│Capítulo 23│

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No he dejado de llorar en todo el fin de semana. Pensé que Marcus tal vez trataría de buscarme para explicarme lo que paso en esa absurda fiesta, pero nunca se presentó en mi departamento. Esa misma noche, desde la ventana pude ver el auto de Marcus pero nunca bajo, no se atrevió a mirarme a la cara y decirme que no me quiere, que nunca me quiso, que solo fui un tonto juguete del cual ya se cansó y quiere desechar. Pero ni para botarme a la basura tiene agallas.

Ahora tengo que ir a la oficina y verlo. Verlo sonriente y radiante, porque de seguro después de tan lindas palabras que se dijeron, tuvieron una noche llena de sexo. Maldita sea estoy jodidamente celosa. Estos endemoniados celos que me parten el pecho de dolor.

Me levanto de mi cama y camino al baño, justo cuando voy a entrar me golpeo el dedo meñique del pie.

- ¡Joder! - grito y me pongo a llorar.

Pensé que ya no tenía lágrimas después de llorar un día entero. Maldita sea odio pegarme en el dedo meñique. Pero juro que tumbare el marco de la puerta. Abro el grifo de la regadera, quito mi ropa y me meto. Dejo que el agua se lleve mi tristeza. Rio. Como si de en verdad se pudiera hacer eso.

-Hola Val- la saludo de beso

-¿Porque tienes esa cara?- pregunta

Yo ruedo mis ojos, como si no supiera. Aunque de seguro Jack no le dijo nada, él es íntimo amigo de Marcus, no mío.

-Apoco no supiste la nueva- le digo con ironía. La veo negar con su cabeza mientras maneja por las calles de New York –fui al aniversario de Marcus- frena de golpe y varios autos le pitan desde atrás –Val maneja por favor- le ruego asustada

-¿Cómo que fuiste? ¿Por qué no me dijiste? No te vi-

-Alessandro, bueno el Sr. Choules me obligo Val. Me amenazo con mandar una carta a la facultad asegurando que yo tengo algo con el dueño de la firma- la miro esperando su respuesta

-Que idiota- espeta –siento mucho que hayas tenido que ir Lea- me toma mi mano –Con razón Marcus se peleó con el Sr. Choules a la salida de la recepción- me tenso al escuchar eso.

¿Estará bien? ¿Le pasaría algo malo? ¿Por qué no subió esa noche para cuidarlo y curarlo? ¿Por qué lo hizo? Será que me quiere. Una esperanza se abre paso por mi pecho.

-¿Tú los vistes?- inquiero nerviosa

-No- aclara rápidamente –fue Jack. Él me dijo lo que paso. Pero nada más eso- bufo. Yo que la iba a interrogar.

Llegamos a la firma de abogados y estaciona su auto. Bajamos y nos despedimos en la recepción. Como de costumbre ella tomara el elevador y yo subiré por las escaleras. Así me sirve y hago un poco de ejercicio.

Al llegar a mi oficina veo a mi jefe sentado en el escritorio con la cabeza agachada. ¿Le pasara algo? Entro cautelosa y levanta su mirada. Se ve triste. Me acerco lentamente y me poso enfrente de él. Sus manos van subiendo lentamente hasta que se posan en mi cintura. Acerca su rostro al mío y nos besamos. Es un beso diferente, lento, delicado.

Rompo el beso y lo abrazo, rodeo toda su ancha espalda con mis brazos. Lo extrañe tanto. Su aroma, sus besos, los abrazos que me brinda. Pero se supone que estoy dolida, dolida por las palabras que le dedico a su esposa, dolida porque me ha mentido todo este tiempo. Pero no puedo negar mi necesidad de él.

-Perdóname pequeña- nunca me había dicho pequeña. Sin poder evitarlo empiezo a llorar.

Me siento una tonta por llorar en su pecho. Jure que nunca me vería caerme pero, maldita sea me siento muy vulnerable. Siento que lo estoy perdiendo. El tiempo que lo sentí mío ya acabo. Y tengo miedo, miedo a no saber qué hacer con mi vida, porque lo voy a extrañar.

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Where stories live. Discover now