│Capítulo 37│

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Llevo a Valerie, estresada con mis gritos, pero es que como se le ocurre no despertarse temprano, ahora vamos tarde y yo quería llegar temprano como siempre y más porque hoy necesito que todo esté listo para mi junta con la señora Piach. Pero simplemente mi amiga decidió desvelarse hablando con su novio.

Igual no la culpo yo si tuviera novio también haría lo mismo.

-Puedes dejar de gritarme- espeta enojada –me vas a hacer chocar Leanne- me regaña

Yo solo bufo sonoramente.

-Yo digo que estas enojada porque Marcus no te mando un arreglo hoy ¿verdad?- ruedo mis ojos, pero es la verdad.

-Ya cállate- espeto

-Como tú quieras, pero te voy a decir que cuando quieras hablar yo no te voy a escuchar- y se hace el silencio

Al llegar a la firma, la abrazo antes de que se vaya al elevador y le susurro un perdón en su oído, ella asiente y me abrasa más fuerte. Nos soltamos y ambas nos dirigimos a nuestros puestos. Cuando llego a mi cubículo veo un arreglo de peonías, la sonrisa por fin llega a mi rostro y me acerco rápidamente para buscar si tiene alguna tarjeta y doy con ella.

Me siento en mi silla giratoria y abro el pequeño sobre sacando la pequeña tarjeta.

¿Sabías que las peonías significan felicidad? Por eso te las regalo, para que sepas cuán feliz me haces por haber llegado a mi vida y sobre todo saber que aún ocupo tus pensamientos.

Marcus.

Oh dios mío. Necesito aire. Me abanico la cara con la mano y no puedo evitar que mi sonrisa no desaparezca de mi rostro.

Estoy feliz.

Guardo la tarjeta en mi bolso y me acerco a las peonías para olerlas. Es el olor más rico de todos. Estas flores son hermosas, creo que son las más hermosas que hasta hoy me ha regalado.

***

-Pase por favor señora Piach- camino detrás de ella. Se sienta en la primera silla que ve y yo me siento a un lado, para estar más cerca. La verdad yo me esperaba a una mujer mayor de 30 años, pero al verla solamente puedo decir que es muy joven y muy hermosa, su cabello rojizo es largo y sus ojos son de un color azul intenso hasta podría decir que eléctrico.

Dejo de mirarla para poner atención a los documentos que traigo en mano.

-Empecemos- le sonrió –aquí dice que el señor Galaz metió una demanda para poder obtener la custodia de la pequeña Olivia- ella asiente con la cabeza y su cara se muestra preocupada –no se ponga así señora Piach, yo le prometo que ese hombre no lograra obtener la custodia- la tranquilizo

-Es que no lo conoce, él es un hombre peligroso- dice frotando sus manos –tengo miedo de que haga algo con usted o el juez y logre quitarme a mi hija- expresa su temor.

-No va a pasar nada de eso, si usted supiera con la clase de hombres que he tenido que toparme- le digo acordándome de los delincuentes del arsénico –no se preocupe todo saldrá bien, mejor platíqueme como fue todo, desde el principio por favor- le pido amablemente

Estoy escribiendo como flash en mi computadora, todo lo que me dijo la señora Piach, será suficiente para dejar a fuera al señor Galaz de esta disputa por la custodia de la pequeña. Es obvio que no la obtendrá y si tengo que ir a buscarlo para amenazarlo lo hare, no dejare que se cometa una injusticia, la niña merece estar con su madre para siempre, el señor Galaz es una porquería.

Mira que violar a la podre señora Piach y de esa violación nació la pequeña Olivia, cuando le dijo que quedó embarazada, el muy idiota la golpeo y estuvo en el hospital, lo mejor de todo es que tiene los registros. Y ahora el intento de padre viene muy campante a exigir la paternidad, que se joda, porque no le daré el puto gusto.

Ahora estoy enojada.

-Quita ese ceño o te harás vieja muy pronto- me tenso en mi lugar

-Marcus- susurro y después suspiro porque se ve jodidamente atractivo con su típico traje que se amolda perfectamente a su cuerpo, la maldita camisa desabotonada del primer botón me deja ver su bello.

Trago.

-¿Por qué estas molesta?- jodidamente quiere mantener una conversación conmigo.

Ok, ok, yo puedo.

-Es por el caso de la señora Piach- le digo con un presente temblor en mi voz. Lo veo sonreír y mis nervios se calman, es como si fuera mi medicina.

-Y ¿Por qué?- me mira fijamente

-Por su ex pareja, pero ya sabes que no puedo contártelo es información del cliente- digo evitando su mirada

-Me gusta saber que te comprometes muy bien con tu trabajo- me sonríe y yo me derrito, él es mi sol y yo el hielo –me voy, también tengo asuntos que resolver, nos vemos Leanne, que tengas lindo día- y se va derrochando tanta seguridad en cada paso, que me hace suspirar un sinfín de veces.

No tuve ni tiempo en agradecerle de las flores. Pensé que tal vez el comentaría algo sobre el arreglo, pero no lo hizo.

¿Y qué malditamente esperaba?

Que se tirara en mis brazos, que se arrodillara y me pidiera perdón.

Bueno tal vez si esperaba eso, pero, ay no ya no si ni lo que quiero. A veces quisiera dejar todo este tormento que me causo yo misma e ir a tirarme a sus brazos, para ser estrechada contra su pecho, sentir sus besos sobre mis labios y otras veces solo quiero acabar la pasantía para irme lejos de él, porque me acuerdo que me rompió el corazón, pero creo que el amor está ganando.

Un poco más y literal me tiro a sus pies.

Dignidad.

Amor conciencia, amor.

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Where stories live. Discover now