│Capítulo 31│

676 37 0
                                    


- ¡que! - grito

-Si lo que escuchaste, ahora yo me encargo del caso del señor Evans- dice tranquilamente Jasón.

No puedo creer que Marcus me haya quitado la asesoría con el señor Evans, no lo entiendo, de verdad no logro comprenderlo, ¿para qué me quiere aquí? Si ni siquiera me deja tomar ningún caso, quiere que este como las idiotas capturando cosas en la base de datos.

-Yo estudie para ser abogada no especialista en sistemas- le espeto a mi compañero

Yo sé que él no tiene la culpa, todo es culpa de Marcus y sus malditos arranques, pero me va a escuchar, quiero mi caso de regreso.

Me voy dejando a Jasón tirado hablando solo, ahora lo único que me importa es llegar a la oficina de Marcus y reclamarle lo que hace. Subo al elevador y pico el botón. Mi estómago da vueltas pero puede más mi coraje que el mareo. Al abrirse las puertas camino con pasos pesados, haciendo que mis tacones resuenen por todo el piso.

Abro la puerta de golpe y el señor Dankworth está muy tranquilo riendo viendo su celular. Eso hace que me enoje aún más.

Carraspeo y con eso obtengo su atención.

-¿Quiero que me digas porque malditamente me sacaste del caso con el señor Evans?- pregunto enojada, hasta puedo apostar que me sale humo por las orejas.

Se levanta de su silla y frunce el ceño, se acerca rápidamente y quedamos a menos de medio metro.

-¿Por qué te importa tanto? ¿Te gusta?- sisea con la mandíbula apretada

Esta loco definitivamente.

-¿De qué demonios hablas Marcus?- subo mi mano para jalar mi cabello, este hombre me pone confusa, me altera.

-Sabes bien de que hablo, el señor todo perfecto Evans- dice irónicamente –te gusta, por eso estas tan enojada de haberte quitado el caso- da un paso para estar más cerca de mí.

Puedo sentir su aliento chocar con mi rostro y huele rico, a menta. Su frente esta arrugada, su nariz aletea rápidamente por su agitada respiración y sus labios, sus perfectos labios están en una fina línea.

Deja de pensar en lo perfecto que es tu jefe, eso ya lo sabemos.

Otra vez mis malditas hormonas.

-¿Y si me gusta que?- digo sin pensar

Su rostro se desencaja y sube sus manos a su cabeza, jala de su cabello y me toma por los hombros.

Hay por dios su tacto, su tacto quema mi piel. Ayuda me quemo.

-No me hagas enojar Leanne- me suelta y da media vuelta caminando sin rumbo fijo

-¿Yo?- me carcajeo fuertemente logrando que este de regreso en mi campo de visión.

-Sí, tú, tú me haces enojar, tú y tu belleza- me toma por la cintura -tu sensualidad ¿Por qué tienes que ser tan hermosa?- su mirada escrudiña mi rostro –contéstame Leanne, si no fueras tan bella yo no tendría que estar ahuyentando a cuanto hombre te mira- suspira

-Yo...- titubeo

-Eres mía pequeña, solo mía-

Sus labios se apoderan de los míos en un beso lento, mis labios se abren para recibir su lengua a la cual muero por saborear. Mis manos se posan sobre sus hombros acariciándolos, apretándolos. Extrañaba su boca, sentir su cuerpo bajo mis manos. Mi trasero es apretado por sus fuertes manos, causando un gemido de mi parte, me carga y enredo mis piernas alrededor de su cintura.

Mis nalgas sienten la superficie plana de su escritorio, me separo para besar su cuello, morderlo, sus gemidos roncos me están volviendo loca, loca de deseo, estoy muy excitada, necesito sentirlo. Mi boca busca desesperadamente la suya. Pega su erección a mi centro y jadeo de placer, haciendo que nuestros labios se separen, sus besos bajan hasta mi cuello lamiendo y besando cada centímetro. Quiero que me haga el amor, aquí mismo ya.

La dignidad Leanne, la dignidad por favor.

Abro mis ojos de golpe.

Con mis manos empujo levemente su pecho, para alejarlo de mi cuerpo. Su cara refleja cuan confundido esta, pero no me importa, tengo que cuidar mi corazón. Me bajo del escritorio, acomodo mi falda y mi cabello, todo lo hago bajo su atenta mirada. Aclaro mi garganta, quiero decir algo pero mejor no, camino lentamente hasta salir de su despacho.

No lo entiendo, juro por dios que no entiendo la actitud de Marcus, dice que soy suya pero no me quiere tener a su lado. Actúa como un maldito posesivo. No me puedo mentir me gusta pero también me asusta, no me deja ser feliz, ser libre, quiero con todas mis fuerzas dejar de pensar en él, que su maldito recuerdo se borre y me deje seguir, pero él se empeña en que sea lo contrario.

Estas actitudes me hacen creer que le importo, pero no puedo dejarme llevar, ya no puedo dejar que me vuelva a besar, tengo que marcar límites, ya no voy a estar dispuesta.

Me comprometo conmigo misma a no dejar que Marcus me vuelva a besar. No más.

***

-¿Me estás diciendo que mi amigo está actuando como un maldito hombre de las cavernas?- se carcajea

-¿Que no escuchas?, ¿te pego lo sordo Valeri?- lo veo rodar sus ojos

-Ya Leanne no seas malhumorada. Marcus es así, actúa sin pensar cuando se siente amenazado, tú le gustas mucho y esa es la razón- levanto mis hombros.

-No creo- suspiro –aparte querer y gustar son cosas diferentes- protesto y después le doy una mordida a mi hamburguesa.

-Ay Leanne, lo que tú digas- dice molesto. Esta igual de loco que su amigo.

Comemos en silencio las ricas hamburguesas, estamos sentados en el piso de mi sala, con el televisor prendido transmitiendo una película de acción que mi amigo Jack se encargó de elegir, la verdad no esta tan mala, pero yo quería una de terror. Pero al parecer al señor Miller le da miedo.

-Tengo una idea para recuperar a Valeri- dejo de ver la película para poner atención a sus palabras

-¿Cuál?- inquiero acomodando mis piernas cruzándolas.

-No te lo diré- dice y luego sonríe. Le aviento con una papa frita

-¿Por qué no me quieres decir?- pregunto haciendo puchero

-Tengo que decirte que los pucheros no funcionan conmigo- sigo con mi puchero y le hago ojitos

-No funciona ya te lo dije- suspiro derrotada

-Está bien no me digas- le saco la lengua y me muestra su sonrisa

La película término y Jack se fue prometiendo volver mañana temprano para llevarme al trabajo, ahora la está haciendo de chofer, cada vez que puede me recoge y me viene a dejar, de hecho cuando me trae de vuelta siempre es porque vamos a cenar. Se ha convertido en una buena compañía y en un buen amigo.

Ya entendí que él no tiene nada que ver con que Marcus me haya usado para fines sexuales, Jack parece diferente. Me puede mucho verlo sufrir por mi amiga.

-Ay Valeri que estarás haciendo- tengo tantas ganas de verla, extraño las pláticas nocturnas, nuestras cenas llenas de risas, sus abrazos cariñosos.

Pero no me arrepiento de haber contado su verdad, yo sé que algún día recapacitara y vendrá a buscarme para perdonarnos y volver a hacer las mejores amigas, y también sé que volverá con Jack, ella lo ama más que a los tacones, volverán y serán felices, se casaran tendrán hijos y yo seré la tía solterona llena de gatos.

Que dramática.

No soy dramática conciencia, es la verdad, yo tardare años para volver a amar, para volver a abrir mi corazón, Marcus me lastimo mucho y lo sigue haciendo, por eso debo ponerme una armadura encantada contra Marcus. Si no, el olvido no llegará y no podré cumplir mis metas, esas metas que me puse antes de conocerlo.

No puedo decir que lo odio porque estaría mintiendo, es solo que estoy muy dolida. El amor que sientes por una persona no se acaba de un día para otro, al contrario cada día luchas para no sentirlo dentro de tu pecho, para borrarlo de tu alma y cuesta demasiado.

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Where stories live. Discover now