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XiaoJun

Caminaba rápido por el pasillo, saludando a uno que otro brujo conocido que me encontraba pero dejando en claro que no tenía tiempo para mantener una conversación, por más corta que sea. Lo cierto era que no tenía algo realmente importante que hacer, solo necesitaba unos minutos para pensar.

Puede que haya pasado un mes ya, pero lo que dijo YooNa en la fiesta no se me iba de la mente. Llevo varias noches desvelándome y buscando la forma de resolver lo que dijo, como si fuera un acertijo cuando en verdad había usado palabras tan simples que me sorprendía e incluso ofendía el no poder entender el significado. Siempre había estado orgulloso de mi intelecto, mas este parecía estarme fallando.

Aún no he hablado con nadie sobre ello. A Hendery le di una pequeña introducción, sin abordar tanto en detalles. Confiaba en él, pero esto era algo que prefería mantener en secreto. Al menos hasta que lo resuelva.

Según ella, Yuta y yo teníamos mucho más en común de lo que yo podía imaginarme. No lo entendía, éramos diferentes en todo. ¿Qué podía tener de similar un vampiro con un brujo? Incluso nuestras nacionalidades eran distintas, siendo que él había nacido en Japón y yo en China, como la mayoría de los brujos en general. Tal vez podría ser el estatus social, pues ambos veníamos de familias de clase alta y nuestros apellidos eran reconocidos, pero dudo mucho que ella haya querido referirse a ello.

Entré a mi habitación y cerré la puerta tras de mí, dejándola sin llave por si acaso. Me saqué el saco y la corbata y los dejé colgados en el perchero, cuidando de no arrugar la tela pues aún tenía que usarlo mañana. Desabotoné mi camisa y me quité el cinturón, queriendo estar lo más cómodo posible para no dejar que nada se interponga en mi razonamiento. Para mí mientras menos distracciones tenga más fácil se me hacía el analizar una situación, buscaba hasta el más mínimo detalle que pudiera ayudar y lo encontraba con facilidad. Justo ahora confiaba en esa habilidad y realmente deseaba el terminar con toda esta carga hoy.

Me senté en el colchón, cruzando las piernas como indio y apoyando mis manos sobre mis muslos. Cerré los ojos y respiré profundamente, buscando separar mi mente del exterior y alcanzar mi máximo punto de concentración.

Estaba a punto de llegar cuando la puerta se abrió con un estruendo, y la voz ronca que tanto conocía se hizo presente, irritándome tan pronto como escuché la primera sílaba.

—¡Xiao DeJun!

Miré mal al pelinegro por interrumpirme, pero eso no pareció afectarle, ni siquiera en lo más mínimo. Entró como si fuese su habitación y se quitó el saco y la corbata, dejándolos tirados sin cuidado sobre el piso blanco del cuarto. Se acercó hasta la cama y se sentó en la parte inferior del colchón, quedando frente a mí y viéndome con una de sus grandes e insoportables sonrisas.

—¿Por qué te fuiste tan pronto? —preguntó mirándome a los ojos— Terminaste el almuerzo en cinco segundos y te paraste sin siquiera decir adiós.

—Tenía algo que pensar. —respondí sincero sabiendo que no valía la pena el intentar mentirle— Y no deberías entrar sin tocar. —regañé por primera vez, ahora sí encontrándole sentido a lo que Kun tanto nos repetía (más a él y a YangYang).

—No seas aburrido, es divertido entrar de sorpresa. —se excusó con un chasquido de lengua— Lo que tenías que pensar está relacionado con lo que te dijo YooNa ¿no?

Alcé un poco las cejas sorprendido de que haya dado al clavo al primer intento— Sí, ¿cómo lo supiste?

—Cuando algo te causa intriga o está relacionado a algo que te interesa no descansas hasta obtener respuestas. —explicó alzando los hombros con desinterés— Te conozco más de lo que crees, DeJun.

Tenebris Onde as histórias ganham vida. Descobre agora