leanne, de verdad yo quiero estar contigo pequeña, por favor solo déjame demostrarte que voy a luchar por ti ¿sí?- su semblante es serio, parece que es verdad lo que está diciendo.

Mis manos queman por abrazarlo y mi boca por decirle que sí, que lo intente, que luche por mí, pero ¿Cómo puedo estar segura?

-Marcus creo que es mejor que te vayas, ya es tarde y estoy muy cansada- si lo mejor es correrlo, no confió en mí en estos momentos.

Exhala todo su aire contenido y camina hacia la puerta. Qué raro que Marcus actué así.

-Solo recuerda que luchare por ti pequeña- mi corazón está bombeando fuertemente contra mi caja torácica.

Ay maldita sea. De verdad quiero creerle, pero hay algo que no me deja confiar en él. Tengo miedo que esté haciendo todo esto nada más para probarse a sí mismo que puede tenerme de nuevo cuando él quiera. Pero no puedo evitar sentirme feliz, feliz porque me quiere en su vida de nuevo, es significa algo ¿no? Puede ser que me quiera y que ahora se da cuenta que no quiere vivir sin mí. Bueno esas fueron sus palabras, que yo era la luz que necesitaba en su vida.

-¡Ay!- grito saltando en la cama –tu qué crees amigo techo, ¿confiamos en él? Yo digo que sí- sonrió como hace tiempo no lo hacía

Y yo digo que no. 

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt