│Capítulo 04│

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Martes, maldita alarma, maldita noche, maldito sueño, maldito ¡todo!

Ayer cuando termino mi jornada laboral, Marcus me dijo que no tomaríamos el caso de violación, ya que el mugroso senador le mando amenazar por teléfono y como era de esperarse tuvo que decirle a la pobre mujer que no podría defenderla. La verdad me emperra que la gente de poder sea así, como es posible que defienda a un violador, bueno es su hijo eso lo sé, pero ¡no es justo! Me pongo a pensar en lo que debió de haber sentido esa pobre mujer y me llena de rabia el alma, quisiera tener una barita mágica y hacer desaparecer a esos patanes.

Y ahora volviendo a lo de mi jefe, ni la ducha que me di me sirvió para relajarme y olvidar que después de que Marcus y yo, tocáramos nuestras manos con tanta delicadeza, él simplemente no volvió a verme a los ojos, todo me lo dijo por teléfono y cuando salí al estacionamiento pensé que quizá me lo encontraría ahí, pero resulta que no. Así que ahora estoy aquí de mal humor, revoloteando mi closet para ver qué demonios me pondré hoy para que me haga sentir mejor, pero no encuentro nada.

¡Mierda!

Creo que hoy es uno de esos días en los cuales odiare a medio mundo, eso sí, menos a los perros, gatitos, abuelitos y sobre todo a mi mejora.

Oh si y no olvides a tus padres Leanne

Maldita sea mis ¡padres! Prometí llamarlos el domingo, y como soy una cabezota, se me olvido. Mi madre de seguro está enojada conmigo y me hará rogarle su perdón, es demasiado intensa en cuanto a las promesas. Ahora si que estoy metida en problemas y yo que pensé que el desplante de ayer que me hizo mi jefe, era el peor de mis problemas, ahora veo que no es así. Joder, ¿Es que este día no puede ir peor? Seguro que si puede empeorar porque mi cerebro no puede combinar una sola prenda. Maldición, creo que, una falta de tubo negra, blusa color hueso pegada al cuerpo manga larga, zapatillas stiletto de animal print con suela roja, me servirán para ir hoy a la oficina y por supuesto también para complementar mi mal humor. Me maquillo un poco como siempre y el cabello ni me dan ganas de tocarlo, creo que si lo tiento se pondrá duro como los pelos de una escoba.

Gracias a Dios, en la cocina ya me espera mi mejora con el desayuno listo, no es nada laborioso, Valerie, no tiene mucho talento en la cocina y siempre que le toca a ella la semana de la comida sufro mucho, pero descanso un poco de alimentarme y alimentarla a ella también.

(***)

Al llegar a la firma, saludo a la recepcionista, que es muy buena persona, ya hasta nos invitó a su fiesta de cumpleaños el sábado, será en un bar medio popular, aunque la verdad no sé si iré, todo depende de cómo este la semana de trabajo. Me despido de Valerie, ya que como es una mala amiga no me acompaña a subir por las escaleras, ella simplemente me deja tirada en la puerta que conecta las escaleras y se va corriendo tan rápido como sus tacones se lo permiten. No la culpo, si yo no les tuviera tanto pavor a los elevadores, también me evitara la fatiga de subir escaleras, pero esto es lo que tenemos.

Llego exhausta a mi oficina como todos los benditos días que tengo trabajando aquí. En mi escritorio ya está un folder, me siento en mi silla y hago a un lado el folder para sacar de mi maletín mi laptop, la prendo y ahora si dirijo toda mi atención a ese bendito folder. Al parecer es una demanda por asesinato, pero ¿Por qué la tengo yo? No sabrán que mi jefe es el que se encarga de elegir los casos.

Me levanto de mi silla y camino a la oficina de mi jefe, entro sin tocar ya que tiene varios días llegando una hora después de mi llegada y aparte con este humor que me cargo me importa poco que ya se encuentre en su oficina, pero para mí mala suerte y mi humor, él ya está aquí, gira su cabeza en mi dirección y nuestros ojos conectan. Pobre de mis braguitas, adiós al mal humor.

¡Joder! Que hombre tan más guapo, ese traje gris le queda más que perfecto. Se está riendo conmigo, ay Dios, mi pobre corazón y mis bragas no van a aguantar hasta la noche.

―Leanne, que bueno que ya llegaste, toma asiento por favor― con su gran varonil mano señala la silla enfrente de su escritorio

―Este folder estaba en mi escritorio, creo que se equivocaron de oficina― le entrego el folder con una sonrisa de tonta, si siento que mi sonrisa ante él es de tonta enamorada.

―No Leanne, este folder contiene la demanda de una mujer que perdió a su hijo, lo envenenaron, tenemos sospechosos, pero falta investigar mejor las pruebas― me devuelve el folder ―quiero que te hagas cargo de este caso, esté es tu momento para demostrar tu capacidad para ser abogada.

OMG

No sé qué decir, mis palabras están rondando aquí en mi cabeza, pero más que palabras estoy pensando en sentarme sobre sus piernas y plantarle un tremendo beso que lo deje sin aire por varios días, pero estoy consciente de que no puedo hacer eso, sería poco ético, así que mejor le agradezco con palabras, pero se quedarían cortas.

― ¿De verdad? ― lo miro con ojitos de borreguito ―muchas gracias Marcus, de verdad mil gracias, es lo que he estado esperando toda mi vida, tener un caso para demostrarme y demostrarle a mi familia la gran abogada que puedo ser.

No puedo con mi felicidad y se nota porque no he dejado de sonreír, simplemente no puedo dejar de sonreír, Marcus, me da una mirada diferente a todas las que me ha regalado, no puedo descifrarla, será ¿orgullo? No lo sé, pero lo que sí sé es que estoy muy feliz y que no defraudare a mi jefe, ni a mí misma.

―Prometo no defraudarte Marcus.

―Te creo Leanne, sé que puedes con esto y mucho más― toma mis manos y me acaricia el dorso de ambas manos con su dedo pulgar.

¿Porque hace esto? Que acaso no sabe que mi corazón y mi cerebro maquinean historias de amor con el todo el maldito día y que cada vez que tiene estos acercamientos conmigo se intensifican. Malditamente que no lo sabe.

Nos miramos por varios segundos, si no fuera porque soy demasiado cobarde, ya me hubiera levantado a besar esos hermosos labios, que he soñado hacerlo desde que lo vi por primera vez. Lamentablemente es el quien rompe primero nuestro contacto, lo hace quitando sus manos de las mías y no me sorprende sentir un vació.

―Bien― dice acomodándose su corbata negra ―puedes tomarte el día, mañana a las 4 en punto necesito el adelanto de tu defensa, este caso se tiene que resolver lo antes posible, el sábado será el primer juicio, cuento contigo Leanne.

―Está bien Marcus, entonces nos vemos mañana, que tengas buen día.

Me levanto de mi silla y puedo sentir la mirada de Marcus en mí, quiero pensar que está mirando mi trasero, si eso me gustaría que estuviera haciendo.

Ahora siento calor.

En la entrepierna que no se te olvide aclarar en qué parte de tu cuerpo te produce calor tu jefe.

Maldita sea conciencia, pero tienes razón.




MARCUS ( completa) (EDITANDO)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora