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DoYoung

Peiné mi cabello antes de salir de mi habitación. TaeYeon y ChangMin ya se encontraban en el primer piso, ambos tomando su taza de café matutina. Al principio no entendía por qué lo hacían, era imposible para nosotros el distinguir los sabores, pero luego comprendí que era un hábito de su vida humana que no querían dejar. Yo no tenía uno, mi vida me había sido arrebatada antes de formar cualquier memoria o costumbre relevante. No había nada que me conecte a mi yo humano.

—El señor Shim ya llegó. Ten cuidado y no te acerques a esos dos demonios. —habló la vampiresa mirándome con esos ojos inexpresivos a los que ya me había acostumbrado.

—Semi demonios, TaeYeon, —aclaré— y no tengo planeado juntarme con ellos.

—Mantén alejado a TaeYong también, estoy seguro de que ese vampirillo va a querer incluirlos. —añadió ChangMin.

—Él no es tonto, nunca pondría en peligro a cualquiera de los nuestros, menos aun después de lo que le pasó a TaeMin y a JiEun.

No hubieron despedidas emocionales, un movimiento de cabeza fue lo último que obtuve de ellos antes de salir de la casa. A diferencia de TaeYong y ChenLe, yo tenía muy en claro que ellos no eran mis padres, sino seres que decidieron quedarse conmigo. Todavía no sabía por qué, pero si de algo estaba seguro era que no había sido compasión. Vampiros tan despiadados como ellos no poseían emociones.
El resentimiento había quedado enterrado hace varios años ya, había aceptado mi nueva condición en su totalidad y sabía controlarla. Tomó algo de tiempo, pero tarde o temprano terminas resignándote a seguir "viviendo" sin un corazón latiendo.

Subí al auto y saludé al conductor. El señor Shim ya sabía la rutina, él era el que me transportaba de un lugar a otro. Ese era su trabajo desde mi llegada, antes solo se llevaba a TaeYeon. ChangMin nunca salía, solo habían algunas excepciones que podías contar con los dedos de una mano. Era la vampiresa la que se encargaba de traer las bolsas de sangre.

El camino fue el mismo, mas la vista nunca dejaba de asombrarme. Los árboles verdosos eran un paisaje digno de admirar, contrastando con la gris y contaminada ciudad llena de edificios y carreteras. Todos; brujos, vampiros y lobos, teníamos una conexión con la naturaleza, nos esforzábamos por mantener nuestras tierras fértiles y protegidas de los humanos. Era lamentable como habían arruinado algo tan preciado y hermoso por unas construcciones opacas y sin vida.

Luego de lo que me parecieron solo minutos, la gran puerta de madera del instituto estaba frente a mis ojos. Tan imponente como siempre. Me despedí del señor Shim y entré con confianza. Iría directamente a hablar con TaeYong, era más que seguro que ya se encontraba analizando las posibles opciones para lidiar con los invitados no deseados.

No crucé mirada con nadie, manteniendo la vista al frente e ignorando todos los pares de ojos puestos en mí. Algunos con desagrado y otros con admiración. La noticia de mi presencia en el consejo ya debió de haber llegado a sus oídos.

—Hey, DoYoung.

El japonés se acercaba a mí con paso acelerado. Era extraño verlo bien vestido, con la corbata anudada y el cabello arreglado. Su rostro serio me daba mala espina.

—¿Qué quieres? —fastidié buscando quitar esa fea expresión.

—SiWon ha llamado a BaekHyun y a TaeYong a su oficina. Nos quiere a nosotros también.

—¿Alguna idea de por qué?

—No sé, tal vez, solo tal vez, tenga que ver con los nuevos "estudiantes", pero no estoy seguro.

Hizo una mueca sarcástica. Pasé de largo su comentario y me dirigí a la oficina del director. Se encontraba en el límite de la zona sur con el centro, así nadie entraría más a fondo en el lugar. Para todos era un secreto lo que ahí se encontraba, algunos curiosos trataban de averiguar qué había mientras que los demás nos limitábamos a lo que se nos tenía permitido acceder.

Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora