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DoYoung

Estábamos todos en el comedor, sentados en la amplia mesa y recibiendo las copas llenas de sangre que nos traían los sirvientes. Le di un sorbo a la mía cuando llegó, distinguiendo el sabor humano en ella.

—Es sangre humana. —le susurré a TaeYong justo cuando estaba llevándose la copa a los labios.

—Lo sé. —bebió de ella en un sorbo muy pequeño, dejándola en la mesa de nuevo y limpiando el líquido carmín de su comisura.

YooNa nos miraba con una sonrisa más que macabra. Sus huesudos dedos sostenían la copa de oro en su mano mientras le daba ligeras vueltas, un movimiento que en vez de casual se veía como una táctica, pues aunque quería parecer amable sus ojos nos observaban tal como un halcón. Yuta a su lado bebía sin delicadeza, lamiendo el hilo de sangre que caía por su barbilla y viéndose aburrido. Me enfurecía el hecho de que esta situación le parezca tan indiferente, solo indica cuántas veces ha tenido que lidiar con el irascible carácter de YooNa. Y lo odio, porque Yuta es de esas personas que buscan lo mejor para todos, que no temen demostrar su afecto y cariño a las personas que le importan, pero que han sido tan dañados y obligados a esconderse que se han creado una coraza alrededor para evitar que cualquier emoción salga a la luz. Nadie quiere ver a un amigo así.

Volteé hacia mi otro lado al escuchar el sonido del metal contra la mesa. Uno de los sirvientes había dejado una copa al frente de XiaoJun, quien la miraba inmutado y con claro disgusto. Su cara estaba tan pálida y sus labios temblaban tanto que temía que en cualquier momento vaya a vomitar.

—Muchas gracias, pueden retirarse. —ordenó YooNa haciendo que todos salieran del comedor, cerrando las grandes puertas tras ellos.

XiaoJun me miró pidiendo auxilio, preguntándome con los ojos qué hacer. Yo negué con la cabeza, indicándole que no debía tomar de la copa. YooNa ya sabía que era él, y los sirvientes se habían retirado. Ya no había a quien engañar.

—Dame eso. —gruñó Yuta tomando la copa de XiaoJun y bebiendo todo su contenido de un solo sorbo.

—Modales, Yuta, ¿cuántas veces tengo que repetírtelo? —corrigió con fingido cariño la vampiresa, mirándolo seriamente antes de voltear hacia nosotros y sonreír de nuevo— Y bien, ¿qué los ha traído aquí?

—Veníamos por Yuta. —respondió TaeYong, conciso y educado.

—Eso está más que obvio, la pregunta es por qué vino él. —no hacía falta que lo nombre para saber a quién se refería— Agradecería que me lo digas, a menos que quieras que lo explique yo.

Miré alterado a TaeYong. Era imposible, YooNa no sabía que eran medios hermanos, ¿o sí?

—¿Acaso esperaban que no lo sepa? Es mi heredero de quien estamos hablando, lo sé todo sobre él y sobre quiénes lo rodean. —dictó YooNa como si me hubiera leído la mente— Y debo decir, TaeYong-ah, que la lujuria te va bastante bien.

TaeYong abrió los ojos sorprendido, dejando en un movimiento brusco la copa en la mesa. Sus pupilas temblaron unos segundos antes de recomponerse y enfrentar a YooNa de manera lejana.

—No sé de qué está hablando. —mintió claramente. Él siempre había sido malo en ello, y aun así seguía intentándolo.

—No me subestimes, cariño. SiWon puede mantener a JiEun y a TaeYeon en las sombras, pero conmigo es imposible, y él lo sabe. —dijo dándole un sorbo a su copa antes de seguir— He estado vigilando cada movimiento suyo, y hay un claro brillo de Asmodeo en él. No te culpo por haber caído, más que estás tan aferrado a tu humanidad, pero me sorprende que lo hayas hecho tan rápido. Aunque, como dije, el brillo de la lujuria te sienta bien.

Tenebris Where stories live. Discover now