│Capítulo 33│

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Voy en el auto con Valerie, quien va manejando como un experta en carreras de la NASCAR y la entiendo yo también manejara de esta manera con tremenda noticia. ¡Vamos a hacer tías! La bebe de Joshua ya viene en camino.

-¡joder! ¡Muévanse inútiles!- grita mi amiga sacando su cabeza por la ventana

-Tranquila Valeri, vamos a llegar a tiempo, no te estreses- trato de calmarla

-No puedo Leanne, tenemos que llegar rápido- ruedo mis ojos

-De todas maneras no nos dejaran entrar para presenciar el nacimiento, vamos a estar en la sala de espera- le recuerdo y me desparramo en el asiento.

De verdad que la gente hoy se lució, parece que se pusieron de acuerdo en salir todos en auto a esta hora, si es de saber que la ciudad siempre esta abarrotada de gente en auto, pero de verdad hoy exageraron. No le quiero decir a val que yo también estoy súper desesperada, alguien necesita calmarla y eso me toca a mí.

Al llegar al hospital Valeri, estaciona mal el auto y no le importa, así lo deja y sale corriendo dejándome tirada con los globos, el peluche y los regalos para nuestra sobrina. No me quiero ni imaginar cómo va hacer cuando tenga a sus bebes, va a querer matar a medio hospital.

¿Cómo iré a ser yo? Quisiera que mi futuro esposo estuviera presente en el nacimiento de nuestros hijos, que cortará el cordón umbilical, que admiráramos los dos al mismo tiempo la belleza de nuestro hijo al nacer. Eso sería fantástico, como también el hecho de que te acompañe a todas las citas prenatales, que llore contigo en la primera ecografía, al escuchar el latido de su corazón.

Ay que pienso, este no es el momento de ponerse a desear un futuro.

Entro con todas las cosas encima, para empezar los globos no me dejan ver nada. Espero no pisar a nadie y mucho menos tropezar con alg...

-¡Ay mis rodillas!- grito al impactar con el piso

Suelto las cosas y veo enfrente de mi a un ¿hombre? Si es un hombre.

-¿Estas bien?- pregunta aún tirado boca arriba en el suelo.

Se levanta de golpe y dios mío, que hombre. Ahora siento mis mejillas coloradas por la vergüenza. Me tiende su mano para levantarme, la acepto y me pongo de pie. A lo lejos veo a Valeri venir corriendo.

-Amiga discúlpame por dejarte con todo, se me olvido que traíamos regalos- hace una sonrisa inocente, ruedo mis ojos.

-¿Estas bien?- vuelve a repetir y es cuando vuelvo a posar mi atención en el dueño de esa voz, mi mirada lo recorre de arriba abajo, alto, cuerpo atlético, cabello negro, ojos verdes, mirada de felino y trae una bata blanca así que es médico.

-Sí no se preocupe- le sonrió amablemente

-Discúlpame iba pensando en cosas del trabajo y no me di cuenta de ti- me explica sonriendo y tiene una hermosa sonrisa.

-No pasa nada, de verdad, yo de igual manera no veía nada con estos globos- se los señalo con mi mano –bueno me tengo que ir, que tenga buena noche doctor- me despido agitando mi mano. Me bofeteo mentalmente ¿Cómo que buena noche? Que tonta.

Caminamos juntas y ahora si Valeri me ayuda con los globos y yo voy cargando los regalos y el peluche. Al llegar nos sentamos en un sillón esperando noticias del nacimiento de la pequeña Emily.

Por favor diosito que todo salga bien, que llegue al mundo sana, no permitas que le pase nada a la nueva mami, dales fuerza para terminar con bien.

Recargo mi cabeza a la pared y cierro mis ojos por unos momentos.

-Lea, Leanne despierta- me zarandea Valeri, abro los ojos y la veo con el ceño fruncido.

-¿Qué pasa?- me tallo mis ojos y volteo a ver en todas direcciones, demonios me quede dormida en el hospital

-¿Ya nació?- pregunto desesperada

-Si ya nació y es una hermosa bebe, peso 3.560 kg y midió 52 cm, enana es un ángel- dice Joshua con lágrimas en sus ojos y una enorme sonrisa

Me levanto y le doy un fuerte abrazo –felicidades- le digo al oído

Entramos a la habitación y vemos a Marisa con una pequeña gordita entre sus brazos. Siento mi estómago raro, es la imagen más bella que he visto. Me acerco totalmente y veo a la pequeña Emily, trae un gorrito rosa con unas orejitas de conejito pintadas a los lados, un mameluco blanco con muchos conejitos. Se ve tan hermosa.

-Felicidades en esta nueva etapa Marisa- la abrazo, mi amiga hace lo mismo.

-¿Puedo cargarla?- Marisa asiente con su cabeza y tomo en brazos a la pequeñísima bebe.

Es bella, muy bella, con su piel blanca casi transparente, sus cachetes regordetes, su boquita pequeñita esta junta formando un beso, sus cejas apenas se ven de tan rubias. Simplemente es hermosa. La acuno más entre mis brazos y empiezo a mecerla un poco ya que está haciendo pucheros. Cuando suelta el llanto me río un poco, para no asustarla.

-Ya Leanne dámela, la asustaste, es obvio que no quiere estar contigo- Valeri me arrebata a la bebe de los brazos –verdad que no quieres estar con la fea tía Leanne- dice cambiando su voz. Yo solo ruedo los ojos.

Les entregamos los regalos y los globos los amarramos a un florero para que no anden por todo la habitación. No despedimos de Joshua y Marisa, prometiendo volver a verlos dentro de unas semanas. Es mejor darles su espacio, van a tener días muy cansados con la bebe.

Al salir del hospital vuelvo a chocar con alguien.

Ruedo mis ojos. ¿Qué hoy es el día de chocar conmigo?

-¿Estas bien?- esa voz. Levanto mi cabeza y veo al mismo doctor

-Creo que el destino quiere decirnos algo ¿no crees?- pregunta con una sonrisa torcida.

-Si tú lo dices- digo sin importancia

-Mucho gusto Carlos Montenegro- estrechamos nuestras manos

-Leanne Callen- le sonrío forzadamente. Aclaro mi garganta y así es como se da cuenta que aún tiene tomada mi mano, sonríe apenadamente y se separa.

-Oye Leanne ¿quisieras darme tu numero?- se le ve nervioso, bueno yo también lo estaría si le pidiera el número a un desconocido.

Voy a decirle que no cuando siento la mano de mi amiga en el hombro.

-Claro que te lo dará- contesta contenta, diría que demasiado contenta. Achico mis ojos en su dirección.

Nota mental; reprocharle a Valeri este atrevimiento.

Después de intercambiar números obligadamente, me bajo del auto de Valeri y subo a mi departamento. Entro y tiro mis zapatillas a algún lugar de la sala y camino a mi habitación. Ya con el pijama puesto me acuesto boca arriba contemplando el techo, que desde hace mucho tiempo es mi humilde compañero. Con el platico prácticamente todas las noches, le hago preguntas pero es obvio que nunca me las contestará, es más ni yo tengo las malditas respuestas.

Se sintió tan bonito tener a esa bebe en los brazos. Yo también quiero casarme, tener mi casa y mis hijos. Sueño con un hombre que me consienta, me respete, me cuide y sobre todo que me ame muchísimo, que no tenga ojos para nadie más.

Pues estas pérdida, porque te enamoraste de alguien que no te consiente, no te respeta, no te cuida y sobre todo lo peor; no te ama.

Ay ya cállate.

Apago la luz de la mesita de noche y me arropo con las sabanas. 

MARCUS ( completa) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora