24

2.3K 275 79
                                    

Jeno

Me encontraba en mi habitación, sentando en el pequeño escritorio con dos gruesos libros abiertos en la superficie y dándoles una leída. Tenía las luces apagadas, solo con la llama del candelabro de al lado alumbrando las amarillas hojas. En momentos como estos, cuando me centraba solo en repasar y memorizar información, era que todos los problemas se sentían irreales, como si hubiese sido un extraño sueño tan vívido que llegué a confundirlo con la realidad. Obviamente, eso era imposible, nosotros no soñábamos. Era irónico como ahora estaba estudiando temas que ninguna relevancia tenían con los semi demonios que ahora convivían con nosotros.

No había hablado mucho con JaeHyun, más que todo porque DoYoung me mantenía alejado de él. Tampoco es como si quisiera formar una especie de relación con él, pero era incómodo tener a una persona más en la mesa y no poder cruzar ni una sola palabra. Aunque eso solo sucedía conmigo y con ChenLe (DoYoung se encargaba de alejarlo a él también), porque Yuta y TaeYong sí que charlaban con él. Me sorprendió ver que de un día para otro TaeYong y JaeHyun parecían tan cercanos, hablando cómodamente e incluso sonriendo. No fui el único que lo notó, todos los demás también lo hicieron, mas el único que parecía tener problemas con ello era DoYoung. En parte lo entendía, no debíamos olvidar que el chico era un semi demonio y nadie en quien deberíamos depositar nuestra confianza, pero lo miraba con tanto recelo que me hacía dudar en si de verdad lo vigilaba por esa razón o por alguna otra. De todas formas, él no había hecho nada inusual hasta ahora, lo que era algo bueno en parte, pero malo también porque podría hacerlo en cualquier momento.

Me centré de nuevo en los libros, sacudiendo la cabeza un poco para alejar esos pensamientos. Debía concentrarme en repasar. Busqué un resaltador para subrayar una que otra frase importante, así se me hacía mucho más sencillo el encontrar la información de nuevo. Abrí el estuche en el que tenía todos los materiales y agarré el primero que vi, sonriendo al reconocerlo. Era de Haechan, me lo había prestado en una de las muchas reuniones que habíamos tenido.

Ese era otro tema. A diferencia de lo que pasaba en nuestra mesa del comedor, cuando nos veíamos los siete en el auditorio el ambiente era más que confortable. Tomó varios días, sí, pero aún me impresionaba la facilidad con la que todos hablábamos y nos relacionábamos. Al principio estaba incrédulo, no creía que un grupo tan mixto como ese podría sobrevivir una semana sin discutir, mas resultó ser que estaba equivocado. Tal vez ayudó el que ya habían amistades formadas, como la de ChenLe y JiSung, o la de RenJun y Haechan, pero eso no justificaba el que me haya terminado llevando tan bien con ellos, incluso con Mark. Oh, y él era un punto aparte. El chico podría ser mucho más fuerte que todos nosotros, pero actuaba como si no lo fuese. Al principio era tímido, quedándose al lado de DongHyuck e incluso escondiéndose detrás de él, pero con el tiempo fue soltándose y terminó hablando con todos. Aunque eso no cambiaba el que seguía pegado como chicle al moreno.

Ellos eran una relación más que extraña. Por momentos podía notar a DongHyuck mirar a Mark con desconfianza e incluso enojo, pero tan rápido como aparecía este se iba. Tal vez él no se daba cuenta de eso, incluso podía decir que intentaba con todas sus fuerza el separarse de él y hacer como si no existiera; sin embargo, siempre terminaba mirándolo con atención y rozando sus brazos en repetidas ocasiones. Mark en cambio lo miraba con culpa, un brillo de arrepentimiento junto a algo más en sus ojos cada que volteaba a verlo. Yo sabía lo que había pasado entre ellos en verdad, y eso solo resaltaba lo arruinada que estaba su relación.

De todas formas, no era algo que me incumba, lo que pasaba entre ellos sólo los inmiscuía a ellos.

Volví mi atención al libro, sintiéndome frustrado por perderme en mis pensamientos y no poder leer ni una sola página completa. Normalmente me era sencillo concentrarme cuando no había ruido y estaba solo, no entendía por qué ahora se me hacía difícil. Debía esforzarme más, tenía qué. Cerré los ojos con fuerza un momento, presionando dos de mis dedos en mis sienes y destensando los músculos de mi espalda. No iba a pararme hasta tener el tema bien aprendido.

Tenebris Where stories live. Discover now