8

2.4K 353 119
                                    

Jeno

Podía sentir la tensión del ambiente, todos susurrando y apuntando "disimuladamente" a los Nakamoto. Me había hartado de ver a DoYoung y a TaeYong pelear por una bobada así que decidí ser el primero en acercarme a ellos. Ignoré cada una de las miradas filosas puestas en mi nuca y avancé con paso firme hacia YooNa. No entendía el porqué del temor hacia ella, era una vampiresa respetable e independiente, sacándose el ancho para regir un puesto importante en el consejo y cuidar de su hijo al mismo tiempo. Me parece alguien admirable, realmente fuerte y segura.

—Buenas noches, YooNa. —saludé cortésmente.

—Jeno, ha pasado mucho tiempo desde que te vi. —sonrió acercándose para darme dos besos en las mejillas— Es un milagro que DongHae te haya dejado salir.

—DoYoung hyung pudo convencerlo, aunque con la condición de retirarme temprano. —le resté importancia con un gesto de mano— Estoy algo sorprendido, usted no acostumbra a asistir a este tipo de eventos. —dije cambiando de tema.

—Quise darle una oportunidad. Además, Yuta insistía tanto que tuve que ceder.

Miré al chico a su costado y supe que debía llevarlo conmigo. Yuta era completamente diferente cuando YooNa estaba cerca, tomaba una posición más erguida y sus ojos transmitían frialdad. No había rastro del chico relajado y bromista que conocía.

—Si no le importa, Yuta y yo iremos con DoYoung y TaeYong. —dije tocando el hombro del mayor.

—Vayan, vayan. Iré a hablar con TaeYeon, lástima que JiEun esté con esos. —hizo una mueca de desagrado sin perder la elegancia.

Me mordí la lengua para evitar decir que ese era el propósito de la fiesta, el juntar a todos sin distinciones, y opté por sonreír un poco. Caminé hasta la esquina en la que antes estaba parado sin mirar hacia atrás. Sabía que Yuta me seguía aún sin romper esa postura superior. Al llegar junto a los dos mayores me relajé un poco y solté un suspiro.

—YooNa es verdaderamente intimidante. Admirable y todo lo que quieras, pero tiene esa aura dominante que me hace temblar. —dije tocando el puente de mi nariz.

—Así es ella. —se encogió de hombros DoYoung.

—Ugh, gracias por sacarme de ahí, ya no soportaba tener los hombros tan rígidos. —agradeció Yuta.

Soltó el botón que unía su saco y aflojó la corbata negra. Rápidamente la mueca inexpresiva fue reemplazada por una de sus gigantescas sonrisas. Ese era el verdadero Nakamoto Yuta.

—Ya dejen de verme, sé que mi sonrisa es irresistible pero hay temas más interesantes que tratar. —me reí al ver a DoYoung haciendo una cara de asco— Por ejemplo, ¿ya llegó el lobito rubiecito? —alzó las cejas repetidas veces.

—SiCheng aún no llega. Y cuando lo haga, espero te comportes. —advirtió TaeYong.

—Está mi madre en el salón, Yongie, tendré que conquistarlo en otro momento.

Reí negando con la cabeza. Ese chico no tenía solución. No solo estaba enamorado de un omega, sino que este era de los importantes. Se estaba metiendo en un gran lío.

—También siento curiosidad por sus caras largas, ¿peleita de pareja? —abrazó a ambos por los hombros.

—Yuta, TaeYong no es mi pareja. —aclaró DoYoung.

—Es lo de siempre, me trata como un niño cuando soy mayor que él. —rodó los ojos.

—Solo en años humanos, Lee.

—¡Eso no significa que tengas que actuar tan sobre protector todo el tiempo! —hizo un puchero— Asustaste a Kun.

—¿Al brujito peligris? —preguntó Yuta— Debió tener una expresión graciosa, tiene cara de ser un asustadizo.

Tenebris Where stories live. Discover now