21

2.3K 302 71
                                    

JaeHyun

Habían pasado varios días desde que me incorporé a las clases con los vampiros. Eran interesantes, la mayoría de ellas llenas de historia y hechos relevantes en toda su existencia. Escribía algunas cosas y prestaba atención cuando el tema era interesante, después de todo no era como si pudiesen reprobarme. Me habían asignado a cuarto año junto con Nakamoto Yuta, quien también era mi compañero de asiento. El japonés era un personaje excéntrico, parecía soltarse mucho y me hablaba con normalidad; pero a veces lo encontraba mirándome serio, casi analizándome queriendo saber mis próximos pasos. Fingía que no me daba cuenta, aunque estaba más que seguro de que él sabía que yo lo había atrapado observándome, tal vez ese era su propósito.

Nadie parecía sospechar nada. Los vampiros de por sí eran muy reservados e incluso algo egocéntricos, centrándose en ellos mismos y obviando a los que los rodeaban. Algunos se extrañaron al verme llegar, pero no duró mucho tiempo. Al parecer cumplía con todas sus características, o al menos la mayoría. Lo único que podía delatarme era el tono rosado que tenía mi piel, que más notorio en mis mejillas; nada que no se pudiese arreglar con un poco de maquillaje, y vaya que era uno bueno. También estaba el calor. Los vampiros tienen sangre fría, prácticamente congelada, por lo que ninguna parte de su cuerpo debe desprender calor. Fue un poco difícil el lograr ocultar ese factor, sumado con el palpitar de mi corazón que todos podían escuchar. Uno de los brujos, no recuerdo su nombre, hizo una especie de encantamiento que crea una ilusión. Mark y yo usamos la misma, ni los lobos ni los vampiros esperarían que uno de los "suyos" porte un hechizo, y pecaban de soberbios también al no estudiar la magia. Pero fue justamente ese error el que nos ayudó a pasar desapercibidos más fácilmente.

En el descanso me sentaba con TaeYong, ese vampiro que aún me resultaba un enigma. También estaba DoYoung, Jeno, ChenLe y Yuta, obviamente. Con los menores me llevaba relativamente bien, ChenLe era alegre, tal vez demasiado, mientras que Jeno era más receloso pero aun así amable. Cuestionaron mucho mi llegada, pero el japonés demostró ser un mentiroso espectacular y relató una historia tan creíble que los dejó sin oportunidad para refutar. Eran una mesa única, se notaba que no eran solo compañeros o amigos, había una familiaridad entre ellos que no pasaba desapercibida. Todos sus movimientos parecían conectados, incluso sus pensamientos podrían decirse estar sincronizados.

Lo que me llevaba a dónde estábamos ahora, todos sentados en una mesa y disfrutando del descanso. Una copa de sangre en mano, y yo con la mía llena de jugo de uva.

—Los exámenes están a la vuelta de la esquina y no he repasado nada. —se quejó Jeno dándole un vistazo a uno de esos antiguos y pesados libros que últimamente llevaba consigo.

—Yo no entiendo que están evaluando. —dijo ChenLe bebiendo un sorbo de su copa, completamente despreocupado— ¿De qué me sirve a mí saber lo que hizo un vampiro hace más de mil años?

—Es para que conozcas tus orígenes, ChenLe. —regañó DoYoung sacando ese porte parental que había notado hace unos días— Además, sí que te servirá en el futuro.

—Pero hyung, —hizo una mueca disconforme recargándose contra el asiento— a mí nadie me va a preguntar qué colonia habitó primero cada zona.

—Las colonias son las familias, Lele. —intervino TaeYong— Todos venimos de una. Hay familias que mantienen el apellido incluso después de todo este tiempo, algunas incluso tienen a uno de sus fundadores aún con "vida".

—Como la tuya, por ejemplo, ¿no? —preguntó ChenLe.

—Así es, aunque la mía está realmente separada. Yo los conozco por pinturas y relatos, nunca los he visto en persona.

Tenebris Where stories live. Discover now