│capítulo 08│

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Como explicarte a ti misma que tu jefe, al que vez sentado todos los benditos días detrás de un elegante escritorio, en este preciso momento esta teniendo una batalla cuerpo a cuerpo con un delincuente.

O sea nunca dude que era fuerte, se le ve en su cuerpo y su cara que es un hombre que se dedica a su físico y por ende debe de practicar algún deporte, pero juro por San Judas Tadeo que nunca pensé que fuera experto en peleas, hasta parece que su hobby es ir golpeando por la calle a las personas.

Sus movimientos son certeros como un experto en boxeo, ay dios se ve jodidamente sexy en sus poses de peleador, sus caras son hasta lindas cuando está peleando, esta sin saco y su camisa se pega a sus perfectos brazos musculosos, madre santísima que hombre tan delicioso, es digno de admirar.

No es momento de pensar en lo sexy que es tu jefe. Haz algo ¡muévete!

Pero precisamente que puedo hacer yo para ayudarle, si se ve que tiene todo bajo control, ¡auch! Ese puñetazo le dejara un moretón a mi hermoso jefe, creo que, si debo de intervenir, pero, ¿Cómo?

Paseo mi vista por toda la habitación y en la esquina esta un bate de béisbol, mi oportunidad de dar un home run. Rio internamente por esto. Tengo unas ganas de batear sus bolas, pero creo que no será posible, me conformo con batear su cabeza, espero no dejarle un traumatismo cráneo encefálico y le de muerte encefálica, no quiero ser acusada de asesinato, aunque sería en defensa propia, pero igual no quiero pasar por todo el proceso.

Bien Leanne deja tus dilemas morales y actúa.

Si eso hare.

Cojo el bate de béisbol y lo agarro bien con ambas manos, esta de espaldas tomando por el cuello a mi hermoso hombre, no voy a permitir que le haga lo que me hizo a mí. Así que con toda la fuerza de mi interior le doy con el bate en la cabeza, al instante cae sobre su espalda y cabeza, doble golpe de cabeza, me imagino que esta desmayado.

Volteo a ver a Marcus y este me ve con cara de asombro, volteo a ver al hombre en mis pies, mi jefe se acerca a él, le pone los dedos índice y medio en su cuello para checar si tiene pulso.

Por favor que esté vivo.

Cuando voltea a verme con esa carita tan hermosa y hace un gesto de tranquilidad, sé que no lo mate. Lo veo levantase y sacudir su camisa, tiene su cara con algunos golpes, no logro esquivarlos todos y le corre un poco de sangre por su bello labio inferior. Me acerco cautelosa, estiro mi mano derecha para tocar su rostro, lo veo cerrar sus ojos.

Todo esto es mi culpa.

Eso se llama cruda moral, o también le dicen arrepentimiento, consecuencias de los actos, como quieras llamarle.

No es momento de auto sermón.

Marcus toma mi mano y la quita de su rostro, suelta mi mano y me toma por los hombros, estamos más cerca de lo usual, de hecho, está invadiendo mi espacio personal, pero a diferencia de la vez que lo hizo Rick, que lo haga Marcus no me molesta para nada, al contrario, me agrada. Su respiración es acelerada, tiene el entrecejo fruncido, parece enojado. Y por un momento tengo la necesidad de abrazarlo y refugiarme en sus brazos.

–Leanne ¿en qué demonios estabas pensado? ¿Sabes el susto que me provocaste? Claro que no lo sabes, porque actuaste como una completa inmadura- su voz fuerte y dominante me hace sentir como una chiquilla regañada por su papá.

Maldición creo que voy a llorar.

Sus manos suben hasta mi cuello y solo puedo cerrar los ojos y hacer mueca de dolor.

–Demonios Leanne que te hicieron– suaviza su voz y mueve mi cabeza a la derecha y luego a la izquierda, de seguro viendo los moratones que dejo el salvaje delincuente –lo matare– y al instante abro los ojos.

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Where stories live. Discover now