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JaeMin

Cerré la puerta de mi habitación con cuidado fui hacia la derecha, yendo hacia las escaleras que me llevarían al primer piso. Había esperado unos largos cuarenta minutos hasta que todos salieron de sus cuartos y entraron a sus respectivas aulas. Como Mark había dicho ayer, tendría que saltarme una clase. No me importaba mucho, de todas formas estas últimas semanas se me estaba haciendo imposible el concentrarme. Así que ahora me encontraba escabulléndome de puntillas hacia la zona sur, donde me encontraría con RenJun. Llevaba una mochila en la espalda y un pequeño frasco de la colonia que usaba TaeIl. Haechan la había conseguido y me la dio antes de salir del cuarto.

"Echa lo suficiente para que camufle tu aroma. Nadie preguntará nada si piensan que se trata del hijo del director."

El chico era un genio, sin duda.

Caminar por la primera planta sería mucho más difícil que por la segunda. Al menos arriba tenía la certeza de que nadie estaba merodeando, ahora tendría que agudizar mis sentidos para evitar ser atrapado.

Me encogí involuntariamente y traté de tranquilizar los latidos de mi corazón. Si me ponía muy nervioso o alterado, mi aroma se intensificaría y terminaría delatándome. Tuve que esconderme unas cinco veces antes de llegar al inicio del lado sur, dos de ellas fueron falsa alarma y de las otras tres me salvé con las justas. Debía culpar mi mala suerte por haberme topado con el profesor Kim, aquel que me había advertido unas dos veces antes que no vuelva a saltarme su clase. Habría sido una catástrofe que me hubiese encontrado, pero felizmente una profesora lo llamó y se alejó de mi escondite. Afortunadamente tenía una buena excusa para la falta de hoy, invento de DongHyuck.

Capté rápidamente la ligera fragancia de la colonia de RenJun. Me acerqué a donde estaba escondido, notando una pequeña parte de su cabellera castaña sobresalir. No era el lugar más idóneo para camuflarse, pero sí la mejor opción considerando lo vacío que el pasillo estaba. Mark había tenido razón, esta parte del instituto no la habitaba ni un alma.

Me paré frente a él, agachando un poco la cabeza para verlo directamente a los ojos. Sonreí algo emocionado y sintiendo la adrenalina subir al verlo igual de ansioso que yo. No dijimos nada por temor a ser escuchados y nos dirigimos a pasos rápidos pero suaves hacia el despacho de SiWon.

RenJun sacó uno de los broches que traía en su cabello y lo dobló en forma de gancho. Luego lo insertó con cuidado en la perilla de la puerta y lo giró un poco, sonriendo al escuchar un click. No iba a cuestionar cómo había aprendido a abrir cerraduras ahora, pero definitivamente le pediría que me enseñe otro día.

Cerré la puerta detrás mío y examiné el cuarto con detenimiento. Era realmente espacioso, y debía serlo mucho más si quitabas los muebles y la gran cantidad de libros y documentos. Por instinto fui directamente al escritorio y abrí varios cajones sacando cuantas carpetas encuentre. Ya después me pondría a revisarlos.

RenJun se paseó por todo el lugar antes de sacar unos dos libros de los grandes estantes. Dejó uno en el escritorio y revisó el otro, pasando por las páginas con cuidado y rapidez.

—¿Qué estamos buscando exactamente? —pregunté al verlo más concentrado en los libros que en los documentos en sí.

—Alguna carta, dudo que se haya quedado a redactar toda una hoja para tenerla de recuerdo. Debe haber algún escrito dirigido a quienes considera confiables avisándoles de lo que ocurre. —aclaró guardando el libro donde había estado antes y agarrando el otro.

—¿Y por qué lo buscas en los libros? —cuestioné encontrándole poco sentido a guardar un mensaje importante ahí.

—Algunas personas los consideran buenos escondites. Yo mismo guardaba dibujos privados en mis libros de teoría. YangYang tiende a ser algo curioso con mis cosas. —explicó con una suave sonrisa en los labios y un tono rosa en las mejillas.

Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora