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RenJun

Yo seguía peleando contra esas cosas. Dos cuchillas en mano, mi cabello pegado a la frente por el sudor y algo de sangre, las piernas temblando por el esfuerzo y mi estómago revolviéndose por la adrenalina y algo más. Intentaba concentrarme en recibir la menor cantidad de heridas posible, también en terminar con esas criaturas de la forma más rápida que se podía, atacando directamente a sus puntos débiles, los cuales había memorizado después de pelear con las anteriores. Ponía todo de mi parte en que sea eso lo que ocupe mi mente y no deje espacio para nada más. Pero no podía. Era imposible, y hace mucho que yo había dado ese término como falso.

Sin embargo, esa presión en mi pecho y las lágrimas que de vez en cuando llenaban mis ojos eran muy reales.

Así como la forma en la que desviaba los ojos cada par de segundos, pasándola con ansiedad y sintiendo un gran pero momentáneo alivio al comprobar que todo estaba bien.

Pero el miedo volvía a comerme vivo una vez apartaba la mirada.

Antes no lo sentía mucho. Era alguien considerado más hacia el extremo insensible, escudando mis emociones detrás de comentarios sarcásticos y sonrisas burlonas. Y eso estaba bien. Era muy fuerte, nada parecía hacerme temblar ni querer huir. Pero todo es diferente ahora.

Porque ya tenía a alguien.

Sería una injusticia que tan solo unos días después de conocer la plena felicidad, esta me sea arrebatada. Sentía mis entrañas removerse y un pitido fuerte en mi oído con tan solo pensarlo. Yo trataba de convencerme de que el destino no podía ser tan cruel. Pero lo era. Era eso y más. Así que pronto la llama de optimismo quedaba bien enterrada y la cruda realidad me golpeaba sin piedad.

Parecía que él lo sabía. De alguna manera, podía leerlo en mis ojos cada vez que volteaba a asegurarme que estaba bien. Lo sabía porque me sonreía, achicando un poco sus ojos y mostrando sus dientes en una mueca explosiva. No era sincera, pero aun así servía para tranquilizar las ganas que tenía de tirar todo y simplemente aceptar la muerte con los brazos abiertos.

YangYang debía sentir igual o más miedo que yo, pero ahí estaba, sonriéndome para aligerar el mío.

No era el único que no paraba de voltear a ver qué todos estaban bien, XiaoJun hacía lo mismo. Hendery y él se habían separado para seguir peleando ya sin hacer completo uso de sus poderes. Estaban agotados, física y mentalmente, y sabían que lo mejor era luchar con la espalda hacia el otro para resistir mejor las ganas de querer salvarse sin actuar de forma cuidadosa. Hendery parecía llevarlo "mejor", pues volteaba menos a ver a DeJun. Él, en cambio, giraba tan seguido como yo. Tal vez en otro momento, cuando YangYang seguía siendo tan solo un amigo, me hubiese guardado ese detalle para burlarme después. Si salíamos bien de esta, probablemente lo haría igual, pero con mucha menos intensidad pues sabía que la broma me sería regresada con más fuerza.

Esquivé por un milímetro una de las espinas venenosas de la mantícora. Con un rápido vistazo comprobé que Tao estaba atrás de la criatura, listo para darle el golpe de muerte. Distraje al monstruo con cuidado y procuré no tener más heridas de las que ya tenía. Funcionó, pues esa cosa tenía más interés en hacerme papilla que en cuidar su espalda. Sin embargo, tan pronto el cuerpo del animal cayó a la nieve en un ruido seco, un grito agudo cortó cualquier sentimiento de victoria.

Tao y yo volteamos al mismo tiempo al reconocer la voz. El dolor que de escuchó en ese alarido fue tan devastador que lo sentí como propio. Y tal vez era así, porque vi que los cazadores se sujetaron la cabeza con una expresión llena de tortura.

Jennie ahora estaba sobre la nieve, su bonito cabello rojo resaltando en medio de todo el blanco, y su piel mucho más pálida de lo que ya era. Sus ropas estaban rasgadas y manchadas con sangre, misma que salía de su nariz en un hilo delgado. Me preocupé tan pronto vi sus ojos cerrados y los labios casi azules, dando un paso hacia adelante con toda la intención de ayudarla. No dejaría que muera. Apenas habíamos hablado un par de veces, pero fue lo suficiente como para saber que era una preciosa chica, llena de pureza y amabilidad que discordaba con el don que se le había dado.

Tenebris Where stories live. Discover now